martes, 30 de septiembre de 2008

En Metro voy, en Metro vengo, vengo

¿Alguien puede decirme qué le he hecho yo al Señor del Metro Bilbao? Ya sé yo para qué hay tantas cámaras... Me vigilan, me acechan, y cuando ven que voy a montarme en el ascensor que baja al andén, hacen salir a un montón de pedorros e incompetentes (al más puro estilo "El Show de Truman") a los que les cuesta entender que si se colocan entre los sensores, la puerta del ascensor nunca se va a cerrar. Luego, llenan los pasillos de gente que no tiene prisa, que se dedica a pasear entre las canceladoras y expendedoras de billetes. Y uno de mis momento favoritos es el de bajar las escaleras finales hasta el andén, cuando ves que las puertas del metro están abiertas, y que si corres lo coges. Pero dichas escaleras están plagadas de gente que no entendió eso de "vamos a dejar un hueco para la gente que baja". Te ven que vas volada, pero la calma chicha les gobierna, y a ti te toca ver cómo se te escapa por 3 segundos. Esos segundos que has perdido esperando a las puertas del ascensor se terminen de cerrar, o esquivando gente, o saltándola casi.
Pero lo más curioso es que esto sólo ocurre cuando voy con el tiempo justo, cuando no me puedo permitir perder ni un segundo. Realmente, el Metro de Bilbao tiene un servicio genial, y la mayor parte del día tienes metros cada 3 minutos. Pero, como esta vida parece que se ríe de nosotros con sarcasmo, cuando voy tarde a algún sitio hay algún problema que hace que el metro tarde 8 minutos en llegar.
Qué feo me parece, Señor del Metro Bilbao, que con todos los dineritos que les dejo yo, que me casco 4 o 5 viajes al día, no se me ofrezca, por lo menos, un servicio preferente. Ya sabéis, como en Port Aventura, que si pagas un poco más no tienes que esperar colas en las atracciones. No pido un servicio de cafés durante el trayecto, pero por lo menos no me envíe a los bloqueadores-de-puertas-de-ascensor. ¡Joé!

domingo, 28 de septiembre de 2008

Concedo mi primera entrevista

La emoción me embarga mientras concedo mi primera (¿y última?) entrevista. No puedo empezar de otra forma que agradeciendo a Canichu el ofrecerme esta oportunidad, el tiempo dedicado al cuestionario y, cómo no, el facilitarme seguir escribiendo cuando a mi sola me cuesta más. Espero haber cumplido tus expectativas. En fin, las respuestas son un poco extensas, pero la ocasión lo merecía. Y si alguien tiene especial interés por conocer algo más de mi, de mi entorno, o lo que opino sobre recetar ansiolíticos a mandriles cojos y asnos tartamudos... preguntad y se os responderá.


1.-Eres del norte, ¿qué tal es el norte? Pero no queremos tópicos, queremos tu visión personal.
Pues en principio mi opinión personal coincide con los tópicos, que por algo lo son: el norte es lluvioso y pega el viento que da gusto. Pero después de haber pasado por algunas otras ciudades, lo cual me permite opinar con conocimiento de causa, puedo decir que me encanta. Bueno, tal vez lo cambiaría por una zona mediterránea, pero creo que aquí tenemos todo lo que se necesita en una combinación bastante buena: no nos asfixiamos en verano ni nos acorrala la nieve en invierno (bueno, esto depende de la zona), tener la playa a media hora de casa es un lujo, las montañas del norte esconden pueblitos preciosos y multitud de hoteles rurales para pasar un buen finde, en apenas unos minutos puedes pasar de la vida y el bullicio de la cuidad a la tranquilidad más recogida que puedas imaginar, y los que vivimos por aquí somos la mar de majetones (en general). Me encanta poder salir un fin de semana y hablar durante 15 o 30 minutos con personas a las que no conoces, o incluso acabar pasando una divertida noche de risas con un grupo de perfectos desconocidos.
Pero no todo es maravilla por aquí, y ahora me centro en donde yo vivo, porque si hay algo que deteste es todo lo que rodea la política y el ambiente de tensión que se respira debido a ello. Así que prefiero no dar coba al asunto.

2.-Y la gastronomía, de la propia de tu tierra, ¿de cual podrías hablarnos especialmente, sea por el motivo que sea?
Casi me avergüenza admitir que no soy gran conocedora de la gastronomía vasca. Bueno, conozco lo platos típicos, que puede resultar que no sean más que esos jeje. Bueno, aborrezco algunos de los más conocidos, como el bacalao al pil-pil o a la vizcaína, otros pescados, el marmitako, la porrusalda o los pimientos. Pero me encanta el queso de Idiazabal y todo tipo de carnes (hay ganados por todas partes) y txistorras, y morcillas... y la sagardoa (o sidra de toda la vida). De hecho, si en alguna visita a estas tierras alguien no quiere perderse el Top Ten de nuestra gastronomía, que busque una sagardotegui, donde siempre se cena genial, en cantidad y calidad.
Ahora, me dices que me centre en alguno, y sin duda mi primer premio es para LOS PINTXOS (excluyendo los de bacalao, claro) Esos pintxitos de tortilla, que como en Bilbao no saben en ningún sitio, esos bares con largas barras en los que puedes encontrar hasta 15 o 20 diferentes, disponer de una carta de pintxos de lo más original, descubrir esos bares que ponen a tu disposición sus creaciones ganadoras de concursos... No es complicado encontrar verdaderas obras de arte con las que acompañar una caña y un cafelito. Lo mejor es que no necesitas una excusa para salir o comer o cenar, sino que los disfrutas una tarde cualquiera, con los amigos, en un bar cualquiera.
Debo aclarar que quien habla (escribe) es poseedora del típico saque y buen comer del que presumimos los vascos.

