martes, 29 de julio de 2008

Desconociendo Bricia

Hace casi 48 horas que volví a pisar el asfalto, y todavía no había sacado de la maleta las ganas de abrir de nuevo el blog.

Y eso que las mini vacaciones campestres no han sido tan ruinosas como esperaba. Yo ya dije que soy de ciudad 100%, aunque en ocasiones lo podemos dejar en un 80%. No puedo negar lo agradable de sentarse en una tumbona a leer al aire libre, aunque casi tenga que sujetar las hojas con piedras para que el viento me deje terminar la página. Paseos en bicicleta, meriendas familiares y visitas gatunas a las puertas de casa completan toda mi rutina en estos días. Son mundos totalmente diferentes, y te cambian hasta los biorritmos. Pero como dijo algún sabio: "Lo poco gusta y lo mucho cansa", así que con cinco días estoy servida.

Gracias a Dios, no todo el mundo comparte mi opinión, y yo me he llevado una gran sorpresa: hasta ahora, en mi pueblo había 2 personas censadas, ¡¡y ahora hay 5!! Alguna vez había oído hablar de una vuelta al campo y a los pueblos, aunque nunca pensé que fuese real. Bien es cierto que cada día hay más negocios de casas rurales, y cada vez más gente quiere pasar unos días en el campo, pero yo eso no lo veo muy significativo cuando esas mismas personas vuelven a la ciudad y se re-convierten en adictos al coche y derrochadores compulsivos. Pero supongo que, como la mayoría de las cosas en esta vida, todo se reduce a fluctuaciones, idas y venidas, modas... Nosotros pasamos de tener rachas estupendas a hundirnos en la miseria antes de volver a subir; después de los pantalones pitillo llegaron los de campana, para dejar paso de nuevo a los estrechos; algunas profesiones se ponen de moda por su gran porcentaje de ocupación, y de golpe la mitad de los trabajadores de encuentran en la cola del paro... Y puede que ahora lo veamos en nuestras abarrotadas ciudades. Hace años los pueblos se vaciaron por la necesidad de buscar medios con los que salir adelante, y llevamos mucho tiempo viendo cómo las ciudades crecen día a día, incluyendo el tráfico, ruidos y ajetreos varios. Aparecen incluso nuevas enfermedades que tienen su origen en el ritmo caótico de nuestras vidas, que giran muchas veces en torno al trabajo, el dinero y las preocupaciones que nos acarrean. Y de repente, alguien se acordó de que los campos verdes, los caminos de tierra y los sonidos de la naturaleza siguen existiendo, y decidió darse una vuelta. Y vio que era bueno. Y se lo contó a su vecino. Y se fue propagando.
De esta forma, va a resultar que pasear por los prados con las vacas se va a poner de moda hasta en las altas esferas, y pronto podremos ver a la Beckham recogiendo ajos. Un poco exagerado, tal vez, pero la visita a mi pueblo de toda la vida me ha descolocado. Es tan pequeñito que conocía a toda la gente con la que me cruzaba. De hecho, gran parte es hasta familia, tías-abuelas, primos lejanos, el hermano del tío de tu madre... ya se sabe. Pero esta vez a penas he visto caras conocidas. Hay muchas familias nuevas, surgidas "de la nada", gente sin ningún tipo de vinculación con el pueblo que en algún momento han decidido comprar una antigua casa en este pueblo burgalés, con apenas 30 o 40 casas, pocas farolas y ninguna tienda. Yo no lo entendía, y la verdad sigo sin entenderlo mucho. Y para muestra, un botón: enfrente de mi casa han puesto una casuquilla a la venta. Aquí podéis ver el anuncio en Internet. Espero, por otro lado, que todo esto no provoque que mi pueblito typical burgalés no acabe perdiendo su encanto. Hay gente dispuesta a pagar grandes cantidades por 4 paredes en medio de ninguna parte. Está claro que yo no me lanzaría a una compra de este estilo, porque tiene que haber de todo en estos mundos de Dios, pero me gusta ver que la gente empieza a apreciar estas pequeñas cositas. Con un poquito de suerte, poco a poco comienzan a expandirse las virtudes del mundo natural y vemos cómo aumenta la preocupación por mantenerlo en forma. Y puede que hasta veamos un resurgir del sector primario, que tan precariamente sobrevive.
Tal vez sea demasiado optimista. Tal vez.

miércoles, 23 de julio de 2008

Buscaba y encontré

Como ya adelanté, mañana volveré a abandonar por unos días el blog, muy a mi pesar. Esta vez me llevo conmigo el portátil, pero me va a faltar la conexión a Internet, ya que con tener cobertura en el móvil podemos darnos por satisfechos. Eso es señores, voy a hacer lo que ahora los pijos llaman "turismo rural", es decir, lo que para lo demás es el “irse al pueblo” de toda la vida. Todavía tengo cositas que preparar y ya me han avisado que mañana salimos a las 9 de la mañana para llegar a un mercadillo cercano, así que seré breve.

