lunes, 29 de diciembre de 2008

...padam...

S'acabó. Han sido 3 días un poco duros, pero ha merecido la pena con creces. Hacía ya una semana que estaba de vacaciones, y el cuerpo enseguida se mal-acostumbra a no hacer nada, así que cascarse de golpe una clase de 2 horas y media me ha costado nuevos dolores y agujetas. Pero, como yo siempre digo: que me quiten lo bailao'.
Esos nervios del primer día se pasaron más o menos... No tuvimos problemas para seguir la clase, ya que todas nos adaptamos muy bien a las clases de la profesora, y ella llevó desde el principio un ritmo bueno para todas las alumnas. Sin duda, lo mejor es poder recibir clase de una profesional como Mercedes Villanueva. Vale, hace un par de semanas ni me sonaba su nombre, pero me informé bien, y la verdad es que tiene una carrera envidiable como solista en varias compañías, tras lo cual se licenció en Pedagogía, y además tiene tiempo para su marido e hijo. ¡Y ahora está pensando en volver a los escenarios! Oye, ¿con quién tengo que hablar yo para mantener esa energía y arranque dentro de unos añitos?
Como sé que todo esto, a la mayoría que todavía se atreve a entrar aquí a leerme de vez en cuando, os la trae un poquito al pairo, me voy a ahorrar detalles. Es complicado explicar con palabras cuánto he disfrutado con estas clases, y he pensado que tan sólo os voy a hacer partícipes gracias a la que ha sido la banda sonora de estos cursillos. Se trata de una coreografía que nos ha enseñado para una maravillosa (y antigua) canción de Edith Piaf que tal vez os suene. He decidido subir este vídeo porque a mi, sin entender "ni papa" de francés, esta mujer consigue transmitirme algo. Si disfruto tan sólo escuchando la música, lo doblo viéndola a ella. Así que espero que lo disfrutéis, aunque sea un poquito. Y mira, nos enriquecemos musicalmente, que nunca está de más (yo voy a intentar hacerme con algún recopilatorio, o algo asín)



Y tras esto, no me queda mucho más, ya que me mantengo semi-des-ocupada con las vacaciones. Estoy deseando verme al 100% otra vez, porque se ve que esto del reposo a mi me sienta bastante mal: llevo 3 días con dolores de cabeza intermitentes, y acabo de aceptar dar clases de Pilates a un grupo nuevo de abueletes los martes y jueves por la mañana a cambio de una retribución económica que creo que empieza a no compensarme. Más que nada porque esto supone que ahora, desde primera hora de los lunes hasta última de los viernes, sólo tengo libre la mañana de los viernes hasta las 11.30. Sé que me voy a arrepentir, pero los dineros (por escasos que sean) siempre vienen bien, y no está del todo mal eso de tener choporrocientas abuelas postizas que me piropeen y me den caramelitos.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Getxodantzan '08

Tras una semana de "inactividad" (porque yo me he mantenido ocupada con patinaje sobre hielo, sobre asfalto, comilonas, natación, y más comilonas) hoy he vuelto a calzarme unas zapatillas de ballet y un maillot para acudir a los cursillos de Getxodantzan '08.
Es increíble cómo se pierde la forma física en sólo una semana, sobre todo cuando hay tanta comida por medio. Y ese pensamiento no hacía más que ponerme más nerviosa. Que si la clase puede puede que sea muy complicada, que si algunas de las alumnas son niñas maravillosas que estudian en el conservatorio de Vitoria y que hacen que cualquiera a su lado sea un pato, que si la profesora es una gran profesional de la danza y puede que espere demasiado de nosotras... y encima, nada más entrar en la clase, nos encontramos con una cámara de ETB (la televisión autonómica vasca). Mi amiga y yo nos acurrucamos en una esquina para que no se nos vea, pero cuando la clase empieza y el cámara se pasea por nuestro lado, ya no podemos hacer nada. Así que lo único que nos queda es llegar a casa y poner la televisión para ver las noticias, a ver lo que sale... Y me encuentro con esto:

No entiendo qué pinta un primer plano mio terrible nada más empezar el reportaje, o por qué tengo que salir en pantalla en un momento en que me quedé un poco perdida en un ejercicio... pero mentiría si dijese que no me gusta esto de haber salido de refilón en la televisión. ¿Me habrá visto la gente? ¿También esas personas que en algún momento me miraron por encima del hombro haciéndome sentir "tan poquita cosa"? Sinceramente, espero que si...

Las sobras

Ha terminado el primer asalto de las fiestas.
Y, aunque parece ser que es algo cada vez menos frecuente, yo todavía disfruto de la Navidad. Además, llevo unos días deseando que llegue ese cursillo de ballet, que por fin empieza mañana. Así que no entiendo por qué ahora tengo dentro este "no se qué, que qué se yo"... Y he pensado que igual era buena idea soltar aquí el rollo, a ver cómo me quedo después.
He pasado dos días en que los que lo único que he hecho ha sido preparar comida y, por supuesto, comérmela. Vamos, nada diferente a otros años. Y los que nos juntamos ayer por la noche para cenar en casa de mi abuela, y hoy en la nuestra, somos los mismos de todos los años, no ha faltado nadie. Tampoco hemos tenido que soportar discusiones en la mesa, ni se nos ha indigestado el turrón... Vale, el día de Navidad siempre es un poco "tonto", porque terminamos de comer casi a las 6 de la tarde, y después de recoger las sobras, para cuando quieres moverte son casi las 8 de la tarde. Como además es festivo, no puedes hacer nada porque en la calle está todo cerrado. Pero bueno, todos los años han sido iguales: un paseo para tomar contacto con el frío, y pa' casa. Luego, los cuatro nos sentábamos a la mesa ya desmontada para atacar las sobras de la comida: algo de lomo, unos pintxos de txaka, panecitos con paté, espárragos, restos de turrón... mientras veíamos la típica película en la que seguro que sale Santa Claus, o es de Disney. No son grandes planes, pero siempre ha sido así para mi, y me gustaba. Pero es que este año he llegado a casa: mi hermana no ha vuelto todavía, mi padre estaba dormido en el sofá y no ha tardado en trasladarse a la cama, y mi madre apenas ha cenado. Encima, mientras cenaba yo sola, me han llamado para decirme que igual me dan más trabajo. ¿Y eso es bueno? No lo sé, porque en uno de los centros de jubilados han formado un grupo más de Pilates, y quieren que yo les de la clase. Oír eso me gusta, por supuesto. Pero es que... si de lunes a viernes sólo tengo tres medias mañanas libres, que además suelo aprovechar para hacer recados, labores en casa, o estudiar para los exámenes, y ahora se va a reducir a una sola mañana... ¿Hasta que punto me merece la pena, teniendo en cuenta que económicamente no voy a notar un gran cambio? Pero ahora siento que si esas mujeres se quedan sin la clase que esperan, es por mi. Ains, pero qué día más raro para llamarme y comentar asuntos de trabajo, ¿no?
Pues eso, que me va a tocar irme a la cama con el día raro. Porque no, no me ha servido para encontrar una explicación. Así que supongo que, simplemente, son cosas que pasan, y que mañana me levantaré con otro ánimo, y todos comeremos las sobras del día anterior.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

¿Qué me intentas vender?

Pues nada, que me toca pasarme otro año completito sin ser millonaria, fíjate tú por dónde. Y eso que tenía la esperanza de que el anuncio de la lotería rodado en Bilbao me trajese un poquito de fortuna. Mira que estuve a punto de ir a restregar todos los décimos en la puerta del bar que sale en el primer plano, que yo paso por ahí todos los días, y a falta de una buena chepa o calva... Pero como al final se me olvidó, no ha salido la bolita buena del bombo. Vamos, una pena.