3.-Que eres bailarina ya lo sabemos, pero danos una pista de tus preferencias: ¿baile con amigo/as o novio, o bien baile de danza en grupo de baile?
Mi novio no baila ni aunque le maten, así que queda descartado. Pero ahora ya no sé por qué decantarme. Porque me encanta bailar con mis amigas cuando salgo de farra (aunque hay un par que no son muy dadas a ello), pero también es cierto que eso lo hace casi todo el mundo y que en una discoteca yo me corto mucho y no me muevo demasiado, aunque lo disfruto como nadie. Para mi es una satisfacción enorme el trabajar con un grupo de compañeras, en el que todas intentamos llegar al mismo objetivo. Es diferente y especial, sobre todo cuando todo acaba mostrado sobre un escenario. Yo eso no lo cambio por nada del mundo, y creo que de momento es mi opción preferida, por lo menos hasta que mi cuerpo y compromisos me permita seguir acudiendo a las clases.
Y lo mejor es que siempre me quedaré con esos bailoteos a solas, en casa conmigo misma, mientras escucho la radio o mi música. Lo fundamental es no parar de bailar.

4.-Te gusta el baile desde pequeñita, ¿hubo alguien o algo que te introdujera en ello o que te abriera la mente a ese mundo?
Literalmente hablando, fue mi madre. Pero no fueron unos inicios románticos al estilo "es que provengo de un largo linaje de bailarines", sino que cuando empecé el colegio, mi madre me apuntó a ballet, al igual que la mitad de mi clase, así porque sí. A casi todas las niñas les gusta bailar, pero llega un momento en que hay que definir una escala de preferencias, y yo mantuve el ballet en lo más alto. Estuve a punto de dejarlo un año que me costó mucho trabajo y esfuerzo, pero casi me obligaron a seguir diciéndome: "Termina por lo menos este año, y ya para el siguiente si quieres te olvidas" Y eso me sirvió para cogerlo con más ganas, porque ya llevo casi 10 años casi sin faltar a las clases.
Me gustaría pensar que es algo que, en cierto modo, siempre tuve dentro, pero realmente creo que si mi madre no me hubiese metido en ello, nunca hubiese descubierto todo lo que tenía para ofrecerme, y que si en aquel momento crítico la directora de mi academia no me hubiese instado a seguir un poco más, ahora no sabría apreciar todo lo bueno que me aporta día a día.

5.-Si te dieran la oportunidad de bailar lo que quisieses, en el lugar que quisieses y siendo el personaje que quisieses, de todo ello, ¿qué elegirías?
Bueno, creo que me acabo de topar con la pregunta más difícil... Aunque no le haría ascos a dedicarme al hip-hop, funky u otro bailes modernos, y tampoco al flamenco, sin duda daría lo que fuese por poder ser bailarina de clásico (¿a que no se esperaba esta respuesta?) La verdad es que nunca lo había pensado, y he decidido darte dos respuestas. La primera, la que más rápido se me ha venido a la cabeza, que no es nada concreta: creo que una de las mejores cosas sería recorrer los teatros de las grandes compañías de ballet en Londres, París, Nueva York... y representar los grandes clásicos como el Lago de los Cisnes, que con esa elegancia y persistencia en el tiempo es una de las grandes aspiraciones de toda bailarina. Pero si se me apareciese mi hada madrina (nunca he perdido la esperanza de tener una) tal vez me decantase por una opción más romántica y personal: adoro la obra "Don Quijote" que nunca me canso de ver, y por tanto ésta sería mi elección. El primer teatro en el que bailé, siendo una enana, fue en el Coliseo Albia, que ahora ya no existe, y sería complicado volver. Así que me permito recordar la primera vez que salí a un escenario yo sola: fue en el Palacio Euskalduna, y bailé un fragmento de "Don Quijote" en el que Kitri, la protagonista, aparece por primera vez en escena. Así que mi segunda opción, menos ambiciosa que la primera pero más emotiva, sería volver al Auditorium del Euskalduna, con la obra "Don Quijote", y en el papel de la protagonista Kitri.

6.-¿Qué opinas del Cirque du Soleil (creo que se escribe así, no estoy seguro)?
Que es un gran espectáculo que nadie debería perderse. Creo que a cualquier persona con ojos en la cara debe de gustarle, porque es imposible ver todo lo que esos artistas son capaces de hacer sin sentirte por unos minutos trasladado a "otro mundo" en el que todo es posible, las personas no tienen huesos, nada cuesta esfuerzo, no hay gravedad, y el ambiente creado por la música, escenografía y vestuarios no es de este planeta. Han actuado en Bilbao en tres ocasiones, y yo lo he visto en dos de ellas. He oído que vuelven este año, y no me lo pienso perder.
Bien es verdad que las entradas cuestan los dos riñones y un trocito del páncreas, pero no es tirar el dinero, aunque escojas la peor de las entradas, medio escondida detrás de una columna.
Además, me parece importante una labor que yo creo que hacen, y es demostrar que en un circo no hace falta seguir mostrando leones saltando aros, ni elefantes desfilando sobre una madera. No tienen nada que ver, Cirque du Soleil está a años luz del resto de típicos circos, y además sabes que disfrutas del gran trabajo de unos artistas que decidieron vivir por y para ello, y no del de animales que no conocen otro mundo aparte del que hay tras los barrotes.

7.-Última película que has visto en el cine.
Pues hace bastante tiempo que no voy al cine, porque mi cartera sufre al pagar 1000 de las antiguas peseticas por ver una peli de una hora y media que puede que ni siquiera me guste. Porque yo hacía bastante eso de ir al cine cuando no hay otra cosa que hacer, a ver un película cualquiera. Y eso se acabó.
Pero como debo de estar desarrollando el Síndrome de Diógenes, yo guardo todo lo que pasa por mis manos. Y ya sabía yo que algún día me serían útiles todas las entradas de cine que guardo desde Marzo del 2001, cuando el precio marcaba 4,81 €, aunque yo todavía pagué mis 800 pesetas de rigor. Bueno, pues tras consultar mi archivo puedo afirmar y afirmo que la última vez que fui al cine, en Marzo de este año, vi "Llamada perdida", una película bastante mala que vi con mis amigas, precisamente porque no teníamos nada que hacer esa tarde. Todavía retumba en mi cabeza el asqueroso tono del móvil: tararará (pachun pachun), tarararáaaa...

