lunes, 16 de junio de 2008

La boda de Gamzatti

Después de todos los nervios, una vez que las luces del patio de butacas se encienden y el telón comienza a cerrarse, me invade esa lástima inevitable del "ya se ha acabado todo". Siempre queda el consuelo de pensar en el del año que viene, porque cada día nos quedará un poquito menos, pero parece tan lejano...
Ya ha pasado el que para mi iba a ser (y ha sido en cierto modo) uno de los días más importantes en mi vida de bailarina. Ya hablé aquí sobre una pieza de repertorio de La Bayadera que, tras años de espera y de mejorar mi técnica, iba a bailar este año. Pues ya es todo parte del pasado. Este sábado tuvo lugar el festival de mi academia, y digamos que no fue del todo mal. A ver, yo nunca voy a decir que estuvo bien "del todo", porque eso significaría que fue perfecto, y si fuese perfecto, yo estaría bailando en el American Ballet, o en el Royal Ballet. Yo siempre cuento con que los nervios hagan su aparición estelar para fastidiarme. El asunto es ver si me fastidian un poquito, o si convierten el día en un horror para olvidar. ¿El resultado? No ha sido malo, sobre todo teniendo en cuenta lo complejo de la interpretación, pero los últimos ensayos habían sido bastante mejores. Ahora, y aunque el recuerdo físico que me queda es la actuación final en DVD, en mi mente prefiero recordar las buenas críticas y elogios de profesoras y compañeras, y sobre todo la gran satisfacción de saber que soy capaz, que puedo interpretar una pieza complicada técnicamente, que tengo presencia en el escenario y, lo que a mi más me ha llenado: que soy capaz de transmitir y de hacer que se erice el vello (bueno, o eso es lo que me han dicho).

Ahora que acabo de releer lo escrito, parece que me esté subiendo a mi misma a lo más alto de los cielos artísticos. No es esa mi intención, porque creo que no soy la adecuada para opinar de mi misma, sino que sólo estoy intentando plasmar, letra a letra, lo que pasa por mi cabecita retozona. De hecho, en unos días subiré algunos vídeos, dispuesta a aceptar todo tipo de críticas.

El baile de flamenco resultó todo un éxito, todas lo bordamos y gustó mucho al público. Además, lo disfruté mucho. Porque algo que me fastidia mucho es que, con los inevitables nervios, parece que esa angustia puede con el disfrute. Pero en este baile no fue el caso. En el escenario pensaba: "Bueno, así no se puede bailar flamenco, aquí tengo que echar los restos". Y me lo pasé muy bien, fue genial, me movía con la música "casi" sin pensarlo. Estupendo.

Como anécdotas negativas, aparte del cansancio que supone estar tantas horas en el teatro (de 2 del mediodía a 11 de la noche, entre ensayos y presentación), quedan las molestias ocasionadas por viejos tirones y zapatillas que se niegan a mantener sus lazos bien cosidos. Lo de mi tirón no fue demasiado descarado, porque con la adrenalina por las nubes casi ni me acordaba, pero hoy lo noto más dolorido que de costumbre. Está claro que me excedí, pero me merece la pena. Y lo de las zapatillas... ya no tiene nombre. El año pasado ya tuve que estar a última hora recosiendo un lazo rebelde que se soltó. Y este año no había problema, las zapatillas estaban recién cosidas y recosidas. Pero en mitad de la 2ª parte, en la que teníamos que salir a cambiarnos en volandas, me fijo en un lazo que está a punto de quedarse colgando. Sin tiempo para nada, decido sujetarlo con un pequeño imperdible, y voy corriendo al escenario. Todavía no había empezado a sonar la música, cuando noto que el imperdible se ha reventado y lo tengo clavado en el empeine. Soy incapaz de describir la angustia que sentía, a parte del dolor. Por lo menos, en dicho baile marcábamos unos pasos tumbadas y sentadas en el suelo, así que aproveché para quitármelo y lanzarlo por ahí, pensando que prefería perder la zapatilla antes que seguir bailando con la cabeza en otro sitio.

Todo termina con la entrega de medallas y todo tipo de reconocimientos, agradecimientos y ramos de flores. Y por fin, nuestro turno. Tras un año complicado, en el que hemos pasado por un cambio de profesora, una renuncia a examen y embrollos varios, no sólo hemos sido capaces de salir al paso, sino que además hemos recibido todo tipo de elogios, ya que se ve que nuestro nivel ha aumentado notablemente. Y aquí delante, colgada de una balda, tengo la medalla que, más que nada, tiene ese valor sentimental que te recuerda el trabajo bien hecho, y que, de vez en cuando, éste se reconoce.

No quiero cerrar esta entrada sin hablar también del ramo de flores más bonito que me han regalado. 12 rosas blancas en un ramo enorme que superaba con creces todas mis expectativas. Está claro que el novio de una servidora todavía sabe marcarse unos buenos detalles. Sin duda, un broche estupendo para un día que, por muchas y variopintas razones, nunca olvidaré.


Si es que, al final, lo importante siempre es dar los pasos correctos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ZORIONAK!!!!Me alegro de que las cosas te hallan salido tan bien. Ya tengo ganas de que pongas esos videos pera verte haciendo tu gran actuacion.
Menudo detallazo el del ramo de flores que te hizo "el muchacho"(no pongo nombres). He visto la foto y menudo bicho ese!!!
Bueno neska, zorionak otra vez!!

Anónimo dijo...

Me alegro de que todo saliese según tus ilusiones. Me alegro de que fuese un día feliz para tí. Me alegro de tu buena actuación. Me alegro de los premios posteriores. Me alegro del bonito ramo de rosas que te han regalado. Resumiendo:

Me alegro por tí, de verdad.

Un beso.

Bayadère dijo...

Ais, Abel... me has dejado sin palabras. Yo me alegro de que te alegres tanto jeje.
Y tú, maki-anónima, don't worry, que ya estoy trabajando para poder subir los vídeos al universo informático. Aunque espero no arrepentirme, porque, a pesar de vuestros maravillos comentarios, yo ya he dicho que no soy nada maravillosa, y me da mucha vergüenza que se me vea en internet. Pero bueno, la gente utiliza Internet para cosas de esas: quien se dedica a escribir, cuelga sus relatos (algunos ya estamos enganchados a uno de ellos), quien se dedica a la fotografía, cuelga sus álbumes, y yo ahora compartiré una de las mejores partes de mi vida con quien quiera hacerse partícipe.
Muchísimas gracias a los dos. Besitos