Y así, poco a poco, nos vamos encontrando con las fechas señaladas de la Navidad y sus correspondientes tópicos. ¿Y qué hay más típico de unas fiestas consideradas consumistas, que la publicidad? Todos tenemos tirria a los anuncios porque nos interrumpen las películas en el mejor momento, y porque nos morimos del asco esperando 15 minutos a que empiece (con retraso) nuestro programa favorito. Pero yo creo (y que nadie me lo niegue bajo ningún concepto) que un anuncio puede ser una obra de arte. Por ejemplo, el calvete en blanco y negro que intentó vendernos la lotería navideña durante varios años recibió buenas críticas. Yo no les terminé de pillar el gustillo a sus promociones, pero la verdad es que los anuncios estaban muy bien hechos, cuidando todos los detalles, y eso le llega al que lo ve desde el sofá. Aunque la verdad es que yo, más que del calvo (ese de la lotería, eh? no el del atún, ni el del Mr. Proper, ni el de Telecinco que ahora es de la Sexta), soy de esperar cada año los famosos anuncios de Freixenet. Porque son este tipo de anuncios los que me hacen dejar lo que tenga entre manos cada vez que los oigo. Por supuesto, no cuento para nada con que los demás coincidan conmigo, pero aquí dejo los que para mi han sido los mejores anuncios de esta marca de cava que algunos ni siquiera hemos probado. ¿Será por eso que se curran tanto la publicidad, para que tooooodos nos sintamos partícipes de su lujo, aunque sólo sea desde el sofá y con el pijama puesto?

Nos vamos hasta el año 2000, cuando en un anuncio larguísimo podíamos ver a Montserrat Caballé, Ketama, Lorena Bernal... Pero si por algo se merece este hueco en mi ranking es porque aparecen Tamara Rojo y Joaquín de Luz. Vale, por aquel entonces yo no era muy consciente de quiénes eran, pero sí recuerdo quedarme embobada viendo cómo bailaban. La banda sonora es estupenda, y esto también influye mucho, pero la escena del paso a dos es mágica. O por lo menos, lo era para los ojos de una pequeña niña que ya disfrutaba del ballet.






Los que sabemos alguna cosita sobre el mundo de la danza conocemos la precaria situación de este arte en nuestro país: no hay ni un sólo euro para promocionar este sector, y todos nuestros grandes bailarines tienen que marchar al extranjero para poder hacer carrera. Y la mayoría (por no decir todos) han sido, son y serán, siempre desconocidos en su país. Aunque para contrarrestarlo, Freixenet decidió volver a contar con otro gran bailarín 7 años más tarde. Estoy segura de que, viendo a Angel Corella, muchos se decían: "Vale, conozco a la chica rubia, pero ¿de dónde ha salido este muchacho?" Yo, por el contrario, tenía siempre una cinta metida en el vídeo, esperando que saliera el anuncio para grabarlo. Todavía no lo he borrado.





Y este año nos llega con título y todo: "El color reserva". Vemos un formato nuevo, con un fondo negro que consigue que toda la atención se dirija al reconocible color dorado, el agua como único elemento, y todo el equipo de natación sincronizada, flamantes sub-campeónas olímpicas. Como único acompañamiento, un zapateado flamenco. Creo que el producto final es inmejorable.






Y como me gusta investigar por esto del Youtube, he descubierto un pequeño documental titulado "La búsqueda de la perfección". No se me ocurre mejor título para mostrar el gran trabajo que se esconde tras el actual anuncio, que no es más que un pequeño resumen de lo que para estas chicas es su día a día.





Me alegra mucho que por fin haya alguien (aunque sea una marca carísima de cava) que muestre interés y reconocimiento por los artistas que se centran en su trabajo, en vez de promocionar a famosillos, conocidos, vagos y caraduras cuyo único fin en esta vida es cobrar una pasta mil veces superior a la realmente merecida.
Si es que, al final, esto de la publicidad no va a ser tan malo.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Costumbres Navideñas

Pensad en una buena forma de empezar las vacaciones. ¿Ya? Vale. ¿Lo que habéis imaginado incluye una indigestión? La mía tampoco. Pero es una pena que nuestras opiniones no se tengan en cuenta.
Para ser sincera, el fin de semana empezó de forma inmejorable: con una gran comilona. Y es que la tía del "pariento" se ha jubilado (y cumplido 65 años, claro) esta semana, y lo ha querido celebrar invitando a toda la familia a comer: jamón, paté, frititos, chuleta, ensalada, dos tipos de tartas... y un buen paseo por el pueblo para bajar la comida y tomar contacto con las frías tardes alavesas. Cuando la capa de hielo de los coche empezaba a ser más que evidente, decidimos arrancar el nuestro y bajar a Bilbao. Además, íbamos a tener el tiempo justo para bajar hasta la feria de Santo Tomás. O lo que quedase de ella.
Para los que no son de la zona, en principio esta feria no es más que otra del montón en la que se venden productos típicos de la tierra. Pero sólo en principio. Porque el "verdadero sentido" de la feria en la actualidad consiste en ingerir sidra y/o txakolí sin límite, desde primera hora de la mañana si se tercia, y en determinado momento comerse un talo (una torta de harina de maíz) con chorizo, o morcilla, o lomo, o bacon, para que haga un poco de fondo en el estómago. Pero vamos, que tampoco me parece a mi na' del otro mundo. Pero mira que a mi eso del talo me gusta, y al "pariento" le encanta el pastel vasco que siempre venden en estas ferias. Así que al llegar otra vez a la capital miramos el reloj: a ver, las 9 de la noche. Muy bien, una hora estupenda para cenar. La feria estaba en las últimas, y los feriantes también. Sólo encontramos calles llenas de basura y de gente con botellas de sidra bajo el brazo. Nos tuvimos que recorrer 3 puestos hasta dar con uno en el que quedase morcilla, porque no soporto esos chorizos que en el 90% son sólo chorreante grasaza. Yo esquivaba borrachuzos mientras el pobre me seguía con su talo medio frío en una mano, y el pastel vasco en la otra. Encontramos lo que parecía ser el único sitio donde quedaba morcilla, pagué los 5 € religiosamente, y nos fuimos para casa con la cena en el estómago. Lo que iba a ser una noche tranquila de cutre-película, empezó a cambiar cuando empecé a notar esa sensación que indica que algo en tu estómago no va bien. Nada más llegar me quedé dormida, y volví a la vida con la cabeza como un bombo y el estómago completamente del revés. Mi enfermero particular me preparó una manzanilla, aderezada con una aspirina, que pocos minutos más tarde se fueron por el váter junto con parte de la comida y la guarrada del talo, o la guarrada de la morcilla. ¿Pero se puede saber qué historias me dieron a cambio de mi billete de 5 €? ¿Es que acaso no era más que un montón de harina cruda, mezclada con agua? El caso es que esperamos a que mi aparato digestivo se estabilizase para volver a mi propia casa, tomando el relevo mi siguiente enfermera. Su primera labor fue preparar una nueva manzanilla acompañada de otra pastilla para la cabeza, puesto que huelga decir que las anteriores no me iban a servir de mucho. Una tercera manzanilla consiguió por fin calmarme el estómago gracias a otra visita al baño, por donde se volvió a ir todo lo que había tomado. Después de esto ya sólo quedaba maldecir de nuevo la feria, el talo, la morcilla y a la madre del cocinero, otra manzanilla, otra aspirina, y a dormir. Esta vez, del tirón.
Hay que ver qué cositas nos prepara la vida ésta, que hace que nunca me ponga enferma, pero en los últimos 3 años no me he librado ni una Navidad: un año tocó enfermedad colectiva en la familia, con desmayo y golpe contra el lavabo incluido, y el año pasado tan sólo me supuso un par de turnos perdidos en el restaurante.
Menos mal que mi estómago es bastante resistente y me he levantado con el mismo hambre de siempre, y con las energías renovadas. La mañana, puesto que no he madrugado, se me ha escapado entre la aspiradora y un viaje al trastero para subir todo tipo de adornos navideños, que ya llevaban demasiado tiempo acumulando polvo y si me descuido, me dan las uvas colocando espumillones. La verdad es que cuando era pequeña me encantaba montar el belén, poner las figuritas, las bolas del árbol... y a esa época le siguió otra en la que intentaba escabullirme. Desde hace unos años, la decoración navideña es asunto mío casi en exclusiva. Disfruto con todos esos tópicos que la mayoría califica de "consumistas" (en mi defensa diré que el árbol artificial que se coloca en mi casa es más viejo que yo).
Y una vez que tenía el espíritu navideño hasta en el tuétano, lo mejor era no cambiar de tema bruscamente. Así que he convencido al "pariento" para que pasásemos la tarde en ese pequeño Central Park que se ha instalado en Bilbao gracias a una pista de hielo, que cuenta hasta con un arbolito de navidad en el centro. Ha sido realmente divertido, y lo mejor de todo ha sido que he recordado cuánto se puede disfrutar viendo cómo los demás disfrutan a su vez.
Así, con los deditos de los pies todavía helados, tocaba volver a casa, para cenar y meterme a la cama, que algunas mañana tenemos que madrugar para cumplir con las obligaciones. Aunque en cuanto termine las clases, pienso ir a patinar, esta vez sobre asfalto, porque no soporto quedarme en casa. Eso sí, prometo que no tardaré en volver para dejar constancia de todas las veces que me han tenido que ayudar a levantar del suelo.
Tengo la más firme intención de pasar unas fiestas estupendas, y ésta será la forma de no olvidarlas nunca. Palabra.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Vuelve por Navidad