8.-Último disco que compraste.
Uy, anda que no ha llovido desde entonces. No voy a negar que mis últimas adquisiciones musicales no han sido "vía tienda", aunque también es verdad que nunca he comprado nada en el top-manta, ya que creo que no hacen ningún favor a nadie. Pero echando un vistazo a la torre de CDs, creo que el último por el que pagué dinerito fue "The Eminem Show" (de Eminem, claro), o "A contracorriente" (del Canto del Loco).

9.-¿Sonrisa o risa?
¡Qué pregunta más bonita, de verdad! Depende de muchas cosas. Es genial reír, aunque tras la risa puede haber una gran tristeza, así que, aunque en general la risa marca un muy buen momento, puede que no sea del todo verdad. Sin embargo, la sonrisa me parece más sincera. Puedes reírte sin ganas, pero no puedes mantener una sonrisa en la cara cuando de verdad no la sientes. Así que, aunque no me decanto del todo porque me encanta reírme hasta llorar, creo que me quedo con una gran sonrisa, de esas que nunca deberíamos perder.


10.-¿Ceño fruncido o boca torcida de protesta?
Pues la verdad es que no lo sé, porque supongo que son gestos involuntarios de los que no somos conscientes. Pero supongo que debo elegir el ceño fruncido, ya que, aunque en el día a día no lo noto, un par de veces que la fisioterapeuta me ha hecho también un pequeño masaje en la cara, he notado que acumulo mucha tensión en la frente y cejas. Cuando estoy cabreada, o en pleno auge de una discusión, creo que gesticulo bastante, y lo de lanzar miradas torcidas se me debe dar bastante bien. Además, se conoce que por naturaleza, mi boca no tiene una expresión risueña, y hay gente que me cree enfadada cuando no lo estoy, así que una boca torcida no tiene un gran significado en mi.

11.- y de despedida dirás...
(si Canichu me lo permite) que la cerveza os acompañe: esta ronda va por ti.

jueves, 25 de septiembre de 2008

De carcajadas y cabreos

Creo que ya sé lo que pasa. No es cuestión de no tener tiempo para sentarme delante de la pantalla, ni de que de repente se me hayan quitado las ganas de charlar (con lo que me gusta a mi...) Pero estoy cabreada, conmigo misma y con el Universo en general. Por todo, pero por nada en concreto. Sé que no es una buena explicación, pero creo que será fácil entenderme, porque seguro que todos pasamos por días así. Estoy de mal humor, y punto pelota. Nada más. Así.
Y cuando me cabreo, no hablo mucho, para evitar una inevitable discusión.
Pero a pesar de estar de morros, todavía hay cosas que me consiguen arrancar una sonrisa, o incluso carcajadas con lágrimas, dolor de mandíbula y de tripa incluidos. Y es que mi momento de descanso a lo largo del día es la sobremesa, viendo "Sé lo que hicisteis", donde ayer me dejaron doblada con esta parodia de los castings del recién estrenado Gran Hermano. Ay, ¡qué gran concursante han perdido!
Así que como últimamente ha sido parte de uno de mis cortos periodos de no-cabreo, lo comparto con quien quiera verlo, que este sitio tiene que respirar buen ambiente.


De todas formas, esto se me va pasando poco a poco (como los catarros), y ya volveré a divagaciones varias. Aunque antes he empezado a preparar una pequeña encuesta que me ha propuesto Canichu. ¡Muchas gracias! El resultado está en curso...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

"Kiwi"

Pues no va a poder ser. Yo tenía pensado actualizar hoy, pero va a ser que no. No hay ninguna idea tormentosa rondándome la cabeza, tengo unos apuntes que pasar a limpio, y tengo sueño y dolor de cabeza, así que creo que voy a pedir un aplazamiento.
Pero como hay que tener recursos para todo, ahora planto aquí un vídeo, y salgo al paso como una campeona. Acabo de darme cuenta de que sería genial haber puesto un cachito del "Mira quién baila" de ayer, porque apareció una antigua (no mucho) preofesora mía de ballet bailando como en las películas de Bolliwood y estuvo genial, pero en cambio os presento a Kiwi, que nos recuerda que con un poquito de esfuerzo y voluntad, podremos llevar a cabo la mayoría de nuestros sueños y deseos.

viernes, 19 de septiembre de 2008

A moverse se ha dicho

El caso es no parar quieta... Mañana (bueno, viendo la hora, más bien hoy) marcho a las fiestas de un pueblo "made in Burgos", de esos donde todavía hacen comidas populares en las que puedes merendar por la patilla, y la noche es amenizada por la típica orquesta con todo el repertorio de OT. En fin, ¿qué puedo hacer, si es que me encantan?
Pues eso, que tampoco me voy a entretener mucho, que mañana me espera un día fino, y además tengo que empezar a acostumbrarme a irme a la cama antes de las 3, porque sino en Octubre me va a costar el doble. Ah, ¿es que no lo había comentado? Este año vuelvo a dar las clases de Pilates a jubilados. El año pasado les dije que mejor se buscasen a otra, porque no sé cuánto tiempo voy a necesitar para meter las horas necesarias en ballet, y además llevar un buen ritmo con los trabajos de clase, y no quería acabar pillándome los dedos y dejándoles colgados. Pero resulta que ayer mismo me llamó la coordinadora y me dijo que en los centros querían que siguiese yo con las clases (¿chantaje emocional?) y que ella también prefería seguir trabajando conmigo, y que si en un tiempo veo que no puedo seguir, que ya buscarán a otra sin problemas. Me había buscado ya un horario adaptado de forma que apenas perderé unos 20 minutos de ballet al día (que puedo recuperar en la siguiente clase), y me van a pagar más que el año pasado. ¿Cómo resistirme? Pues al final me he liado la manta a la cabeza, y a partir de Octubre vuelvo a madrugar. Pilates, carrera de un centro a otro, Pilates, carrera al estudio de ballet, clase de ballet, comida, clases en el instituto... ¡pero yo puedo con todo!
En fin, lo que es seguro es que necesito este fin de semana para relajarme y empezar a hacerme a la idea, porque no quiero que el trabajo me deje como a esta pobre muchacha.
[[Por si alguien no ha visto "Los Increíbles" de Disney, y no queda claro en el vídeo, el chiquito tiene poderes... ¡Yo quiero uno de esos!]]

