sábado, 28 de febrero de 2009

Tiempo de descanso

¡Pobre ilusa! Cuando supe que tenía una semana entera de "vacaciones" en el instituto por Carnavales, de verdad llegué a pensar que iba a disfrutar de unas cuantas tardes libres.
Enseguida ocupé las dos primeras con esas cosillas que sabes que tienes que hacer, pero nunca tienes tiempo. Así que me lié la manta a la cabeza, hice unas cuantas llamadas, y el lunes me tocó visitar a la fisio (que ya llevaba unos cuantos días durmiendo de costado "por obligación" gracias a unas ya desaparecidas contracturas en la espalda) y terminé por pasarme un momentito por las piscinas.
El martes lo cambié por el dentista, al que no visitaba desde hacía 4 años. Lo recuerdo porque quiso quitarme las cuatro muelas del juicio antes de empezar la universidad, y para mi eso fue razón más que suficiente para pillar más manía aún a esta gente que se gana la vida hurgando en babas y bacterias bucales ajenas. Pero a estas alturas de la vida, y con todas mis muelas en su sitio, vuelvo al dentista con los mismos nervios, dando por supuesto que no me voy a librar de unos cuantos empastes. Pero se ve que Dios escuchó mis amargas súplicas (si, aborrrrrrrrezco a los dentistas) y no tengo ninguna caries ni nada por el estilo. Aunque se ve que el hombre tiene pocos clientes y mucho tiempo libre, y me mandó una limpieza bucal. Porque si. Traducción: otra tarde ocupada. Además, todavía tuve tiempo de terminar la tarde con unas visitas familiares de esas que están pendientes desde hace meses.
A mitad de semana, dedico mis horas de vacaciones para hacerme la radiografía maxilofacial que se le ha antojado al dichoso dentista y paso el resto de la tarde con mi abandonado muchacho, que tengo la sensación de que cada vez nos vemos menos. O por lo menos, no tanto como a mi me gustaría... Para celebrar que tenemos un ratito para los dos, nos damos el capricho de entrar en un bar que presume con carteles de tener los pintxos de tortilla de patata ganadores de no-se-qué concurso de pintxos. Nueva traducción: sablazo a la cartera por una tortilla de patatas que sí que estaba buena, pero que no me importaría cambiar por la de mi propia amatxu o mi suegra. Bueno... Un día es un día...
Es jueves y la semana está a punto de acabar, pero a mi todavía me queda pasar por mi limpieza bucal, en la que no sólo me rascaron todas las piezas con un chirrido asqueroso y me las rociaron con un chorro de bicarbonato, sino que consiguieron que ese mismo bicarbonato me quedase esparcido por media cara, llegando incluso al flequillo. Menos mal que siempre me quedo con los ojos cerrados, porque no quiero ni saber lo que me hicieron. Al terminar, y ya con la cara lavada, hago algunas de esas compras que siempre acababa olvidando, como un corrector anti-ojeras y una cadena para atar la bici. Más tarde había quedado con una compañera de clase que tuvo que dejar de venir al instituto por unas razones un poco desagradables y a la que ya tenía ganas de volver a ver.
Hoy viernes sí que parecía ser, por fin, mi día libre. No del todo, porque he tenido que hacer una sustitución en otro centro de jubilados, pero la tarde era para descansar. Meeeeeeeeeec!! Error... Hoy me he estado haciendo cargo de una primita pequeña. Y aunque he llegado más tarde que nunca a casa, ha merecido la pena volver a montarme en el típico tren de la bruja a recibir escobazos en la cabeza. Es una pena que la nena haya decidido quedarse con los dos globos que nos han dado, ya que... ¡¡¡uno era mio!!!
Y así, casi sin enterarme, se me han acabado las vacaciones. Ojo, que no es lo mismo que "tiempo libre".

martes, 24 de febrero de 2009

Luces... cámara...