¡¡Lo he conseguido!! No ha pasado ni un mes desde la última vez que entré aquí a escribir unas letritas... Bueno, vale, sé que si me hubiese retrasado media hora más hubiese tenido que empezar con otra frase... Pero ¿es verdad o no lo es? Pues ya está, y punto pelota.
A ver, el mes pasado ya tuve el tema un poco abandonado, pero la verdad es que llevo unas semanitas de locura. Sí que hubiese podido sacar un ratito para llevar esto adelante, pero me enrollo con demasiada facilidad y luego se me descuadran los apretados compromisos (ais, es que tengo una agenda que ni los Reyes Magos jeje). Y que también tengo derecho a hacer un poquito el vago (pero sólo un poco, ¿eh?)
Y mira que acabo de echar mano del calendario-agenda donde voy apuntando todo, todito, todo, y tampoco es que haya sido un gran mes...
Lo más importante es que esta misma semana nos han llamado para darnos las notas de ballet. Respecto al tema, me limitaré a decir que estoy contenta. Podría haber sido mejor, pero viendo lo que les ha caído a otras compañeras, o incluso a otras escuelas... vamos, que me quiten lo bailao'. Hoy mismo nos han dado vacaciones en el estudio, porque dicen que hemos trabajado mucho y que nos merecemos 2 semanas de descanso. ¿Pero ahora qué hago yo tanto tiempo sin nada que hacer? Si es que me quejaré de no tener tiempo para nada, pero luego lo echo en falta. Bueno, de momento me he apuntado a unos cursillos de ballet organizados por la Asociación Cultural de Danza de Getxo, y voy a ir a 3 clases impartidas por Mercedes Villanueva, ex-bailarina del Béjart Ballet Lausanne. Vamos, todo un lujo que ya estoy esperando con impaciencia. Acabo de empezar las fiestas y ya estoy deseando volver...
Y otra cosa que últimamente me está ocupando bastante tiempo es eso del comer. Es lo que tiene la Navidad, que el chocolate me asalta tras las esquinas, y en una semana ya he recibido como Christmas Gift 3 tipos diferentes de dulces y chocolates (que por supuesto, ya han "volado") A esto hay que sumarle las comidas-cenas-quedadas navideñas. A saber: hace 2 semanas estuve comiendo con unas amigas de ballet, la semana pasada tocó la cena de clase, ayer hicimos una merendola en el instituto (si, eso, como cuando éramos pequeñajos, con sandwiches de Nocilla incluidos), mañana tengo una comida familiar, y la semana que viene otra comida de todo el curso de ballet con profesora incluida para celebrar las notas. Ah, y que no se olvide Nochebuena, Navidad, Nochevieja, año nuevo y Reyes (así, en orden y todo) y una comida con las amigas de toda la vida que espero que tenga fecha pronto.
Vamos, que con el estómago todavía lleno, he conseguido sacar unos pequeños ratitos para empezar con el ritual de compras, que poco a poco me lo voy quitando de encima. Lo malo es que todos los años me acababa comprando algo para mi, aunque sólo fuese una triste camiseta para rentabilizar el viaje a la tienda, pero este año me he decantado por esos cursillos de ballet, y los billetes de papel no consigo estirarlos más. Así que voy de tiendas como quien pasa por delante de una pastelería mientras está a dieta: procurando mirar lo justo, para evitar disgustos.
Bueno, el caso es que en vacaciones, cuando todo el mundo escribe eso de "volveré dentro de 2 semanas", yo vuelvo con las ganas acumuladas. Durante todo este tiempo tampoco me he ido del todo, porque algunos ya habréis visto que visito puntualmente vuestros blogs, porque no me gusta quedarme descolgada. Y yo, en menor medida, he ido dejando pequeñas cositas en el Fotolog. Así, ya conté lo del corte de pelo que vino a confirmar que las peluqueras no entienden eso de "no quiero cortar mucho. Vamos, que me lo pueda recoger bien con una coleta", lo de los cursillos de flamenco a los que iba con nocturnidad y alevosía, o todo lo que disfruté viendo a Sara Baras en el teatro... No es que lo haya cambiado por esto, pero con la historia de subir la foto de turno parece que no es necesario escribir tanto, y así me mantengo al día sin invertir demasiado tiempo.Así que aquí estamos, con un montón de tiempo que seguro que al final no me da para nada: comilonas, compras, este domingo va a ser el día oficial del espumillón y la guirnalda en esta mi casa, algo que tendré que ir estudiando, cursillos de ballet, las clases de Pilates que tengo que seguir dando, hay un concurso de diseño en el que me gustaría probar suerte y todavía sigo sin una buena idea, por las mañanas me gustaría salir a patinar para no apoltronarme en casa, y hace unos días que empecé una limpieza de armario que tengo a medias (ya se sabe que intentar ordenar un cajón, y acabas desbaratando otros 3), y si puedo, me gustaría poder darme un buen masaje mientras todavía lo pueda calificar de "capricho", porque la verdad es que cada vez está más cerca de ser una necesidad urgente.
Ah, novedad de última hora que acabo de confirmar: no me ha tocado la maravillosa cesta que sorteaban en uno de los centros de jubilados. Mira que era tan sencillo como que el cupón de hoy de la ONCE acabase en 7, 23 o 62, pero se ha decantado por el 94. Pues nada, ahora tengo 6 € y unos cuantos turrones menos.
Y con este último avance, yo me voy a la cama, que mañana no quiero lucir ojeras delante de la familia, que eso queda muy feo, hombre...Ahora sí lo puedo asegurar: volveré pronto.

P.D. Si alguien ha entrado por aquí después de la hora señalada justo aquí debajo y todavía no se había topado con esta entrada, es porque la página ha decidido hacerme una jugarreta y no cargarse. Aunque, como maravillosa excepción, se me había ocurrido copiar todo en Word antes de darle a “Publicar entrada” y que todo desapareciese ante mis ojos. Pues si esto es un intento de que se me quiten las ganas de volver pronto… van listos ¡ja!

jueves, 20 de noviembre de 2008

Coméntate en un MeMe

Hace ya bastantes días que recibí de Canichu el "encargo" de elaborar mi primer (no sé si último) MeMe. Y oye, que me hizo una ilusión... Supongo que es como cuando llevas varios meses siendo el-chico-del-café-y-las-fotocopias en tu primer trabajo, y de repente te mandan el primer informe serio. Pues te sientes importante, y eso.
Pero vamos a hacer las cosas bien, y vamos a empezar dejando claras las normas:


1. Linquea al que te ha tagueado y pon estas normas en tu blog.
2. Comparte 7 hechos sobre ti en tu blog, algunos al azar, otros curiosos.
3. Taguea a 7 personas al final de tu entrada dejando sus nombres y los enlaces a sus blogs.
4. Hazles saber que han sido tagueados dejando un comentario en sus blogs.
5. Si no tienes 7 amigos, o si alguno ya fue tagueado por otro, entonces busca a algún extraño insospechado.


Y me he pasado varios días pensando en qué cosas podía poner, porque siempre he pensado que mi vida no da para mucho, pero digo yo que en los veintitantos años que llevo a la espalda, algo podré sacar, ¿no?