¡Hasta la vuelta del finde!

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Cada sexo con sus cosas

Si nos adentramos en la guerra de sexos, para no salir mal parados, solemos optar por una posición neutral, a la que llamamos igualdad. Pero cada vez son más los que aseguran que la igualdad no es la opción correcta, y la verdad, a mi me han convencido. Pero ¡DANGER! porque corremos el peligro de equivocarnos: una cosa es que hombres y mujeres no seamos iguales, y otra muy diferente, que las mujeres seamos inferiores. Es como si entramos a comparar una tarta de chocolate con un brownie: no es que uno sea mejor, o que el otro no nos guste... sencillamente son cosas diferentes.
Si está demostrado científicamente que la mente y el cuerpo de ambos sexos funcionan de forma diferente, no seré yo quien lo contradiga. Pero, aunque no me hayo en posesión de ningún título científico que me avale, creo que no me equivoco al afirmar que también tenemos cosas en común: todos envejecemos, comemos, nos caemos, pasamos por el baño nada más levantarnos...
¿Y qué hay más cercano a nuestros hábitos cotidianos que la publicidad televisiva? (Jo, ¿y a qué viene ahora esto de los anuncios?) Pues es que ya estamos acostumbrados a ver que los únicos hombres en anuncios de productos de limpieza son el calvorota con pendiente y el mayordomo. Encima, el primero ni siquiera es real. De aquí, sacamos en claro que la limpieza es cosa tan sólo de mujeres. [Si yo fuese hombre, me cabrearía, porque creo que lo que pasa realmente es que los anunciantes ven incapaz al género masculino de aprender a usar la cantidad apropiada de detergente o de distinguir los productos para el suelo de los de la vitrocerámica] Y como vamos a seguir guiándonos por los dictámenes de la publicidad, éstas van a ser nuestras siguientes conclusiones: sólo las mujeres tienen moratones cuando se caen, sólo ellas sufren las hemorroides en silencio, sólo ellas tienen problemas con la dentadura postiza que no deja de moverse... Mientras que los hombres conduces grandes coches carísimos y toman copas de las mejores bebidas. Yo ya he advertido a mi padre para que no deje que nadie se entere de que tiene una dentadura que no es suya (postiza, vamos) porque está claro que eso está muy mal visto. Hemos acordado que si (por algún tipo de extraña razón que no logro imaginar) alguien ajeno a nuestro hogar llega a ver esa dentadura en la baldita del baño por las noches, diremos que es de mi madre, o incluso mía, por eso de la deshonra.
¿Cómo pretendemos cambiar leyes, mentalidades, privilegios... si subliminalmente seguimos recibiendo el mismo mensaje que hace muuuuuchos años?
Pero si hay algo que me ha gustado, que me hace ver que no estamos tan lejos de dejar de ser el sexo incomprendido es que, si yo he decido hablar del tema, es porque hace ya bastante tiempo me inspiró una columna del diario "El Correo" escrita por Olmo (eso es, un hombre), que mostraba enérgicamente su descontento con la publicidad machista. Y si un representante de cada sexo nos hemos puesto de acuerdo, es que no vamos muy mal.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Madres

Muchas veces, hablando con cualquier persona, nos damos cuenta de todas las madres, por muy diferentes que sean, tienen muchísimas cosas en común. Podemos verlo como algo gracioso, pero a mi me preocupa que eso nos lleve a las de nuestra generación a seguir sus pasos, ya que parece que se trate de "algo" escrito en los genes.
Pues para todos aquellos que no logran entender a sus progenitoras, para que ellas mismas vean lo que sus pequeños piensan al respecto, para los que crean que no tengo razón (a ver si dentro de un rato seguís pensando lo mismo), y también para aquellos que necesiten reírse un rato... ¡¡Toma vídeo!!

domingo, 14 de septiembre de 2008

Tras la máscara

Ale, ya hemos vivido nuestro primer rodaje en estado puro. ¡Y nos ha prometido que todos nuestros nombres saldrán el los créditos! Con esto, y la oportunidad de visitar un parque de atracciones abandonado y lo divertido que es hacer de fantasma, ya no me importa el frío que he pasado, el cansancio, el haberme tirado media tarde con playeras y pies empapados, ni (de nuevo) la falta de compensación económica (aunque esto realmente nunca me ha preocupado).

El día no ha empezado bien, y nada más levantarme a las 9, tal como dije, me he vuelto a la cama porque, de seguir lloviendo, no podríamos haber grabado. Pero algún ente divino nos ha debido mirar con buenos ojos, porque al final ha dejado de llover, y hasta hemos pasado calor al solecito. En definitiva, que tan sólo se ha tratado de empezar más tarde de lo pensado, y claro, acabar más tarde.


Nada más llegar a las viejas verjas vigiladas por guardas e intuir tras ellas varias estructuras metálicas bastante ruinosas, creo que muchas de nosotras no hemos preguntado: "¿Saldré de aquí conservando mis cuatro extremidades? ¿Y por qué no me he quedado durmiendo?" El segundo momento crítico ha llegado con el vestuario. No sé yo si los fantasmas visten con vaqueros blancos, jerseis de punto y playeras, pero nosotras estábamos de cuadro (no hay presupuesto para ropas, nos tuvimos que buscar la vida). A esto se le añade una máscara blanca, de esas de plástico que llevan los mimos, y ya tenemos el pack completo. [Consejo a fabricantes de máscaras: intenten pensar dónde poner más agujeros de ventilación, que los de los ojos, nariz y boca minúsculos no dan abasto, y tras llevarla medio minuto la transpiración corporal hace efecto ventosa con la cara] Y el caso es que al final me he quedado con la duda de por qué, a pesar de ser todas las caretas iguales, todas mis compañeras coincidían en que yo daba más miedo que el resto. Tal vez mi flequillo, tal vez mi mirada asesina asomando tras esos pequeños agujeros... no sé, no sé.