Una vez más, Hollywood nos hace soñar. Yo ya me he visualizado infinidad de veces paseando por el parque (o bajando al supermercado, que para el caso...) con cualquiera de los estupendos modelos que ayer pasearon sobre la alfombra roja. Aunque no sé con cuál me voy quedar...




No voy a entrar en grandes análisis, porque sería más de lo mismo. Ahora el mundo del blog está rebosando críticas y alabanzas a todas estas "asquerosas" mujeres que nos recuerdan una y otra vez que nunca llegaremos a donde están ellas (por mucho que la chica de Alcobendas lo viese igual de imposible hace unos años...). Pero vamos, que no puedo evitar decir que creo que Kate Winslet estaba espectacular, con un vestido un poco criticado pero que yo encuentro maravilloso. Además, el recogido del pelo me ha encantado y estaba preciosa. Angelina Jolie luce como nadie un modelo sencillo, recordándonos que no es necesaria tanta "pompa" para destacar. Porque ella lo vale. Genial el detalle de los pendientes de esmeraldas, todo un acierto. Penélope lució un vestido espectacular, como sacado de un cuento de princesas. Aunque lo sigo viendo un poco inapropiado, parece un traje de novia. La revelación Frieda Pinto nos ha deslumbrado con un original y acertadísimo diseño, y Natalie Portman es de esas chicas que está estupenda aunque lleve un mono colgando. Aunque se la ve mejor de color lila.
Maravillosas todas ellas. Y si, hablo desde la más profunda envidia... ¬¬
Por otro lado, ayer me quedé con las ganas y sólo pude ver unos 15 minutos de la gala a través de Internet, pero hoy he vuelto a recurrir a él para enterarme de todo lo que pasó (es que salí un momento al baño, y el acomodador ya no me dejó volver a entrar en la sala. Mecachisss...). Así que después de fisgonearme la lista de galardonados, unas cuantas fotos y una vez que ya he hecho mi lista de "Películas que debo ver", me he decantado por otros momentos de la mágica noche. Y he decidido ofreceros una de esas grandes actuaciones que tanto les gustan preparar, y que nosotros tanto disfrutamos. A mi por lo menos, y sin saber muy bien por qué, se me han llegado a poner los pelillos de punta con este homenaje a los grandes musicales que han marcado la historia (y que seguro que no imaginabais que me encantan). Una gran actuación de la mano de Hugh Jackman y Beyoncé. Felicidades a los artistas (y a los ganadores de los galardones... también).




sábado, 21 de febrero de 2009

"Ateos sobre ruedas"

Hoy toca recopilar fuerzas para no desfallecer en la noche de Carnaval, así que para no forzar el organismo, he decidido (directa y descaradamente) copiar parte de un artículo que acabo de leer en XL Semanal, escrito por Carmen Posadas. Más que nada porque creo que refleja magníficamente lo que, por lo menos algunos, pensamos. Ojo, y sin meternos en temas creyentes-ateos, porque podemos mirar un poco más allá y hablar, sencillamente, de lo que yo llamaría estupidismo humano. Simplemente, por el placer de entrar en discusiones estúpidas por el placer de tener algo sobre lo que discutir con el que tenemos enfrente.