Me gustaría contar antes de irme algo que me ha pasado hoy. He ido a la biblioteca municipal para llevarme un libro (estoy buscando opciones de ocio para sobrevivir a la tranquilidad pueblerina) y ha ocurrido lo que yo ya sabía: el libro que quería "La Elegancia del Erizo" está out. Así que, como contaba con tiempo, me he dedicado a algo que me encanta: curiosear las baldas en busca de algo que me llame la atención. Porque de repente un día te topas con un libro gordísimo que trata sobre Ikea, o cosas así... El caso es que es complicado andar leyendo títulos con el cuello torcido pensando que sólo por el título puedes adivinar una buena novela. He cogido dos o tres que he vuelto a guardar en su sitio tras leer la sinopsis, y a la tercera o cuarta leo "Los Dulces de mi Infancia". Curioso. Lo saco y veo ilusionada que en la portada hay una pequeña bailarina. Trata sobre una niña que nace tras "La Primavera de Praga", y que consigue entrar a formar parte del Ballet Nacional de Praga. A parte de que, en cuanto he leído "Ballet" he sabido que me lo iba a llevar, me gustan los libros escritos desde la perspectiva de niños pequeños, como "El Príncipe Destronado", o el estupendo "El Niño con el Pijama de Rayas", porque se les da una visión tan inocente hasta de las mayores atrocidades cometidas por los adultos, que te hace pensar muy-mucho sobre lo que pasamos a ser con el paso de los años.

El caso es que, aunque el libro no haya salido a la primera, me ha hecho ilusión encontrarlo, porque me he sentido como si estuviese en el Cementerio de los Libros Olvidados, de las novelas de Ruiz Zafón. Esa biblioteca enorme en la que tienes que elegir un libro que se supone te acompañará de forma especial toda la vida, y en la que, por algún tipo de razón, es como si el libro adecuado te eligiese a ti. Sé que suena un poco raro, pero a mi me gusta mantener viva la idea romántica de que lo que ocurre en películas y novelas puede llegar a pasar al lado de la realidad. Soñadora que es una...

Pues con el libro en la maleta me voy despidiendo hasta el lunes que viene, fecha en que regresaré al mundo del asfalto y las comunicaciones.

Saludos desde la campiña burgalesa.

domingo, 20 de julio de 2008

Cortinillas televisivas

Cuando oímos eso de "la belleza está en las pequeñas cosas" nos suena tópico. Pero de vez en cuando encontramos una pequeña muestra, algo de lo que muchos no se percatarán, pero que consigue captar nuestra atención.
A mi, por ejemplo, cada día me gustan más las "cortinillas" de algunas cadenas televisivas, esas que nos indican que empiezan o acaban las interminables pausas publicitarias. Desde sus comienzos, Cuatro siempre me ha sorprendido en este aspecto. Y ahora llega La Sexta y sus Micropoemas. Aquí podéis ver un vídeo que los recopila todos. Sencillamente geniales.
Y por supuesto, os animo a que les prestéis un poco más de atención, aunque cuando lleguen los anuncios ya podéis cambiar de canal o ir al baño en paz.

Estamos que lo tiramos

Desde pequeños se nos enseña un modelo de educación que, se supone, nos acompañará toda la vida. ¿Que tu chiquillo se ha pasado toda la tarde observando el comportamiento de moscardones varios, y tiene los deberes sin hacer? Pues el día siguiente no tocará el ordenador ni la televisión. ¿Que el boletín de notas trae de regalo 6 suspensos? Olvídate de salidas nocturnas en un mes. ¿Que no quieres comerte las verduras? Ya te las comerás mañana. Son como leyes no escritas pero de amplia aplicación en todos los hogares, y que todos hemos sufrido con grandes llantinas.