Y ya nos plantamos al inicio de una de las avenidas, con la cámara en el otro extremo, formando un triángulo tras la protagonista. Cuando tenemos que empezar a movernos, no podemos dejar de reinos tras las máscaras. No hay coreografía, apenas se escucha la música... y no podríamos sentirnos más ridículas. La peor parte se la lleva, claro está, la única que mostrará su cara en pantalla, la protagonista, que no sabe qué hacer para aguantar la risa. Pero como en otras tantas cosas, a todo te acostumbras, y al de un par de tomas, ni un fantasma profesional nos superaría.

Lo cierto es que para ser un rodaje "de andar por casa", fue agotador. A partir de ahora, cuando vea a todas esas niñas de melenas rubias brillando al sol, estupendísimas de la muerte, asegurando que su sueño es ser actriz, cuando muchos sabemos que lo que se esconde tras ese deseo es ganarse la vida con el menor esfuerzo posible... las compadeceré. Empezando por la gran cantidad de tomas falsas que le pudimos proporcionar, también está el factor "plano", es decir, repetir lo mismo varias veces con la cámara de frente, de espaldas, entre nosotras, desde lo alto... Ya ni recuerdo cuántas veces pudimos subir y bajar todas las escaleras del auditorio. Bueno, y quien dice escaleras, dice sillas, ya que nos íbamos intercalando entre los asientos. Si ya es difícil bajar unos escalones rectos intentando bailar, sin acabar arrastrando la careta por el suelo y sin meterte en unas zarzas, hacerlo saltando entre las sillas es mucho más... divertido. Aunque intentar apoyar el pie en los respaldos es peligroso, a veces es divertido tentar a la suerte.

Y así, repetir y repetir en diferentes lugares: una vieja cabina de teléfono, una fuente de esas en las que el agua va cayendo por diferentes caminos y alturas (ele ahí la foto, aunque ahora tan sólo son bloques de hormigón), estanques vacíos o con aguas estancadas, la vieja pista de karts, la barra de una antigua cervecería que, como se ve en la otra foto, ahora hace las veces de estanque... Hablando del estanque, voy a ver si les doy un agua (limpia) a las botas de jazz, ya que al ofrecerme para entrar, me condené a empaparme el calzado para el resto del día. Espero que el agua no contuviese pequeños microorganismos vivos que ahora pudiesen estar asentando su población en mi calzado. Dadme un momento, que creo que debo limpiar algo.........

Y así, poco a poco, los planos necesitaban de menos gente, se hacía más tarde, y se iban yendo por grupos de cinco. Pero yo me lo estaba pasando como una enana, y quería ver todo lo que pudiese del parque, aunque no se me necesitase en la escena. Así que ya nos plantamos en el final, que curiosamente será el principio tras realizar el montaje. En él, la protagonista nace de un antiguo estanque, que ahora no contiene más que algo de agua estancada, con un fondo turbio que sirve de hogar a renacuajos, ranas y otros bichillos que vimos nadar. Yo tengo que decir que ahí nació mi nueva heroína, ésa que miraba el asqueroso lago asegurando que no se metería, pero que al final se fue p'adentro diciendo: "Si lo pienso, no lo hago". Tenía que mantenerse seria, rodeándose de un aura de tristeza, pero a veces a penas podía contener la risilla nerviosa. Eso es lo que yo llamo un gran trabajo, una artista, a la que no le importó salir de la cochina agua con un montón de porquerías indescriptibles en el pelo y la cara.
Es una lástima no haber podido conocer el parque en funcionamiento, porque, aunque cerrado y abandonado tiene mucho encanto, nunca es lo mismo. A nuestra directora, que sí lo conoció, se le veía "ese algo" en la cara al recordar lo que en los viejos tiempos te trajo buenos ratos. Lo que en su momento brillaba, ahora no es más que un montón de piedras y zarzas. Todo se deteriora con el tiempo. ¿Todo? No, pero hace falta un gran esfuerzo y dedicación para que lo que ahora nos gusta y nos hace sentir bien no acabe siendo un cúmulo de ruinas que nos hagan entristecernos al mirarlas. Si pensamos que todo lo bueno siempre estará ahí para nosotros, tal vez algún día nos encontremos con los restos de lo que fue.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Vado abierto para críticas y opiniones