Hablando el otro día con mi hermana Mercedes de lo divino y de lo humano (en el menos metafórico sentido de la expresión, en este caso) me señaló algo en lo que yo no había caído. Comentábamos la polémica levantada por la aparición de los llamados ‘autobuses ateos’ y ella decía que lo que más la sorprendía no era su conveniencia o inconveniencia, sino el infantilismo del eslogan. De la frase «Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida», lo que le chirriaba no era ese «Dios no existe», a pesar de que, comprensiblemente, pueda herir sensibilidades. Lo que le llamaba la atención era el resto de la frase,como si Dios fuera un severo profesor o un padre castrante que estuviera allá arriba para aguarnos la fiesta. Porque, vamos a ver, ¿qué quiere apuntar esta gente con lo de «deja de preocuparte y disfruta de la vida»? ¿Acaso quiere decir que como no hay nadie que nos vigile podemos ir por ahí haciendo todo lo que prohíbe la ley de Dios? Muy desinformados deben de andar los promotores de esta iniciativa para ignorar que lo que dicen los Mandamientos es lo mismo que cualquier tratado ético: honrarás a padre y madre, no mentirás, no robarás, no matarás. Tal vez con ese «disfruta de la vida» se refieran estos señores al tan traído y llevado sexto mandamiento, pero hay que estar también muy desinformado para ignorar que el cumplimiento de dicho precepto anda desde hace décadas un poco... laxo, digamos, incluso por parte de los creyentes. Tal vez la desinformación de los promotores de esta iniciativa los lleve a desconocer que lo que defiende la moral de los que creemos es, en esencia, lo mismito que la ética laica, es decir, unas normas de conducta que regulen el comportamiento y las relaciones humanas. Por eso tiene toda la razón mi hermana al calificar esta iniciativa de infantil. Sólo alguien con una mentalidad muy elemental (o muy perversa) puede decir que como Dios no existe ancha es Castilla y vamos todos a hacer lo que nos dé la gana. Como creyente que soy, siempre me ha sorprendido observar cuál es el peligro de renunciar a las creencias. A mi modo de ver, no se trata de prescindir de Dios, allá cada uno, y no saben lo que se pierden. El peligro reside en no sustituir el código de conducta que acompaña a la religión por otro código laico. Dicho de otro modo, sustituir la moral por la ética, que prácticamente representan lo mismo. Como ya les he contado en alguna ocasión, yo provengo de un país tan poco religioso que la Navidad no se llama Navidad, mientras que la Semana Santa responde al eufemístico nombre de ‘semana de turismo’. En mi colegio no se daba clase de religión y, por supuesto, tampoco había crucifijos. Tal vez por eso, nosotros, desde niños, sabíamos que había algunas cosas que no se podían hacer. Y no porque allá arriba entre los nubarrones negros hubiera un señor de larga barba que amenazaba con mandarnos al fuego eterno si no obedecíamos o si pegábamos a nuestro compañero de pupitre, sino, simplemente, porque no. O, porque, como dijo Kant –que no era cura precisamente–, no hay que hacer a otros lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros, punto pelota. Y eso no tiene nada que ver con el vicio de las luengas barbas ni con el infierno.
Esos señores, que se han gastado una pasta para exhibir en los autobuses de nuestras ciudades su bonito eslogan, reclaman para ellos el mismo respeto que los creyentes a la hora de anunciar sus creencias, y a mí no me parece mal. Sin embargo, lo que hubiera deseado es que fueran un poquito menos antiguos, menos falsamente progres. Que, en vez de decir «Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida», señalaran algo un poco más inteligente y ético como «Da igual que Dios exista o no, tú tienes la misma responsabilidad para con otros y eso no está reñido con disfrutar de la vida». Esto sí lo encuentro respetable. Lo otro, perdonen que les diga, me parece una provocación tan infantil como bobalicona, nada más.


Pues va a resultar que lo llevo en la cara...