I.- Si algo me gusta de este MeMe es que tengo que escribir 7 puntos. Y es que me encanta este número. Es el típico al que le pones el calificativo de "mi número favorito", ese que siempre quieres que esté al final del décimo de la lotería de Navidad. Decidí que sería este y no otro mientras estaba en primaria, por la simple razón de que era mi número de clase, el que te adjudican todos los años por orden alfabético. Y empecé a cogerle cariño, al igual que todas las demás compañeras elegían su respectivo número como favorito. Además, con el tiempo me empezó a gustar más por toda la simbología que lleva detrás: los 7 pecados capitales, los 7 colores del arco iris, las 7 notas musicales, los 7 días de la semana, los 7 enanitos de Blancanieves, las 7 vidas de los gatos, las 7 artes, las 7 maravillas del mundo, los 7 días de la creación del Mundo según la Biblia (en la cual aparece este número en muchas ocasiones), los pasatiempos de los 7 errores... Me encantan este tipo de coincidencias, me parecen fascinantes.

II.- Mi cuerpo tiene algunas curiosidades, como el hecho de que tengo la campanilla bífida. No es que tenga dos campanillas, sino que parece que tuviese una sola partida por la mitad en la parte inferior. Me lo descubrieron mis padres cuando era chiquitilla.

III.- Uno de los grandes misterios de mi vida gira en torno a la comida. Cuando era pequeña, el momento de la comida era el peor del día, sencillamente me parecía aburrido. La mayoría de los días era capaz de emplear 2 horas para comer (y juro que no exagero). Mi madre se desesperaba, a la vez que se preocupaba porque veía que comía poco. Y nunca estuve mal alimentada, pero resulta que mi madre ha pasado de dejarme algunos días en el comedor del colegio para que me aguantasen otras, a tener que quitarme la comida de delante para que deje de comer.Creo que la gula es un pecado maravilloso, y comer aunque no tenga hambre es un auténtico placer. Siempre que sobra algo de comida, me pasan a mi el plato para que lo termine; soy incapaz de rechazar comida aunque me avergüence; durante la semana espero con emoción que llegue el sábado por el simple hecho de cenar fuera de casa, aunque sea un sencillo bocadillo; a la gente le llama la atención que yo siga teniendo hambre tras una comida en la que todo el mundo ha comido hasta reventar; a veces soy incapaz de dejar de comer aunque no tenga hambre...

IV.- Hay una gran contradicción en mi, y es que me encanta dormir, pero lo hago durante muy pocas horas, porque siempre creo que tengo cosas más interesantes o importantes que hacer. Nunca me meto a la cama antes de las 2 y pico de la mañana, porque aunque haya pasado el día muy cansada, a esas horas se me ha pasado todo el sueño. Al día siguiente puedo estar fresca como una lechuga habiendo dormido 5 horas, así que supongo que tengo la suerte de no necesitar muchas horas de sueño. Además, nunca me hecho la siesta porque me sienta fatal, me atonta, me despierto de mal humor y generalmente, con dolor de cabeza. Pero luego resulta que me puedo dormir en cualquier lado: en el metro, en clase, en el cine (qué vergüenza), un sábado de madrugada aburrida en un banco... Y otros datos: al despertarme necesito por lo menos 10 minutos antes de levantarme de la cama, y los fines de semana siempre me pongo el despertador porque "no me gusta" dormir hasta que me despierto sin más. El tiempo es oro, y se nos escapa con los ojos cerrados.

V.- Soy muy maniática con el orden. Me enfado (exageradamente) si no encuentro mis cosas tal como las dejé, si revuelven algo en mi cuarto, si no tratan las cosas con el cuidado que se debe, si no me devuelven algo igual que yo lo presté, si dejan alguna miga en el suelo del cuarto... Incluso he llegado a levantarme de la cama para meter a la lavadora los calcetines que me había quitado justo antes de acostarme y que había dejado en el suelo. Y el mismo orden que necesito con mis cosas, lo necesito en mi día a día. Para eso utilizo muchísimos post-its, listas de cosas y un calendario-agenda donde apunto todo lo que tengo que hacer. Y generalmente no me gustan esos contratiempos que me obligan a hacer cambios repentinos.

VI.- Uno de mis grandes defectos es que sólo saco mi carácter a relucir con la gente de andar por casa. Es decir, si alguien hace algo que me cabrea, soy incapaz de decir nada, o de defenderme. Me quedo callada, dejo que me pasen por encima tranquilamente, o cosas por el estilo, y me llevo el cabreo para casa, donde me desahogo con quien menos lo merece. Así que acabo discutiendo con las personas que no me han hecho nada en vez de soltar un bufido o una buena contestación a quien de verdad se lo merecería.

VII.- Soy indecisa elevado a la máxima potencia. Es mejor que no se me ofrezca la oportunidad de elegir, porque eso me acarrea grandes dudas, dolores de cabeza y sufrimientos. Por eso, al encontrarme de repente con el último punto, no sabía qué elegir: si decir que no me gusta tirar cosas y guardo muchísimos recuerdos que ya no sé de dónde han salido o cosas que sé que no necesito (como 4 pares de puntas viejas); o que en muchos aspectos no me gusta ser "una corriente más" y valoro mucho la originalidad; o que de pequeña me encantaba Mary Poppins, y tenía un cuento de la película que me leyeron tantas veces que era capaz de abrirlo e ir pasando las hojas mientras soltaba de memoria lo que ponía en cada una, de forma que parecía que lo estaba leyendo palabra por palabra cuando todavía no iba más que a la guardería; o que una vez me atropelló una moto por cruzar mal la calle, aunque sin graves consecuencias; o que casi nunca me pongo enferma; o que no puedo evitar seguir buscando quehaceres para los pocos ratos libres que tengo porque no me gusta sentirme sin nada que hacer; o que soy muy tímida con los recién conocidos, con los que me cuesta muchísimo hablar y al final acabo soltando una frase de lo más estúpida y desaconsejable; o que siempre llevo las uñas pintadas para evitar mordérmelas; o que odio que se me mojen los bajos de los pantalones cuando llueve... De repente se me ocurren tantas cosas y tonterías que contar, que soy incapaz de decidir con cuál cerrar este post.

Y como mi cometido se acaba aquí, ahora me toca pasar el testigo. Es sabido que no soy muy conocida en estos mundos cibernéticos así que no tengo mucho donde elegir. Y finalmente, los nominados son: Ekhi, porque con ella empezó todo y yo no podía empezar con otra persona; Berto, porque así me da la oportunidad de conocerle un poco más; María (de Chic o Chuc), porque así le doy la oportunidad de contarnos sus batallitas por tierras americanas; Raquel (de Gratis Total), porque últimamente me visita con frecuencia y ésta va a ser mi extraña forma de agradecérselo. Y para los 3 que me quedan, he decidido liarme la manta a la cabeza y el cable del ratón al cuello, y me he puesto a navegar por estos mundos, saltando de blog a blog, hasta que he cerrado el proceso de selección. Y los nominados son: La mesa del rincón del café, Sugus de piña y Viviendo camino pensando, porque estoy segura de que me pasearé por ellos bastante a menudo, y así empiezo ya a promocionarles. Sé que para muchos esto no será motivo de alegría, aunque para otros puede ser una excusa para actualizar el blog. Así que prometo que esta vez no mandaré cartas amenazantes ni sicarios a quien decida pasar de largo del MeMe, pero el mío, aquí ha quedado.