Pero cuando crecemos, todo cambia, y todos nuestros actos toman mayor relevancia. Y por supuesto (se supone) también sus consecuencias. Estas consecuencias, en el caso de que no hayamos sido "buenos chicos", pasaremos a llamarlos castigos. Si en vez de trabajar te dedicas convertirte en el rey del solitario, acabarás en el paro. Si desprecias a quienes te rodean, acabarás solo en la vida. Muchas veces, es el alto precio que sabemos que tendremos que pagar el que nos hace encaminar nuestros actos por un camino mas "derecho" del que teníamos pensado. Es un poco triste, pero es así. Yo misma me he obligado en ocasiones a callarme ante jefes y profesores para evitar males mayores. Porque, si tuviésemos la certeza de que no nos va a pasar nada, seguro que no pasaríamos por caja al salir de tiendas y supermercados.
Así que ahí tenemos las leyes, condenas, juicios y demás trámites. ¿O no? Tal vez, si echásemos mano de todos esos libros de leyes penales y sumarios de juicios, descubriríamos que lo único que contienen son dibujos y garabatos de esos que todos hacemos en los libros o papeles cuando no prestamos atención... Porque sino, yo no entiendo nada.
Por supuesto, voy a recurrir al tema de actualidad, con datos que he escuchado en diversas noticias: 25 asesinatos, una condena de 3000 años de cárcel, de los cuales ha cumplido 21, y dormirá en su casita, feliz como un bebé, dentro de 2 semanas. Mira que yo soy de ciencias, pero me he debido olvidar de unas cuantas llevadas porque no me salen las cuentas. Es decir, ni un año de cárcel por vida sesgada, y un 0.7% de condena cumplida. No lo entiendo. Sencillamente, no me entra en la cabeza. A partir de ahora, cambiaremos la palabra castigos por broma.
Con éste código penal, casi sale rentable cometer todo tipo de delitos... ¿Quién no quiere perder de vista para siempre la cara de algún otro? Pues ahora, en nuestras maravillosas rebajas legislativas, pueden conseguirlo de forma definitiva. Aseguramos al 100% que nunca más se cruzará con esa personita por la calle, y tan sólo deberá pagar unos irrisorios días de cárcel, que nada parecen al lado de la gran satisfacción de haber llevado a cabo su deseo. Comidas incluidas.
Como se suele decir, me río por no llorar. Y luego nos extraña que se nos siga viendo como un país de fanfarria y pandereta.


** Quiero dejar claro que no entiendo de política ni leyes, y todo lo escrito está guiado tan sólo por lo que, a mi modo de ver, podemos llamar "sentido común". Así mismo, he elegido el ejemplo en base a lo más actual, pero podría haberme referido a ladrones de poca monta, violadores, saqueadores, timadores... Tampoco intento frivolizar sobre el tema, pero creo que hay temas tan tristes por sí mismos, que merecen que se les dé otro enfoque. Saludos.

viernes, 18 de julio de 2008

Inversiones monetarias y temporales

Ya está. Las vacaciones se han instalado definitivamente conmigo por el plazo de un mes y medio. Del todo. Algunas personas tienen la espalda quemada por el sol, otras tienen que quitarse la corbata para trabajar, y yo lo que tengo son 24 horas al día para administrarlas a mi antojo. Con lo mal que se me da a mi esto de administrarme el tiempo... no le veo yo muy buena pinta.
Hace apenas 2 horas que he salido del estudio de ballet, donde he pasado 4 horitas diarias durante las últimas 3 semanas. ¿Duro? Más bien entretenido. Primero, la clase reglamentaria del ballet más clásico, y después, un poco de todo: funky, pilates, interpretación, yoga... En la variedad está el gusto, y también el cansancio. Comienzo las vacaciones con agujetas y dolores varios, aunque no es nada que un buen reposo no cure.
¿Y ahora qué hago yo? Es como me decía mi padre: "Imagina que te tocasen varios millones en la lotería. Tendrías tantísimo dinero que no sabrías qué hacer con él y acabarías aburrida". Solo que en vez de dinero, tengo tiempo (me gustaría más la otra opción). Pero el tiempo, al igual que el dinero, debemos invertirlo bien, así que ya me he paseado por algunas academias, buscando algo en que gastarlo. Y al final, todos los papelotes recolectados han acabado camino a la incineradora. Si es que tengo tiempo, por supuesto tengo ganas... pero no tengo dinero. Todos sabemos que no hay ninguna crisis (¿verdad?), pero la desaceleración parece hacer referencia inversa a la velocidad a la que desaparece el dinero de nuestras carteras: visto y no visto.
Así que mi primera ocupación será buscar alternativas de ocio de bajo coste, como bailar con la radio intentando no darme con la cama, ponerme morena sacando los brazos por la ventana y hacerme polos caseros.
No puedo desaprovechar el dinero que me queda para el verano, y no quiero desaprovechar tampoco el tiempo, que ése si que no lo puedo recuperar. A ver si encuentro un buen negocio.