No sé muy bien qué hago levantada todavía, porque estoy dolorida de arriba a abajo por la clase de estiramientos (que más bien podríamos llamar "a ver quien tarda menos en romperse algo") y mañana me toca madrugar para no dar un respiro a mis maltrechas piernas. Se supone que tenemos que ir a grabar el cortometraje del que ya hablé, aunque igual me levanto a las 9 de la mañana y cuando ya estoy vestida me llaman para decirme que como sigue jarreando no podemos ir...
La verdad es que sí que sé por qué sigo aquí a estas horas, y es que hoy me ha pasado algo de lo que quería dejar constancia. Seguro que tras leer mi última entrada todos (mis miles de fieles e infieles lectores) habéis pasado todo el día pensando: "¿Y como será el sustituto al que conocerá hoy la chiquilla?" Pues en vez de describirle, tan sólo voy a transcribir la primera frase que ha soltado nada más entrar en clase:
Bueno, pues yo me llamo Orlando, como el tomate. Conocéis el tomate Orlando, ¿no? Pues eso.
Bueno, ahora que ya le conocéis tanto como yo y debido a que no os he visto a ninguno en clase, os voy a relatar el momento cúlmen de la tarde, en el que creí que iba a acabar desmayada a causa de la deshidratación por calores repentinos. El hombre del tomate quería saber cosas de nosotros, y en mi turno yo he dichoeso de: "Bueno... yo... estuve 3 años estudiando teleco... y..." (es que me cuesta hablar en público). Y con lo bien que hubiese estado dejar ahí el asunto, me pregunta a ver si es que acabé una ingeniería de 3 años. No me queda más que contestar que no, que me quedé a poco más de un curso de conseguir un título que no quería para nada. Pues aquí es cuando pone cara de susto y empieza a levantar la voz: "¿Pero cómo hacéis eso? No entiendo cómo sois capaces de empezar algo así para dejarlo a medias. ¿Por qué no lo acabaste? ¡Es que no me entra en la cabeza!"
Vamos a ver, ¿desde cuándo un hombre que se presenta a si mismo haciendo referencia al tomate frito es nadie para cuestionar mis decisiones, que no me ha costado poco tomarlas? Lo mejor es que no parecían preguntas retóricas, sino que la cara con la que se me ha quedado mirando era la de una persona que espera respuestas coherentes. Ah, más tarde ha decidido volver a hablar de los años de mi vida perdidos, pero de una manera más fugaz. Vamos, como que no he tenido que escuchar ya poco... mis padres, tíos, conocidos sin apenas relación, una prima un poco picajosa, conocidas de mi madre que ni siquiera me reconocerían por la calle... Vale que mis últimos años de existencia no son modélicos, pero desconocía que eso da derecho a los demás a hablarme como si fuese una descerebrada. Hay muchas cosas de estos últimos tiempos que cambiaría si pudiese, pero estoy muy orgullosa de la decisión tomada, que ha sido muy reflexionada y, en opinión de unos pocos, muy valiente y adulta (no un capricho, como me ha tocado oir).
A pesar de todo, y porque soy la mar de majetona, no le guardo rencor, ni pienso recurrir a la magia negra para vengarme por el mal rato que me ha hecho pasar, porque parece buen tío, de éstos a los que les sale la buena intención por las orejas. El pobre hombre nos ha dicho que le ofrecieron el trabajo hace tan sólo 2 días, y se le veía un poco abrumado al no poder hacer una primera clase un poco más organizada.
En fin, una vez que ya he soltado aquí la anécdota de turno, siento que puedo ir en paz. A dormir, y eso.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Seguimos adelante

Buf, ya puedo quedarme tranquila viendo que el planeta no se ha desvanecido en un gran agujero negro. Imagina qué faena que de repente se me acabe el mundo cuando ni siquiera he podido estrenar unos pantalones que me regalaron por mi cumpleaños... Así que la vida sigue, y como parece que va para largo, mañana mismo llega nuestro profesor sustituto, y viene para quedarse. De momento, las pocas clases que he dado van bien, sobre todo cuando se comparan con las de la universidad. Cuánto echaba en falta esos profesores que te explican todo al detalle, hasta lo más insignificante. Hay que ver cómo está la cosa, que ni siquiera me importaría volver a tener deberes, aunque de momento me libro. Pero como hay cosas que nunca cambiarán, yo ya tengo algunas cosillas para pasar a limpio (estudiar sin tener que copiar y recopiar no sería lo mismo jeje)
Así que en lo que yo voy finiquitando mis tareas, aquí dejo una pequeña obsequio en forma de vídeo musical, con tintes de añoranza. La primera vez que escuché esta canción fue en el coche del novio de mi prima, que siempre cuenta con grandes piezas musicales como ésta. Ayer mismo vi en otro blog el mismo vídeo colgado, y lo tomé como una señal que me indicaba que es mi deber propagarlo por el mundo. Especialmente dedicado a los que vivimos, sobrevivimos y, en cierto modo, extrañamos aquellos maravillosos 80. ¿Qué ha pasado con todos esos iconos? Ains, puede que sea cierto eso de que todo tiempo pasado fue mejor. Si hemos conseguido pasar esta etapa sin graves consecuencias (o por lo menos, todavía no demostradas) ¿de verdad pensaban que un triste acelerador de partículas acabaría con nosotros? ¡3 hurras por los mortíferos y viejos columpios anti-niños!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¡Presente!

¿No nos han presentado? Pues hasta hoy no, pero ¿para qué existen las jornadas de presentaciones sino? Bueno, la verdad es que el nombre no le viene muy al caso, porque yo no recuerdo el nombre de ninguno de mis compañeros, y ni siquiera hemos conocido a nuestra tutora, que está de baja. Todavía no han empezado las clases y ya nos falta la profesora de la asignatura con más carga lectiva (es decir, de la que tenemos horas a porrillo). Pues a parte de este notición y del horario, que no trae grandes sorpresas porque ya sabía que mis clases son de 6 de la tarde a 9.45 de la noche, poco más he sacado de mi ansiada vuelta a los estudios.
Todavía no quiero hacerme una idea de mis compañeros, ni de lo que serán las clases, que todo eso está por venir. De hoy, por el momento, me quedo con algo un tanto curioso: el timbre. ¡Qué ilusión me ha hecho volver a escuchar el timbre ese que suena igual en todos los colegios y escuelas del mundo mundial! Hacía tantos años... En la universidad no existe, pero incluso en mis últimos años de colegio ya era el gran ausente: decidieron quitarlo porque a los profesores les molestaba que empezásemos a recoger nada más escucharlo, sin esperar a que terminaran sus explicaciones o lo que fuese (se ve que este asunto atormentaba enormemente sus almas) Bueno, pues todo solucionado, porque tras el trauma que nos supuso a todas dejar de oírlo, ¡ha vuelto a mi! Si esque ya digo yo que soy feliz con tan poquita cosa...
Pues al final, después de pasarme todo el verano esperando este día, ya se ha pasado. Y casi sin darme cuenta. Mi madre ha dicho que no me veía cara de estar muy contenta, pero la verdad es que es la misma que tenía ayer. No me da todavía para mostrarme emocionada, porque sigo sin saber por dónde me da el aire. Tan sólo un horario y nombres de profesoras (que son todo mujeres a expensas de conocer al sustitut@) no me hace sentir euforia, pero sí el saber que mañana ya sí que tengo mi primera clase. Bueno, deberían ser dos, pero como tenemos una vacante por cubrir... me tendré que conformar con ver de qué va esa asignatura que en los papeles llaman "Materiales de producción en industrias gráficas". Ay, hoy no estaré rebosante de alegría, pero sí más nerviosa que ayer.
Después de tanto tiempo, vuelvo al colegio.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Step Up