Porque yo lo quiero así (crónica de un examen de ballet)

No parece que haya pasado tanto tiempo desde que me dijeron que iba a ir a Madrid a hacer mi primer examen "importante" de ballet. Durante muchos años me había estado examinando en Bilbao de unos cursos más básicos, y llegar a Elementary era como hacerse mayor de golpe y verte bailando a otro nivel. Si tenías que irte fuera para hacer el examen, eso tenía que ser importante, ¿no? Y como quien no quiere ni darse cuenta, después llegó Advanced Foundation y Advanced 1, que todavía lo tengo reciente. Así que ya son 3 viajes, 3 exámenes.
¿Cómo explicar los nervios que se sienten, la presión, incluso angustia? Eso no es posible, es necesario vivirlo y sufrirlo. Sufrirlo, y también disfrutarlo. ¿Masoquismo tal vez? No, eso no. Adicción más bien...
Nadie nos obliga a meter horas de ensayos, a repetir y repetir, a dejarnos los dineros en viajes, y las uñas en las barras de clase. Pero según se va acercando el día E (de examen, claro) me pregunto: "¿Y quién me manda a mi meterme otra vez en esto?" Aunque sólo hay una cosa peor que esos nervios que corroen el estómago, y es la ausencia de los mismos. Quien me conozca bien sabe los malos ratos que paso por los nervios, pero se trata de una decisión mía.
Y en este punto es donde mucha gente se desorienta. Debe de ser complicado comprender que alguien elija el cansancio, las prisas para no perder las clases, o incluso los dolores varios en vez de optar por algo más cómodo, sencillo, y lógico a ojos de los demás. Pero así es. Yo lo sé, mis compañeras lo saben, quien está metido en ello lo sabe.
Además, para mi también es importante es hecho del viaje en sí, ya que se trata de compartir la experiencia con amigas y compañeras que sienten igual que tú, que te comprenden si rompes a llorar, que comparten contigo sus preocupaciones, y que hacen que los momentos buenos sean geniales.
En esta ocasión empezamos la semana con una clase de puesta a punto tras el finde, aunque lo más productivo que sacamos de ella fue el "kit del viaje" que nos regaló nuestra profesora, formado por unas chucherías anti-dietéticas y una de esas notas de ánimo que tanto se agradecen. Luego incluso nos acompañó a coger el bus. Hay que ver qué importantes son esos pequeños detalles y cuánto dicen de las personas...
Tras 5 horas de viaje y casi 1 de retenciones a la entrada de la capital, nos lanzamos a la búsqueda del hotel. Y creo que no voy a contar que estuvimos cerca de 10 minutos intentando abrir unas habitaciones de la primera planta hasta que nos dimos cuenta de que las nuestras estaban en la planta 11, porque sería muy vergonzoso admitirlo. Luego, entre idas y venidas siguiendo indicaciones contradictorias de los madrileños, localizamos la escuela de África Guzmán y cumplimos con la visita obligada al Vips para cenar. El día acabó con reunión de pijamas y sesión de fotos en la habitación. Y que conste en acta que a las 00.30 ya estaba metida en la cama (que no dormida) porque ni recuerdo la última vez que me acosté tan pronto...
A las 8 de la mañana suena el despertador y te despiertas sabiendo que todo está a punto de acabar, aunque a la vez, va a ser una mañana muy larga. Ducha, peluquería y maquillaje antes de desayunar una gloriosa tostada camino a la escuela (una pena que no fuese el mejor momento para degustar las típicas y grasientas porras). Nada más llegar nos enteramos de que el examen empezará unos 20 minutos antes. ¿Mejor? ¿Peor? En estas condiciones ya no podemos ni pensar. Que sea lo que sea, pero ya.
Y así te plantas frente a esa puerta cerrada, con un botellín de agua, una toallita y las zapatillas de punta en la mano izquierda, esperando oír la campanilla que indica que ha llegado el momento de pasar a la sala (sólo comparable a las trompetas del día del juicio final). Este año fue gracioso escuchar al pianista cómo le "chivaba" a la examinadora italiana cómo pronunciar nombres como Estíbaliz o Ainhoa. Y lo que ocurrió durante las 2 interminables horas siguientes cada vez lo veo más lejano. Ejercicios que en clase se bordaban y en el momento cumbre no quedaron tan bien, otros con los que no contabas para nada y que sorprendentemente no fueron del todo mal... y sobre todo mucha tensión, piernas cargadas, miradas nerviosas entre nosotras, y una examinadora sonriente que no sabes si oculta una gran mala leche tras esa cara agradable. Intentas tener la cabeza puesta en todas las indicaciones que has ido recibiendo en las clases: la posición correcta de espalda y cadera, piernas estiradas al máximo, respiración adecuada, una cara agradable, transmitir una seguridad en ti misma que ni siquiera tienes, brazos firmes pero no agarrotados... a la vez que intentas que todo eso quede natural.
Una vez que ya ha terminado todo, no tiene sentido seguir dándole vueltas, y pensando en lo que pudimos haber mejorado. Ya está hecho, y sólo podemos esperar un par de meses a que las notas lleguen de Londres. Sales de la sala con la cabeza dividida entre este pensamiento de "por fin se ha acabado" y el de "yo sé que podía más". Animas a las compañeras que entran a continuación, cuando casi no puedes ni animarte a ti misma.
Menos mal que todo se pasa, y que no hay nada que una buena comida no ayude a superar. ¿Buena comida? Eso es, comida basura de esa que evitábamos desde hace meses. McDonalds en la Puerta del Sol, hamburguesa completa, patatas fritas con ketchup, alitas de pollo, refresco y un McFlurry y medio de postre. Con el estómago a reventar y las penas ya olvidadas, echamos a andar durante media horita. Compro un décimo de Doña Manolita (por si la suerte se fija en mi en algún momento) y nos topamos con un Dunkin' Donuts. De pronto sientes que podrías quedarte allí a vivir, no necesitas más. Aunque nos conformaremos con traer a Bilbao una caja de 12 rosquillas, elegidas con grandes dudas, y con otra más que yo "me llevo puesta" aunque todavía tengo la comida dando vueltas en el estómago. Con bolsas y cajas encima buscamos una cafetería Faborit para tomarnos un café de esos que esperas que nunca acabe, con un bonito dibujo en la espuma. Por fin paramos un momento hasta que nos reunimos todas las compañeras, y seguimos sin dejar de comer, dando buena cuenta del "kit de viaje". Y ya no queda más remedio que buscar una boca de metro para llegar al autobús. Sobra decir que seguíamos con las gominolas en la mano, y que ya en el autobús corrían las patatas, barritas de cereales y chocolatinas.
Estoy destrozada, pero ya no pienso en el examen, sino en que estoy contenta de haber aprovechado el paseo por Madrid para hacer todo lo que quería. Ojalá hubiese dormido un poco, pero fui incapaz de encontrar una postura cómoda. Querer y no poder es insufrible. Así que seguí comiendo hasta que hicimos la parada en Lerma, donde cené un bocadillo, por supuesto. No hago más que hablar de comida, pero ha sido una especie de enfermedad contagiosa, con la cual todas seguíamos tapiñando aunque admitíamos no tener hambre. Para mi era una recompensa por el trabajo, el esfuerzo, las energías gastadas, los sacrificios, los cabreos conmigo misma...
Y de repente, todo se ha acabado. Hace una semana el tiempo parecía pararse, y ya se nos ha escapado. Hoy ha tocado madrugar aunque ayer el autobús llegó a la 1 de la mañana, y parece que ni siquiere me haya movido de Bilbao. El mayor recuerdo son las rosquillas, que degustaré plenamente antes de recuperar la sana dieta a la que me había acostumbrado. Todo vuelve a ser como antes. No sabemos cuándo volveremos a vernos en otra igual, hace falta mucho tiempo para preparar bien el próximo examen, pero las ganas no faltarán, las fuerzas no se perderán y los ánimos se alimentarán.

domingo, 16 de noviembre de 2008

De exámenes a examen

Tenía miedo de haber perdido la práctica. Llevaba más de un año sin preparar exámenes, pero parece que esto es como lo de montar en bici, que dicen que nunca se olvida. Pero como no quería arriesgarme, y entre semana me veo siempre pillada de tiempo, empecé a meterme en los libros la semana pasada, incluyendo un sábado como los de mi época universitaria. Es decir, todo el día en casa, alternando estudio con descansos delante de la televisión, y una fugaz salida para comprar algo de cenar en el chino. Y aunque todavía me falta una nota por confirmar, ya me quedo tranquila sabiendo que no se me ha disecado la materia gris y que el tiempo dedicado ha sido muy fructífero.