miércoles, 16 de julio de 2008

World Rural Web

La semana que viene tendrá lugar mi segundo viaje estival, aunque, siendo sincera, no puedo compararlo con Lanzarote. Pasaré unos días en "ese sitio" que todos o casi todos tenemos y que, sea cual sea, todos llamamos "mi pueblo".
Pero a mi no me sirve esa gente que habla de su pueblo, y luego llegas y te encuentras con 6 supermercados, cines, zona de bares... Yo hablo de un pueblo de esos de la España profunda, con caminos de tierra y piedras, 2 habitantes durante todo el año (en verano pueden ser más de 30) y un par de bancos metálicos verdes de la Caja Rural. Algunos igual ya dudaban de su existencia, pero puedo confirmar que todavía quedan unos cuantos, aunque el mío de los auténticos: las señoras pasean en zapatillas de casa, para comprar tienes que esperar al día en que viene el frutero/panadero/pescatero... con la furgona para vender, tan sólo hay teléfono en una casa (gracias por inventar el móvil), y podemos contabilizar unas 400 ovejas en el rebaño (más unos 4 mastines que más te vale esquivar)
¿Y allí qué puedes hacer? Pues respirar aire puro, andar a pata o en bici, aprovechar a que te dé el solete, andar, esperar a que venga algún familiar de visita y toque merienda sorpresa, pasear, coger el coche para marchar fuera, andar, y si te cansas, paseas. Así que para salir al paso si me veo desocupada, este año puedo llevarme el portátil. Pero claro, si en el pueblo tuviésemos Wi-Fi, perdería su encanto, así que me servirá para mejorar mi técnica en el solitario.
Aunque hoy se me ha abierto una pequeña ventana al mundo actual. He descubierto la existencia de unos pequeños locales subvencionados por el Gobierno para facilitar el acceso gratis a Internet en zonas rurales. Es decir, que en algunos pueblo más grandes que el mío han instalado los llamados Telecentros. Dejo la web por si alguien se ve en situaciones similares a la mía y teme olvidar el orden de las letras en el teclado. ¿Esto qué supone? Que no tendré media hora de limpieza de mails a la vuelta, y que si puedo, hasta podré atender, aunque con servicios mínimos, el bitácora veraniego. Si es que la globalización va a acabar afectando hasta a los fardos de paja... Aunque en su justa medida, no puede ser malo. ¿O si?

martes, 15 de julio de 2008

"No" a las líneas rectas

Hace poco mantuve una pequeña discusión acerca de las nuevas modas en decoración. Cada día aparecen nuevos muebles que nos hacen dudar de su practicidad, y hasta sobre su verdadera utilidad. Seguro que alguna vez nos hemos visto ante un escaparate pensando "Pero eso... ¿sirve para sentarse o sólo para hacer bulto?" Pero es genial comprobar hasta dónde llega la imaginación humana.
Cada vez hay más gente que opina que la vida es aburrida, que cada día es igual que el anterior, que ve cómo la rutina invade ciudades enteras donde todo el mundo viste igual, habla igual, actúa igual... ¿Y dónde está la gracia?
Menos mal que hay gente que es capaz de dar la vuelta a las cosas y sorprender. Por supuesto hay casos mucho más trascendentales, pero yo me quiero ir a lo sencillamente material.

¿No os encantaría tener esta cajonera en vuestra casa? Es obra de Judson Beaumont, y podéis ver su gran despliegue de originalidad en Straight Line Designs.
Yo debo ser una chica anti-práctica, porque no dudaría en llevarme miles de esos enseres a mi casa (tal vez cuando me toque el "Euromillón")
Menos mal que no todas las mentes humanas está dormidas.