¿Quién nos ha repartido los papeles? Porque digo yo que esto no puede ser casualidad. Que siempre me toca lo mismo: recibir las miradas "chungas".
No soporto estar esperando al ascensor del metro (tras haber pulsado el botón de llamada, of course) y que llegue el estúpido de turno que parece desesperarse tras 10 segundos, lanza un par de miradas al botón parpadeante, y luego le vuelve a dar, como insinuando que, tal vez, a la estúpida que estaba ya en la cola no se le había ocurrido tan brillante idea. Eso, cuando no me toca escuchar "¿Pero seguro que le has dado?" hasta 2 veces. Es su forma de dejar claro: Yo-listo, tú-tonta.
Y esas señoras que no se colocan detrás en las colas, sino a mi lado, y van incrustándome poco a poco el hombro, luego el codo, luego una cadera... como si no me hubiesen visto, y yo fuese lo suficientemente estúpida para no darme cuenta. ¿Lo hacen con todo el mundo, o sólo conmigo porque tengo cara de prima?
Tampoco dudo a la hora de hacer favores a mis compañer@s, aunque me suponga invertir algo de mi escaso tiempo, y esfuerzos... No lo hago esperando nada a cambio. Pero si cuando la situación ocurre al revés, me encuentro con un "Uyyyy, si es que estoy de un liado..." Como cuando hace años, siempre acababa yo comprando cualquier material que se necesitase para trabajos en grupo de clase, con lo cual perdía mi tiempo, y en ocasiones también mis dineros. Con el agravante de que, en varias ocasiones, todavía hay gente que se permite el lujo de criticar lo que yo hago por ellos con la mejor de mis intenciones.
Lo que viene siendo lo mismo que cuando yo cuento con la gente, pero los demás me obvian en sus planificaciones.
En cualquier situación, me toca aguantar los empujones descarados de cualquier hijo de vecino que cree tener preferencia pa' lo que sea, pero si soy yo la que estorba a alguien, siempre se me hace saber con malas formas.
Puede que algún día alguien me ofrezca un intercambio de guiones y me toque a mi ser quien pegue bufidos, malas contestaciones, mire a los demás por encima del hombro, y creyéndome mejor que el resto.
Aunque... Pensándolo un poco... Creo que prefiero quedarme como estoy.

domingo, 15 de febrero de 2009

Y el hombre se hizo mujer (o pato)

Si has intentado entrar en una tienda de chinos en los últimos días, ya te habrás dado cuenta de que los carnavales se nos echan irremediablemente encima. Yo todavía no he elegido mi disfraz, y es que está complicado el tema... Todos queremos llevar un disfraz original, pero además, las chicas solemos querer vernos bien y no sentir que vamos hechas un cuadro. Los chicos lo tienen más fácil: como último recurso, sólo tienen que buscar la salvación en el armario de su madre o de su novia. Si te pones, hasta de su abuela. ¿Qué sería de un carnaval sin media población masculina ataviada con faldas, peluconas rubias y (en los últimos años) unos grandes pechos siliconados pegados a la camiseta vieja de su madre?
Por favor, sed un poco más originales. O por lo menos, ya que os volvéis a disfrazar de mujer, tomad ejemplo de este muchacho y "curraos" un poco más el papel...

* Ved el vídeo completo, hasta el final, que no se acaba al terminar la música.
Para no-entendidos: un hombre jamás baila sobre puntas, excepto los del Ballet Trockadero. Esta es su particular interpretación del fragmento "La muerte del cisne". (Ésta es la versión original, bastante diferente)

sábado, 14 de febrero de 2009

A rastras

Por fin volveré a dormir. O por lo menos a hacer el vago tranquilamente y sin sentirme culpable. Y lo necesitaba. Estoy derrotada.
Los exámenes me han dejado agotada, aunque es bueno saber que, sin que sirva de precedente, todo mi esfuerzo se ha visto recompensado. Va a ser que eso de dormir 5 horas al día durante una semana me sienta bien, fíjate tú.
Aunque ahora que lo pienso, esto me pasa porque nunca me pongo a estudiar antes de las 11 de la noche (cosa que suele pasar cuando no llegas a casa hasta las 10 y tienes la extraña costumbre de cenar algo). Lo cual, a su vez, es consecuencia de trabajar por las mañanas, tener clases de ballet al mediodía y en el instituto por la tarde.
Y con las angustias de ida y vuelta hasta se me había olvidado comentar que desde Febrero tengo un nuevo grupo de Pilates que ha terminado por saturar mi horario. Si es que todavía no he tenido tiempo ni de ir a por mi sueldo de Enero...
Pero ahora todo irá a mejor, mañana voy a la piscina a estrenar mi bañador, y ahora estoy tan destrozada que no me quedan ni fuerzas para comentar lo cansada que estoy.

domingo, 8 de febrero de 2009

Siguiendo el camino de la alfombra roja (IV)