Acabo de ver una de las últimas películas en llegar a nuestras pantallas. Aquí la conoceremos como "Street Dance", pero realmente se trata de "Step Up 2: The Streets". Si, también hubo una primera parte. Viendo el título, y sabiendo además que ahora yo me estoy dedicando a hacerle una pequeña promoción, no es difícil deducir que la película se centra en el baile. No llegará a ser un taquillazo, y quizás sus protagonistas nunca pisen la alfombra roja, pero yo creo que tienen suficiente para darse por satisfechos: la mayoría de ellos han participado en videoclips y en cuerpos de baile de artistas tan conocidos como Missy Elliott, Christina Aguilera, Usher, Ricky Martin, Mya, Eminem, Justin Timberlake o Janet Jackson.
Y como el movimiento se demuestra andando (o bailando, ¿no?), ésta es la coreografía final. Dan ganas de mudarse al mismísimo Bronx, a ver si con suerte se presencia un espectáculo similar en directo... ¡Qué gozada!



Tampoco me he podido resistir a mostrar el principio de la película, donde organizan un gran espectáculo en pleno metro. ¿Pero por qué en Bilbao no se ve algo así? Serán cosas de las películas...

sábado, 6 de septiembre de 2008

Correrías financieras

En el colegio todos estudiamos eso del trueque. Yo recuerdo que en mi libro venía el dibujo de un par de pastores trashumantes en el que uno ofrecía al otro unas ovejas a cambio de sacos de cereal. Parece algo estupendo, ya que podríamos conseguir algo que necesitamos a la vez que nos quitamos de encima eso que nos sobra. Aunque la verdad es que, hoy en día, no vería muy claro su funcionamiento. No sé qué podría ofrecer yo a cambio de unos chicles o de unas playeras. Además... ¿cuántos sacos de cereal necesitaríamos para comprarnos un coche?
El caso es que todo esto ha pasado a ser un melancólico recuerdo, y ha dejado paso a las subidas y bajadas de la Bolsa, a la inflación, a las variaciones de los valores monetarios, a las crisis económicas, a la compra-venta de acciones... y muchos otros términos que desconozco. Bueno, más bien, creo que la mayoría de la nosotros seríamos incapaces de entender dos palabras de esos periódicos naranjas de economía y pasamos por encima las pocas páginas económicas llenas de tablas que traen los periódicos. Al fin y al cabo, poco nos incumben las razones o las causas por las que nada podemos hacer, y lo que nos importa es el dinero que nos queda en la cartera al salir del supermercado. No sabemos por qué sube o baja el barril de brent, pero sí conocemos el precio de un café o de una barra de pan. Y al igual que nos preparamos para la Navidad, también esperamos (con menos ansias) la llegada de la cuesta de Enero y la que ahora acucia a muchas familias, la de Septiembre. ¿Conocéis esa especie de chiste o broma en la que, para olvidar un dolor de cabeza alguien se ofrece a rompernos un brazo, por eso de olvidar un dolor menor gracias a otro mayor? Pues debe ser que la mejor manera de olvidarnos de nuestra depresión post-vacacional es ver nuestras cuentas bancarias bajo mínimos. Cuando no se trata de matrículas y libros, se trata de otro materiales, o tan sólo de llenar la nevera, ésa durante las vacaciones tan sólo albergaba el famoso medio limón pocho.
Ayer mismo sufrí mi primer gran desembolso de este curso. Ya he pagado la matrícula necesaria para poder examinarme en Noviembre de mi curso de ballet. Así que "tan sólo" me falta comprar las zapatillas, tal vez unas medias, y el viaje, la estancia y comidas. Vamos, casi na'. Y como el dolor de aflojar billetes me duraba bastante y necesitaba cortar y sanear un poco mis estropeados rizos antes de quedarme pelada (tanto a la altura de la cabeza, como del bolsillo), me dirigí a una escuela de peluquería. Aquí aguardé más de una hora a que una de las estudiantes quedase libre para cogerme, mientras veía de reojo cómo la mujer sentada a mi lado no dejaba de quitarse los zapatos para hurgar en ellos buscando véte a saber qué. Otro momento curioso fue cuando la peluquera me cortó el pelo de un lado a capas, luego pasó a capear el otro lado, y al terminar cogió un mechón central. Aquí pudo ver un lado del mechón era más largo que el otro, y a la pobre se le descompuso la cara. En este momento decidí que tan sólo volvería cuando mi pelo tuviese la suficiente largura como para poder subsanar este tipo de errores sin graves consecuencias para mi cabeza. Bueno, la pobre mujer salvó el error y llegó el estupendo momento de pasar por caja. Y digo estupendo porque pagué la mitad de lo que tenía por costumbre. Y no será la última vez que me ofrezca como conejillo de indias de corta-pelos, porque merece la pena.
Es lo que tiene el dinero: a unos (pocos) les sobra y a otros les falta, y la facilidad para conseguirlo es proporcional al dinero que ya se posee. Pero lo que es común, es que todos lo queremos y necesitamos. Un tema espinoso que no podremos solucionar a base de lamentos, así que es mejor afrontarlo con buena cara. Así que para intentar ayudar, aquí os ofrezco una profunda y seria reflexión sobre el tema, a cargo de la catedrática Eva Hache. No sé si este dicurso cambiará el mundo, pero gracias a él se hizo con el premio del 4º certámen de monólogos del Club de la Comedia. Mucha suerte en vuestras inversiones, y que vivan el Euromillón y los sueños de forrarse gratuítamente.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Cuéntame otra batallita

Estoy convencida de que una parte importante de nuestro desarrollo como personas viene de la mano de "Las Batallitas del Abuelo". Aunque no necesariamente tienen que ser del abuelo. En mi caso, mi infancia no hubiese sido la misma sin esas largas cenas escuchando todo tipo de historias, trastadas y faenas que propició y sufrió mi padre siendo chiquitillo. ¿Qué bonito es, verdad?