lunes, 14 de julio de 2008

Todavía no he vuelto

Esto no puede ser. Las vacaciones han acabado conmigo. En tan sólo una semana he perdido agilidad mental y forma física. Se ve que el relax me ha empapado tanto que se me ha olvidado cómo volver al estado anterior. ¿Por qué no tendremos un botón de esos que pone "Restablecer valores iniciales"?
Desde hacía un tiempo me sentía extrañamente llena de energía. Si es que llegaba el viernes, y todavía me sentía capaz de subir hasta mi sexto piso por las escaleras.
¿Por qué parar si no me siento cansada? Pues porque ya me llegaría el momento en Bilbao. Esto debe tener alguna explicación... Tal vez Canarias se aloje en un espacio paralelo, y al regresar, cada bocado que te has metido a la boca te pesa 4 veces más, y tus funciones se quedan aletargadas.
Hace varios días que intento escribir algo, algunos he empezado hasta dos entradas nuevas que he acabado eliminando, porque escribir para nada... Vale, pensaréis : "¿Y qué estás haciendo ahora, alma cándida?" Pues supongo que demostrarme a mi misma que soy capaz de seguir actualizando, aún cuando no se me ocurra sobre qué.
Estoy empezando a asustarme al pensar en el mes y medio que me queda por delante... ¿Será posible que en septiembre tenga que hacer un proceso profundo de rehabilitación? Creo que necesito un no-descanso...

jueves, 10 de julio de 2008

De quemaduras y cacheos

Porque lo prometido es deuda, y porque mi economía no me permitía quedarme más tiempo, estoy de vuelta. Han sido 7 días de buena combinación del turismo más tradicional con el ansiado relax, que ya se han acabado. Supongo que las vacaciones de todos los que estábamos por Lanzarote han sido más o menos parecidas: se visitan los mismos sitios, y todos hemos pasado por las hamacas del hotel. Aunque hubiese sido genial haber podido hacer un diario para no olvidar ni un detalle, no tengo intención de contar todas las vacaciones. Simplemente, recomendar que quien pueda visite esta isla, porque es espectacular, nada parecido a las islas paradisiacas de los catálogos, sino volcán puro.
Al final, a la vuelta, los recuerdos de las visitas se quedan en el álbum de fotos, y lo que te queda más grabado son esas anécdotas que vas contando a todo aquel que se te cruza por delante. Así, yo podría contar que me quemé el primer día, y que la playa que nos quedaba cerca del hotel había prácticamente desaparecido porque se habían llevado la arena para "no sé qué de un arrecife" (juro que es cierto) con lo cual, digamos que no hemos visto mucha playa. También he descubierto que debo aparentar unos cuantos años más (cosa que no me ha gustado) porque en la agencia de alquiler de coches nos preguntaron si queríamos sillita para bebés, y haciendo cola en el desayuno un hombre le dijo a su hijo: "Espeeera, que la señora estaba antes" ¿Señora? Ais, qué forma de empezar el día... ¿Y qué mejor forma de acabar que con unos tocamientos? Reglamentarios y con guantes, pero tocamientos. Y todo porque se me olvidó quitarme unos pendientes metálicos de considerable tamaño al pasar por el arco detector del aeropuerto. Tras quitármelos, ya no pitó, pero una chica con cara de cabreo decidió darme un repaso. Como si bajo una camiseta de tirantes pudiese guardar una recortada. Hombreeee, que no soy tan tonta, que la metí en la maleta que facturé... XD
Bueno, voy a dar por finalizada esta entrada de transición, que tenía la obligación moral de escribir en lo que me voy aclimatando de nuevo a las lluvias y voy recuperando el ritmo de tecleo.
Las vueltas siempre han sido duras.

miércoles, 2 de julio de 2008

Volando voy... y volando volveré

Vacaciones, sol y playa. Eso es lo que me espera a partir de mañana, allá por el Atlántico. De momento, lo único que me espera es una maleta por terminar, así que seré breve.
Me parecería muy feo irme sin daros explicaciones. Y es que... ¿Quién me iba a decir que, a unas horas de montarme en el avión, uno de mis pensamientos iba a ser para este bitácora al que (contra mis propios pronósticos) estoy dedicando tantas horas? Ya no imagino un día sin entrar a relatar mis alegrías y penurias a quien las quiera leer, o simplemente a comprobar si alguien se ha dejado notar por aquí. Porque, al fin y al cabo, si todavía no he abandonado esto es por los que sé que me leéis, aunque sólo sea de vez en cuando. Supongo que esta semana, este rinconcito se me cubrirá un poquito de polvo, pero me traeré de Lanzarote un trapo preparado y una escoba para quitar telarañas, y también algo nuevo que teclear y muchas ganas de seguir sacando este blog adelante, con mis humildes posts y vuestras visitas y comentarios, sin los cuales ya habría cambiado el ciberespacio por el encaje de bolillos (por ejemplo).
Las despedidas no se me dan bien, así que tan sólo voy a agradeceros vuestra atención hasta ahora, y recordaros que sólo van a ser 7 días, así que espero no encontrarme toda sola a la vuelta (indirecta... ejem...)
¡Muchos besos!