Ha sido una semana "terrible" de nervios, que parecía que nunca acababa. Pero el jueves hice el último examen, y supuse que el viernes iba a ser mi primer día de relax. Y me equivoqué. Porque no han terminado los exámenes para mi, y es que me queda "el peor" de todos, el más esperado, y también el más temido: este martes tengo mi examen de ballet, de Advance 1, para más señas. Creo que durante este tiempo casi ni había pensado en ello porque se quedaba escondidito detrás de los otros, pero ahora que me he deshecho de ellos... ¡¡estoy más que nerviosa!! Y es que se trata de jugarse todo el trabajo de año y medio en apenas 2 horas, delante de una mujer que nunca te ha visto bailar, que no sabe cuánto trabajo hay tras los pasos que le muestras, y que nunca sabrá si el ejercicio no te sale porque no eres capaz de hacerlo bien, o porque los nervios y la tensión te impiden mantener las piernas firmes. Y en esas estoy, intentando que las ansias no me influyan a la hora de hacer la maleta para que no se me olvide nada: billetes del autobús, maillot, zapatillas, medias, horquillas, gomina, maquillaje, ropa de abrigo para Madrid... y los nervios creo que los voy a dejar bien guardaditos en el cajón de los calcetines.
Me gustaría explayarme más, pero tengo la cama plagada de cosas que meter en la bolsa, y una vez que ya he vuelto para dejar claro que no he desaparecido en combate, creo que dejaré los restos para un nuevo capítulo.
Nos vemos a la vuelta de Madrid. Traeré noticias (y tal vez una caja del Dunkin Donuts jeje)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Diferentes teclas

Estoy sufriendo un pequeño colapso que tiene como epicentro unos cuantos exámenes que me vienen un poco seguiditos. Pero como no quiero dejar del todo esto de darle a la tecla, me he buscado otro que lo haga por mi. Aunque sea sentado delante de un piano.
Como excusa para poder actualizar el blog, os presento a David Peña Dorantes, un estupendo pianista con toque flamenco. Este es su tema más conocido, Orobroy, que puede que hasta os suene. Sea como sea, espero que os guste.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Cosas del oficio

Mes nuevo, y sigo sin papeles. Aunque eso queda en un segundo plano si además digo que no he cobrado el mes de Octubre. A ver, no estoy muy preocupada porque sé que lo voy a cobrar, pero... se trabaja por dinero, y yo todavía ni lo he olido.
El día 1 de Octubre di la primera clase de Pilates, y así han ido pasando los días hasta el 31. Además, he terminado el mes por todo lo alto: haciendo una sustitución en el gimnasio en una de mis mañanas libres. Y es que no es lo mismo dar una clase a jubilados y abuelas, que a un grupo de chicas jóvenes (a éstas no les sirve hacer estiramientos de cuello y brazos durante 10 minutos). Esta gente es alumna de aerobic, y ayer su profesora no pudo dar la clase. Como yo no sé aerobic, se les dijo que iban a dar clase una clase de estiramientos y Pilates, es decir, la mía. El año pasado ya tuve que dar otra clase a estos dos mismos grupos, y creo que ya comenté que la experiencia no fue maravillosa, ya que notas las caras de mala os... de la gente, y no se cortaron un pelo a la hora de quejarse en el vestuario. (Vamos a ver señores, es que Pilates es a aerobic, como un Seat Panda a un Ferrari Enzo... nada que ver) Pues me he pasado toda la semana angustiada, pensando en ese momento, y al final no ha sido para tanto, mira tú qué historia. Es verdad que apenas vino gente, pero para ver malas caras, mejor están en su casa. Antes de entrar, ya había una mujer quejándose en el vestuario, hablando de lo aburrido que iba a ser, pero resulta que en la clase fue la que menos trabajó, la que menos sudó, y probablemente, la que más se aburrió. Por lo demás, fueron muy agradables, trabajaron muy bien, con la mente abierta, y seguro que hoy se están acordando mucho de mi mientras sufren las agujetas (que yo también tengo).
Después de la clase, esperaba que llegase lo mejor: la firma del contrato y el cobro del sueldo. Porque el caso es que a mi me contratan en un gimnasio, pero doy las clases en centros de jubilados que ni siquiera me pillan cerca de allí. Así que empecé mi trabajo con la promesa por teléfono de que todos los papeles estaban hechos, y que ya se firmarían. Hace 3 días me ha llegado la carta de la Seguridad Social, así que sé seguro que no ha quedado nada colgando. Y ayer esperaba que mi jefe hiciese aparición para zanjarlo todo. Pero está claro que era pedir demasiado.

viernes, 31 de octubre de 2008

Tan sólo con un piano

No es nuevo por estas líneas el relato de todos los viajes al día que hago en el Metro, ni todo el tiempo que paso en esos andenes y vagones, siempre con unos cascos enredándoseme en los pendientes. No lo puedo evitar, siempre que salgo sola de casa me llevo la música conmigo. Bueno, excepto cuando bajo a por el pan, porque en lo que tardaría en encender el reproductor, ya he vuelto. Pero para todo lo demás, incluso para trayectos de 5 minutos (aunque de esos hay pocos).
El repertorio va variando. Borro algunas canciones que ya he oído demasiado, otras las llevo rallando varios meses, algunas son nuevas adquisiciones... Y como me gusta la variedad, tengo rock, pop, R&B, hip-hop, flamenco y algún fragmento clásico. Muchas canciones las tengo "huérfanas", pero ahora mismo llevo 2 álbumes completos: el que acaba de sacar Taxi con reediciones de sus mayores éxitos y algún tema nuevo, y el de La Oreja de Van Gogh. Y en éste me voy a centrar un poquito.
Las letras de este grupo siempre me han parecido realmente interesantes. A veces un poco complicadas de encontrar un sentido, pero muy buenas. Y "A las 5 en el Astoria" no iba a ser diferente. En concreto, "Jueves" relata la historia de una pareja que siempre coincidía en el tren, se miraban, pero ninguno se atrevía a acercarse al otro. Cuando finalmente se deciden a dar el paso y hablarse, su tren se esfuma en el atentado del 11-M. Si alguien la ha escuchado, probablemente coincidirá conmigo en que es conmovedora. A veces se me ha hecho un nudo en el estómago escuchándola. Pero ahora mismo he pasado a otro plano. Y me explico.
Tan sólo la letra puede transmitir muchas cosas, al igual que pasa con los poemas o cualquier relato. ¿Pero qué me decís de la música? A veces me encantaría poder eliminar la letra de las canciones, para escuchar sólo la melodía instrumental. Y ahora, cada vez que esa canción suena por mis auriculares, toda mi atención se dirige al piano. Me encantaría saber tocar el piano, pero disfruto igualmente escuchándolo. No necesito más instrumentos. Y creo que la mayoría de las grandes canciones ganan muchísimo al escucharlas con voz y piano. Así que paso mis idas y venidas intentando eliminar en mi cabeza el resto de instrumentos (que no son muchos) y casi visualizando a un pianista volcado en ello.
Y resulta (sorpresas que nos guarda la vida) que salseando por Youtube, he encontrado la forma de no tener que seguir imaginando. Se trata de una actuación en vivo de Leire, con Xabi sentado al piano. Me ha hecho tanta ilusión y me ha gustado tanto que necesitaba colgarla. Un pequeño regalito que me doy antes de irme a dormir.

martes, 28 de octubre de 2008

Estrenamos Fotolog

¿Por qué? ¿Por qué soy tan débil? Incapaz de mantener mis propias palabras. Pero es que me tientan... y acabo haciéndome un Fotolog.
Eso es. En su momento estrené este blog pensando que era la única forma de poder dejar algún comentario en el blog de Ekhi (meeec... ¡error!), y llevo ya 8 meses dejándome caer por aquí. Y ahora, me daba rabia tener que limitarme a ver el Fotolog de mi prima, y no he tenido opción. Así que ya tengo otra página que visitar antes de meterme a la cama, a la que dedicarle mis tiempos muertos pensando en cómo actualizar... Pero ya está hecho, y hace apenas unos momentos que otra nueva criatura ha llegado a este mundo. A ver lo que soy capaz de hacer con mi NUEVO FOTOLOG. Por supuesto, quedáis todos invitados a daros una vueltita.
A propósito, creo haber mencionado ya el Fotolog de mi prima, ¿verdad? Raquel, has visto eso, ¿no? Yo también hago promoción de tus sitios, así que creo que eso iguala un poco la balanza. Tú me haces publicidad, yo te la hago a ti, y quedamos en paz y con el Karma equilibrado. Aunque... ahora que tengo dos sitios, sigo con uno más, y todavía te voy a tener
pagar una campaña promocional. Ay, el banco ya se ha llevado todos mis peluches embargados y ya no sé cómo hacer frente a los costos de semejante campaña publicitaria... Espero que todo esto me compense.