La alfombra más colorada jamás conocida me espera. Y yo no la voy a hacer esperar. Más que nada, ¡porque ya tengo vestido para el gran día!
Aprovecho para comunicar mi "cabreo" con las firmas de Dior y Elie Saab, porque si me sacan todos esos vestidos a sabiendas de que me van a gustar todos, no hay forma de quedarse con uno. Soy débil y me dejo llevar siempre hacia las mismas boutiques, una y otra vez... ¡Qué vida ésta!
Es evidente que, para tan grande ocasión (aunque ya estoy acostumbrada a moverme por los ambientes más selectos, of course) no se puede dejar nada al azar. Y ya tengo todo bien organizado. Sólo hay un vestido que no irá bien empaquetado, más que nada porque este Dior HC me va a hacer ser la más estupenda de los transbordos aéreos, y ayudará a que la gente se fije en el modelazo, en vez de en la horrible cara que se me queda con las largas siestas del viaje, con hilillo de baba incluído (que todos somos humanos, hombre).
En cuanto llegue al ático que ya me he alquilado en Los Angeles, no fallará un baño de esos al más puro estilo "Pretty Woman", aunque todavía tengo que confirmar que Richard Gere acepte acompañarme. Luego sacaré de la maleta este otro Dior para asegurarme que me tratan como a una reina en cuanto salga de compras (si, "Pretty Woman" me ha hecho mucho daño). Mira que siempre he sido partidaria de armarme con unas playeras cómodas para eso de patear tiendas, pero no es cuestión de ir por ahí haciendo que los americanos me miren igual que miramos aquí a los guiris con calcetines bajo las chanclas en verano.
Por la tarde, le daré un telefonazo a Mónica Cruz, que ya andará por allí, para tomarnos un cafelito de esos triples que se ven en las películas, recordar buenos tiempos y sobre todo, hablar en castellano, que lo del inglés me está dando mucha pereza. Como ella siempre está estupenda con cualquier cosita, y yo no puedo ser menos, me armaré con este estupendo vestido de Elie Saab. De paso, le pediré que me diga donde puedo ir a que me arregle los pelánganos que llevo en la cabeza, porque no me queda espacio para llevar el secador y los rulos, y las propuestas de todo tipo de estrambóticos moños que hemos visto en las pasarelas, creo que no va conmigo. Aunque también es cierto que prefiero sentir que llevo un jarrón raro pegado a la coronilla que no presentarme con la melena al viento como acostumbran últimamente la Jolie, las hermanas Olsen o la ya comentada Pene.
Si sigo sacando cosas de la maleta, ahora me toca colgar en la percha este otro diseño de Dior, al que todavía no tengo asignado un evento en concreto, pero seguro que me sale alguna fiestuqui improvisada. Sino, no tengo ningún problema en lucirlo aunque sea para ir a desayunar a algún sitio donde yo me entere que puedo tropezarme casualmente con Johny Deep, por ejemplo.
(Ahí está el moño jarrón del que hablaba antes. Aunque también podría ser una especie de corneta)
Uy, y que no se me olvide terminar de decidir cuál de los tocados de Monic Accesories luciré al día siguiente ante las cámaras del photo-call.
Pues nada, ya sólo me queda ensayar y ensayar el paseíllo, horas de taconazos pa'rriba y pa'bajo para que llegado el gran momento no se me ocurra pisarme el vestido que tantos esfuerzos me ha costado elegir. Como no podía ser de otra forma, es un estupendo Elie Saab de la colección de Alta Costura Otoño-Invierno 2008-2009.
Espero que no haga demasiado frío porque, a no ser que tenga algún corchete para desmontarlo, no sé qué hacer con el pequeño detalle del hombro para poder echarme una chaquetita por los hombros.
Como ya había dicho, tengo todos los cabos bien atados, y por si se da la fatalidad de que alguna divina de la vida con muy buen gusto ha decidido optar por copiar mi modelazo, Chicochuc ha prometido compensarme con una maravillosa sesión de masajes, manicuras, circuitos de hidroterapia... porque ella sabe muy bien que las desgracias con pan (y en un spa) son menos penas.
Y ahora se me presenta otro problema: han organizado tantas fiestas, y tengo tantas invitaciones extendidas por la mesa, que no sé con cuál quedarme. Pero por el momento ya he tomado demasiadas decisiones transcendentales, así que esto lo veré según la marcha (la que lleve yo en el cuerpo). Lo que es seguro, es que llevaré este Chanel estupendo para dejar huella vaya donde vaya. Así, al día siguiente, Brad Pitt estará tan ocupado pensando en qué fue de la muchacha del vestidito blanco que ni siquiera se acordará de que tiene que bañar a sus 5 churumbeles.
Además, me ha parecido oír que, para terminar a lo grande, algunos afortunados acabarán desayunando chocolate con churros en casa de George Clooney, y no sé muy bien cómo lo voy a hacer, pero yo tengo que estar ahí. Más que nada porque para que el hombretón descubra que soy la mujer de su vida y me prometa un futuro lleno de felicidad, prosperidad, mansiones y lujos (que yo me conformo con poca cosa), antes tiene que conocerme, ¿no? Creo que optaré por pasarme otra vez por un baño-vestidor para calzarme de nuevo otro Elie Saab, que transmita elegancia y que tenga un color más oscuro que el anterior, para disimular los posibles churretones de chocolate y grasaza que me puedan caer encima, teniendo en cuenta todos los mojitos que ya estarán empezando a hacerme efecto.
Jo, hay que ver qué bien se me da esto de planificarme el futuro. Ahora, sólo espero que nadie se de cuenta de que sólo soy una pringadilla que ha hecho todo esto para tirarse el "pegote", que mi tarjeta no da para ir más allá de Zara y Blanco, que lo más lejos que voy a ir va a ser a Cruces a seguir dando Pilates a los abuelitos, y que el acontecimiento más importante que tengo a la vista son los exámenes que empiezo esta semana. Menos mal que se me da muy bien esto del disimulo y que, por supuesto, no se lo pienso decir a nadie. Hay que dejar el listón bien alto.