Pero esto mismo me creaba una incertidumbre: ¿Qué batallitas tendrán que escuchar los nenes de la generación de nuestros nietos? Algunos tiernos abuelitos sólo podrán contar lo acontecido en botellones y fiestones hasta el amanecer, entre borrachera y borrachera. Pero yo ya he empezado a hacer méritos para ofrecer a mis nietitos historias de calidad. Si bien es cierto que las adornaré un poco, porque aunque para mi hayan sido grandes momentos, no quiero que me acaben mirando con cara de ¿acaso crees que me importa? Ya sabemos que los niños de hoy en día están curados de espanto y han visto de todo, de forma que podrían ver sin inmutarse a la boa del Principito tragándose a toda la selección de baloncesto para luego digi-evolucionar en una urraca y salir volando.

En fin, que no son grandes historias, pero ¿sabemos cuál es la principal condición para que una historia sea una buena batallita? Básicamente, que sea (prácticamente) única. Por ejemplo, el contar que fuiste a cenar a un chino y acabaste de comida hasta las cejas no sirve. Pero que George Clooney apareciese a tiempo para salvarte del ataque de un minotauro sería una batallita genial, no sé si me explico... A lo que iba, yo tengo pequeñas cositas a la espalda que contar, que no van a dar la vuelta al mundo, pero de las que no todo el mundo puede hablar: participar en desfiles para Christian Dior, actuar en la calle con la mascota de la Expo de Zaragoza (cuando era enana era una gran fan del sevillano Curro)... y ahora añado una pequeña participación en un cortometraje. Eso es, Charlize Theron empezó enseñando la mitad del trasero en el anuncio de Martini, así que nunca hay que perder la esperanza... Bueno, dejando de lado las ensoñaciones, sí es cierto que, junto con 14 compañeras, voy a aparecer en un documental sobre el antiguo parque de atracciones de Artxanda, cerrado hace casi 20 años y que ahora no es más que un solar en ruinas y lleno de zarzas, donde es necesario entrar con casco cuando hay temporal. No lo hago con fines lucrativos, ya que nosotras no veremos ni un céntimo ni los demás nos verán las caras, porque nuestro cometido es hacer de fantasmas, vagando y bailando entre las ruinas del parque con máscaras blancas. Pero ya estoy ansiosa por ver cómo se lleva a cabo el rodaje, aunque sé que tampoco vamos a presenciar un gran despliegue de medios: sólo seremos las 15 fantasmitas, más el director y su cámara. Pero aún así... ¿no será una gran batallita el día de mañana?

No puede ser, pero gracias

¿Cuanto tiempo hace falta para rechazar lo que podría ser una buena oferta de trabajo? Supongo que más o menos el mismo que tardas en matricularte para estudiar por las tardes. Como acaba de empezar Septiembre y parece que mucha gente deja todo para el final (ese gran deporte nacional) en apenas tres días nos han llegado 3 o 4 ofertillas al estudio de ballet: que si para dar bailes modernos en un colegio, que si falta gente para cubrir una baja... Y una de ellas ha llegado de uno de mis ex-jefes y una de mis ex-profesoras de ballet. Esta profesora, además de dar clase en mi academia, daba en el gimnasio de éste jefe, pero un golpe de suerte la ha colocado en mejores puestos, y ahora ese hueco queda vacante. Pues para mi sorpresa (y agrado, cómo no) habían pensado en mi para encargarme del grupo de las mayores. La parte "buena" es que no he necesitado pensarlo, porque al estudiar por las tardes me resulta imposible, y la parte mala es la misma. Me hubiese hecho ilusión verme a cargo de un grupo tan diferente del que tuve el año pasado, formado por 6 niñas pequeñinas que estaban deseando que acabara la clase. En este caso hubiesen sido chicas de unos 15 años, que saben que quieren bailar, y que acaban de empezar con los cursos superiores. Es decir, no se trataría de ir a pasar el rato, sino que me hubiese tocado prepararlas para ir a examen, y de hecho, lo mismo que en Noviembre nosotras vamos a Madrid a examinarnos con nuestra profesora, yo hubiese tenido que volver a la capital en Marzo con "mis chicas". Aunque llegado a este punto me da por pensar que es posible que me hubiese tocado incluso preparar el viaje, la estancia allí, ocuparme de revisar sus vestuarios y de que no les falten zapatillas y medias...
En resumen, mucha responsabilidad. ¡¡Pero esque era eso lo que me gustaba, lo que algunos llaman "sentirse realizada"!! Aunque como no va a poder ser, he decidido darle la vuelta y pensar que la responsabilidad es sinónimo de problemas y dolores de cabeza. Mmmm... no funciona, sigue dándome lástima no poder hacerme cargo de las chicas. Bueno, tendré que quedarme con la satisfacción de que me hayan considerado una buena opción, y espero que por lo menos merezca la pena tener que renunciar a mis tardes durante tres años. Aunque tengo que esperar por lo menos una semana para empezar a esclarecer esta duda.

martes, 2 de septiembre de 2008

Manteniendo la calma

Poco a poco, que las prisas son malas. Si fuerzas la máquina, puedes acabar arrepintiéndote, sobre todo teniendo en cuenta los precios de los carburantes... Si tras dos días pensando en cómo retomar de forma definitiva esto del blog tan sólo se me ha ocurrido una especie de chiste malo relacionado con los 22 tacos que me acaban de caer, es porque todavía debo dejarme reposar.
Tras un último esbozo por tierras leonesas, con tarta y velitas incluidas, doy por finalizadas mis vacaciones. A falta de una semana para empezar las clases, ya he retomado las de ballet, las cuales espero que acaben con los restos del verano: vagancia, atrofia muscular y mental y, por qué no decirlo, los bocatas y helados acumulados en vientre y caderas. Si es que ha quedado claro que no estoy en condiciones de funcionar, así que mientras pido cita en el taller, voy a dejar otro vídeo, que siempre está bien para rellenar huecos.


Reencuentro con las viejas crispaciones...