sábado, 25 de octubre de 2008

Con las agujetas a cuestas

Tengo agujetas hasta en las uñas. Bueno, vale, me he pasado un poco. Pero no mucho. El peor momento es al levantarme de la cama, que es cuando me doy cuenta de que me duele toda la parte posterior de las rodillas y muslos, los glúteos, los brazos y la parte superior de la espalda y cuello (a propósito, el tirón ya me abandonó). Ayer, como todos los viernes, tocó sesión de estiramientos, y estas consecuencias significan que el cuerpo trabajó bien, así que encima estoy contenta. Y como dicen que las agujetas se quitan con más agujetas, pues me he ido al super a cargar con unas cuantas bolsas de la compra. Y ahora que estoy de vuelta, he pensado en pasarme por aquí, que los dedos todavía no me duelen.
La verdad es que los horarios no me dan para grandes improvisaciones ni planes, aunque como ayer mi profesor "tomatero" no pudo venir a clase, tuvimos la tarde libre, y la aproveché para descansar y luego verme las caras con una amiga "anónima", lo cual me vino realmente bien.
Pues eso, que no tengo grandes novedades actualmente, pero estoy preparando las que están por venir, y eso hace ilusión.
Me hubiese gustado poder contar que, tras pasar un casting con otras cinco compañeras de ballet, he conseguido un trabajo bastante interesante. Se trata de la presentación de una película, "La Buena Nueva", que tiene como protagonista principal a Unax Ugalde y que ha sido rodada por parajes y pueblos vascos. Esto va a celebrarse en el museo Guggenheim, y consiste en recibir a los invitados como dos mariposas o hadas y revolotear grácilmente entre ellos durante un cocktail. Pero el caso es que no ha habido suerte, y me da un poquito de pena quedarme sin los 150 € de nada que van a pagar por el trabajito de 5 horas. Bueno, por lo menos en la agencia nos tomaron los datos y nos dijeron que contarán con nosotras para más eventos. Bueno, el caso es que de este tema ya no puedo sacar más líneas. Hum, vamos a ver qué más cosas me quedan en el tintero...
Bueno, seguimos con las preparaciones del viaje a Madrid. Ya he visto una invitación a vernos las caras cuando me encuentre por tierras madrileñas (gracias, de verdad), y también conozco a más gente a la que me gustaría ver. Pero me temo que no va a poder ser, ya que no se trata de un viaje de placer (aunque el placer me lo voy a pegar yo comiendo en un Vip's, que me pierden...). La razón es un examen de ballet, que este año nos ha tocado en martes. Así que llegaremos el lunes por la tarde, nos tomaremos un ratito para situarnos, y a descansar, que al día siguiente tendremos un día intenso. Y el martes, tras el examen y una gran comilona de premio, nos gustaría pasarnos por una cafetería Faborite, y ya nos tocará volvernos. A mi me encantaría poder sacar más partido al viaje, pero los trabajos y estudios no nos permiten pegarnos el placer.
Pero mira, igual alguien puede solucionarme una pequeña duda. ¿Por qué hace año y medio pagamos 40 € cada una por pasar una noche en un hostal, en habitación triple, y este año hemos conseguido una habitación triple en un hotel de 4 estrellas, el hotel Colón, por 122 €, es decir, prácticamente el mismo precio por persona? En las fotos el hotel tiene buena pinta, y está en una buena zona. ¿Hay truco? Lo hemos elegido porque está muy cerca del estudio, y eso se valora mucho, teniendo en cuenta que la última vez tuvimos que llegar al examen corriendo y desayunando un triste sandwich por el camino, maleta en mano. Además, tratándose de una ocasión importante, no queremos tener que contar con los transportes públicos madrileños, tanto con el metro laberíntico como con el tráfico por superficie asfaltada.
Bueno, pero todo eso está por venir, y ya encontraré el tiempo necesario para dejar aquí los capítulos correspondientes.

martes, 21 de octubre de 2008

No me he olvidado

Hay que ver... Yo empecé a escribir aquí mis líneas hace unos cuantos meses, y casi todas iban dirigidas a hablar de lo agobiadilla que estaba y de que me pasaba todo el día metida en el metro, de un lado para otro, compaginando nada menos que 4 trabajos y mis clases de ballet. ¡Y ahora lo echo en falta! Bueno, más bien echo en falta el "relajo" del que disfrutaba antaño (parece todo tan lejano). Porque si, era posible estar más ocupada, y yo lo he conseguido (¿no me dan un premio por esto?). Y para organizar el asunto, vamos a establecer dos suposiciones:
* Suposición 1 * Que sea lunes o miércoles --> Salgo de casa a las 9 de la mañana para coger el metro hasta Cruces. Allí, doy una clase de Pilates de 9.30 a 10.30. En 15 minutos voy de un centro a otro, y doy la segunda clase de 10.45 a 11.45. Mi clase de ballet empieza a las 12, y como voy en volandas, consigo llegar tan sólo 15 minutos tarde, más o menos, el tiempo que las demás tardan en calentar. Así que por lo menos tengo suerte y no pierdo parte de la clase. Y ahí me quedo durante las siguientes 3 horas y media, sudando como una chona jeje. Y vuelvo a mi casa a las 4. Tengo que comer, y luego recojo la cocina y limpio, paso la escoba y ayudo a mi madre en lo que necesite, ya me planto en las 5 o 5.15. Pero esque a las 5.30 tengo que volver a marcharme, porque tengo clase de 6 a 9.30 de la noche. Así que me dan las 10 de la noche y todavía no he tenido tiempo ni de darme cuenta de lo que he hecho.
* Suposición 2 * Que sea martes, jueves, o viernes --> Una mejora del anterior, ya que no tengo que dar Pilates. De todas formas, tan sólo puedo aprovechar la mañana hasta las 11.30, cuando me tengo que ir a ballet.
A parte dejo cositas de esas como bajar al supermercado, dormir unas poquitas horas, visitas médicas, sesiones de ducha y "toilette" un poquito largas... que distribuyo como puedo.
Me gustaría poder dedicar más tiempo al pobre muchacho que me hace de taxista, que sale de casa a las 9 y pico de la noche sólo para venir a buscarme a clase y que podamos vernos por lo menos media horita. También me gustaría poder quedar con las Pelusillas, cosa que se hace más difícil porque cada una funciona a con sus horarios.
Pero es que también tendré que estudiar, vamos, digo yo. Y también me merecería un descanso. Bueno, me queda el fin de semana, pero estoy agotada, y si puedo me dedico a no hacer nada.
Y no me quejo, que todo esto es así porque yo lo he querido, pero extraño todas las cosas que ya no tengo, toda la gente a la que no veo. ¿Acaso soy la única a la que le pasa esto?
Tenía pendiente actualizar el blog, porque lo echo en falta, y lo primero que creo que os debía es la explicación a mi abandono. Bien es cierto que el fin de semana sí que podría haber escrito algo, pero los ratitos "de no hacer nada" pueden conmigo, y me dedico, precisamente, a no hacer nada.
Me encantaría comentar otras cositas, como que este sábado fui al concierto de Manolo García, que fue espectacular, al más puro estilo rockero de toda la vida, viéndole tirarse al público desde el escenario (¡qué grande!), que me he apuntado a un mini-curso de 3 clases de flamenco los viernes por la noche (espero no arrepentirme y no morir en el intento), o que desde ayer mi ángulo de visión se reducido debido a un tirón en el cuello que mi tiene todo el día con la cabeza rígida (algunos igual os acordáis de el último que me dio, minutos antes de recoger las notas finales de 2º de Bachiller)... pero es que resulta que hoy quería actualizar antes que cualquier otra cosa, y todavía no he cenado. Luego tengo que preparar un poco la clase de Pilates de mañana (creo que voy a suprimir algunos estiramientos de cuello y de hombros), y me gustaría empezar a buscar algún hostal en Madrid y también echar un vistazo a los apuntes de pre-impresión. A ver... uy, ya voy mal de tiempo jeje.
No sé cuándo, pero prometo que volveré.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Demandando