sábado, 7 de febrero de 2009

Siguiendo el camino de la alfombra roja (III)

¡Pobre ilusa! Yo decía yo que era muy raro encontrar una solución tan sencilla mis problemas... Como eso de elegir entre varias opciones no está hecho para mi, había decidido llevarme conmigo toda mi flota de grandes diseños (no exclusivos para mi, pero casi, casi... para qué mentiros...) a hacer las américas. Y cuando ya tenía todo empaquetado, lo cual me ha llevado toda la semana, recibo una horrible llamada: me ha dejado colgada la flota de coches de seguridad que debía escoltar al camión de mudanzas que iba a llevar todos mis vestidos hasta el aeropuerto. Por supuesto, no voy a dejar que todo mi patrimonio se pasee a su libre albedrío por estas carreteras de Dios, y también he renunciado a ese truco de llevármelos todos puestos en varias capas, uno encima de otro, por razones creo que obvias. Así que no me va a quedar más remedio que seleccionar uno sólo y hacerme con una maleta bien grande para llevarlo cómodamente. Si decido cambiar a última hora, no tendré más remedio que ir en busca de mi salvación a la 5ª Avenida (cargaré con ese sacrificio...)
Bueno, voy a terminar de desembalar, que me está llevando demasiado tiempo. Tal vez tenga que ver el hecho de que cada vez que saco un vestido me lo vuelvo a poner y me hago alguna foto. Aunque ya los estoy almacenando de nuevo en el fondo de mi vestidor, ¿no es cierto que hasta tengo pinta de modelo (tal vez se note que me cambio de peinado con cada vestido)?













Los nueve primeros modelos son de alta costura de Elie Saab, seguidos por dos Versace HC, un Dior de la colección Crucero, terminando con un Hannibal Laguna, un Armani Prive y un modelo de Alberta Ferreti.

lunes, 2 de febrero de 2009

Siguiendo el camino de la alfombra roja (II)

Se me echa el tiempo encima y no puedo permitirme ni un día de descanso. Esto de los Oscars me tiene tan absorbida que ayer se me pasó mi cita con los Goya, y para cuando me di cuenta ya no me daba tiempo a quitarme el pijama y bajar a la pelu (que además, no sé yo si estaría cerrada en domingo…) Y no me quedó otra que ver el desfile previo por la alfombra verde desde casita. Que ya sé yo que Pe estaba esperando verme aparecer para luego criticarme con su amiga Goya Toledo, pero se quedaron con las ganas. Bueno, yo sí que me voy a permitir decir que la siempre premiada Penélope me decepcionó un poco. Siempre está estupenda, no lo niego, pero ya la hemos visto demasiadas veces con el pelo suelto y alborotado al viento, y el Chanel era precioso, pero con esos botones y abertura delantera, más me parecía un batín fantasías de andar por casa en plan elegante. Más de destacar me parecieron Maribel Verdú (qué difícil es llevar tan bien ese color yema), la amiguísima Goya, Manuela Velasco, Mónica Cruz (siempre la he preferido antes que a la hermana), Belén Rueda, y otras que no suelen atraer tantas miradas, pero que yo he encontrado estupendas, como Malena Alterio, Iciar Bollaín, Verónica Echegui y Esperanza Pedreño. Vamos, que no tenemos nada que envidiar a Hollywood, pero aunque sólo sea por pegarme el viaje, me sigo quedando con la ceremonia a la americana.
Y yo sigo con mi pasarela de moda personal. Aunque, como hoy ha sido un día muy largo, no me apetecía meterme con grandes vestidos, me he centrado en los vestidos para la fiesta que sigue a la gran gala. Si cabe, será aún más importante que la propia ceremonia de entrega de premios. Por lo menos para mí, que ya sé seguro que no voy a recibir ninguna estatuílla (sigo sin entender por qué, con lo dramática que yo soy…) Vamos, que yo iré a pasearme por la alfombra esa, a controlar que la hayan barrido bien, y a aguantar el tostón de los premios. Pienso sugerir que empiecen por los que todos conocemos: la mejor película, actor y actriz, director… y esos de guión adaptado (que se ve que es diferente que el guión original, Ekhi, solucióname la duda, film-woman mía) y así de los que nadie se acuerda, que los metan en otro apartado, para que los que quieran se queden allí sentados, y los que no, podamos ir pasando al fiestón. Más que nada, porque si además me tengo que ir hasta el hotel para cambiarme de modelo, igual para cuando vuelvo ya me he quedado sin los mejores pijo-canapés diminutos y todos los guapos más guapos ya tienen alguna pelandrusca colgando de sus deseados brazos. Creo que voy a llamar al organizador para preguntarle si puedo dejar por ahí una funda con mi vestidito de cóctel para luego cambiarme en un plis-plás, aunque sea en el baño, que seguro que son más grandes que los probadores del Zara y estarán limpísimos (si es que esas grandes estrellas son muy exquisitas, no conocen lo que es entrar en un baño en el que no queda papel higiénico).
A lo que íbamos: “And the winner is…” yo misma, por haber elegido en tiempo récord el modelo fiestero. Todavía me lo reservo para mí. No lo hago por mantener la intriga, porque sé que nadie se va a quedar en vela pensando cuál será mi elección. Simplemente, porque si, que para eso la que escribe y suscribe es una servidora. De momento, éstos son los descartados, que los tenéis libres por si queréis tomarlos como ayuda en vuestra elección, que ya sé que el mundo está lleno de mujeres que comparten este problema vital.







El primero, de Alta Costura de Dior Primavera-Verano 2009, ha estado apunto de venirse a Hollywood conmigo. Seguido vemos un Blumarine de la colección Otoño-Invierno 2008-2009, cuatro maravillosos Elie Saab de Alta Costura Primavera-Verano 2009, y un Valentino también de Alta Costura Primavera-Verano 2009 (jo, estoy que lo tiro).