Como ya comenté, es posible que esto se me quede un poco abandonado, porque apenas tengo tiempo para encender el ordenador (los fines de semana me quedo en desconexión total) y el poco ratito que estoy aquí delante se me acaba consumiendo entre visitas a otros blogs, vaciar el siempre saturado mail, y otros tipos de trámites, consultas, o cuestiones pendientes. Siempre pienso: "Mañana tendré tiempo" Aunque la verdad es que no sé por qué pretendo engañarme a mi misma.
Hoy todavía no me he puesto el pijama, ni he decidido qué voy a cenar, pero de hoy no pasa.
Tengo varios planes a la vista, cosas que hacer o que me han pasado, pero siempre me lío demasiado en divagaciones, y hoy me falta tiempo. Así que he optado por un tema de dominio público y que ya dije que trataría algún día.
Y es que estoy muy preocupada, porque mi gran rato de ocio relajado está en la cuerda floja. Vamos a ver, señores de Tele5... ¿qué es eso de ir por la vida poniendo demandas? Seguro que ya conocéis el tema, ya que en cuanto salió la sentencia, en dicha cadena no dejaron de tirarse el pegote de lo bien que lo habían hecho. Pero si lo que pretendían era dejar a los chicos de "Sé lo que hicisteis" descompuestos y sin vídeos, les ha salido el tiro por la culata. Porque creo que nunca los guionistas tuvieron un tema que diese tanto de sí. Además, puede que hasta hayan conseguido aumentar su audiencia, ya que, quieras que no, les están haciendo publicidad. Mala, pero publicidad al fin y al cabo. Tal vez les moleste que este programa ya roce las audiencias de esos programas a los que critica. Al final, todo es dinero.
Bueno, vamos a analizar (brevemente) la situación:
1 - La cadena demandante se queja de que cierto programa sobrevive gracias a sus vídeos, así que aboga por que cada cadena sobreviva únicamente con su propio material. Y que alguien me corrija, pero yo juraría que por Tele5 han pasado varios programas de zapping, y que en sus programas también utilizan imágenes de otras cadenas, debidamente indicado (como en todas las cadenas, hombre ya)
2 - Me permito el lujo de dudar que este programa de humor se estampe sólo por no poder emitir imágenes de la otra cadena. Lo que atrae a la gente es el formato del programa, y no creo que su fama se sustente en otra cosa que no sea el trabajo de su equipo. Porque sino la gente vería directamente la otra cadena, ¿no? Además, tal vez sea al contrario. Gracias a la Sexta conocemos a muchísimos presentadores y "periodistas" que deben toda su fama a este espacio.
3 - Siempre he creído que hay que escuchar las críticas, y darles un par de vueltas, intentando ver hasta qué punto son ciertas, porque pueden venirnos genial para mejorar. ¿No es cierto que la cadena líder basa la mayoría de sus programas en temas del corazón? ¿Y que sus programas pagan sustanciosos sueldos y dineritos a tunantes que no tienen nada que hacer, gente salida de la nada, impresentables varios y cutre-periodistas? ¿Es que no buscan el espectáculo, el morbo, y llamar la atención? Entonces... ¿qué es lo que les molesta? ¿Que digan la verdad, las cosas tal como son, como todos las vemos?
Ay que ver, esto ya es más largo de lo que tenía en mente, pero para terminar de dejar claro que creo en la buena fé de estos chicos, y que es importante saber reírse de uno mismo y sus desgracias, os recomiendo que veáis la disculpa que parte del equipo entonó frente a los estudios de Tele5 por los "daños" causados.



Y otro documento gráfico, porque si, porque ayer me reí muchísimo viéndolo. ¿Qué hay mejor que hacer reír a la gente?


Ya que estamos, os propongo que me digáis qué os parece el tema, esta demanda en concreto, o más en general, sobre el auge de poner demandas incluso panadero porque trae las barras más tostadas de lo que nos gustaría. Vaya un mundo el nuestro.

sábado, 11 de octubre de 2008

Por ser tú

De vez en cuando me sorprendes con visitas sorpresas.
Y otras veces el sorprendido eres tú cuando ves que no estaba donde creías, o te equivocas de horas.
Siempre que puedes vienes a verme bailar, a donde sea, aunque sé que te aburres soberanamente. Créeme, aprecio mucho que aguantes el tipo tan bien como lo haces.
Cuando acabo de sentarme a comer (o he empezado a lavarme el pelo, o estoy liada ordenando las baldas) y suena el teléfono, ya sé que vas a ser tú.
Tiene su encanto eso de tener un código secreto por teléfono.
Sabes cómo arreglar un mal día con un Huevo Kinder o una chocolatina.
Aguantas la vergüenza de ir conmigo por la calle, bien porque no me importa montar un escándalo y voy gritando cabreada, o porque tengo un día estupendo y me dedico a pegar saltos, hacer el tonto como cuando era chiquitilla y riéndome a carcajadas.
Todavía recuerdas mi nota de selectividad, con sus tres decimales exactos.
Aunque eres incapaz de recordar lo que te he contado hace 10 minutos (ya sabes, memoria de pez).
Cada año, por fiestas de Bilbao, me consigues un peluche nuevo para poner encima de la cama.
En las peleas me dejas discutir sola, no abres la boca y pareces no reaccionar aunque yo no deje de gritar y de moverme.
Cuando salgo por la noche sin ti, dejas el móvil encendido y me insistes en que te llame para venir a buscarme si me quedo sin metro o tengo que volver sola.
Cada vez que te presento a alguien, eres tan serio y tan tímido, que la gente me dice que pareces borde.
Pero la gente que me importa te ha llegado a conocer mejor, y ya no opinan lo mismo.
Sabes hacer especial un día normal cualquiera.
Eres muy cabezón, y te niegas a hacerme caso, aunque yo tenga razón.
Soy muy cabezona, y me niego a hacerte caso, aunque tú tengas razón.
Me ayudas a elegir el mejor coche cuando jugamos a la consola, porque ya sabes que sino, yo sólo me fijo en que sea bonito, aunque resulte correr tanto como un botijo.
Conoces al detalle todo lo que me molesta, y sabes buscarme las cosquillas.
Esperas incansablemente a que termine de arreglarme, incluso cuando vienes a buscarme y todavía estoy en pijama.
Eres un copiloto bastante malo, y parece que todavía no te has dado cuenta de que ya puedo conducir un coche sin que me digan lo que debo hacer.
Apenas nos importaba el frío que pasamos cuando todo esto empezó, hablando durante largo rato en "el txoko", a pesar de las lluvias, los cabreos de mi madre y el hambre que apretaba al mediodía.
Tienes una paciencia infinita con mis cabreos y tonterías. Sobre todo sabiendo que, muchas veces, te toca aguantar mis malas caras y lloros aunque no sean por ti.
Eres bastante bruto hablando.
No te enfadaste mucho cuando te dejé el coche sin batería, y nos quedamos tirados en mitad de un pueblo.
En las primeras quedadas todavía nos daba vergüenza mirarnos o agarrarnos con naturalidad.
Cuando nos conocimos, los dos utilizábamos las mismas playeras (unisex, por lo visto), pero con distinto color y talla, claro.
No te gustaba volver de madrugada a tu casa entre semana, porque la calle estaba vacía y te cruzabas con gente rara, pero lo seguías haciendo, tan solo para hablar conmigo por el Messenger desde casa de tu amigo, cuando todavía no tenías Internet.
Me animas a pelear y seguir adelante por lo que quiero.
Siempre me acompañas hasta casa, aunque eso suponga para tí llegar mucho más tarde a la tuya, o pagar más por el taxi. Antes, incluso insistías en subir en el ascensor conmigo hasta mi piso.
Me mandabas, y te mandé, mensajes de móvil todas las noches durante varios años.
Cuando sale a la venta un libro que sabes que estoy deseando leer, sólo tardas un día en regalármelo.
Tus amigos no se tomaron, en principio, muy bien lo nuestro, pero tú tiraste para delante.
Ya aprendiste que "cabra" en euskera no se dice "kabrue".
Para mis padres, sabes ser el yerno perfecto.
Apenas compartimos gustos e intereses, y pareces incapaz de entender mis motivaciones y razones.
Pero, no sé cómo, nos entendemos muy bien.

Si todo esto te suena, este post es para ti. Porque, aunque al principio me decías que esto del blog era una tontería y ni se te ocurría entrar por aquí, sé que ahora te pasas a leerme. Y porque tuvimos que ponernos de acuerdo y aclarar qué día íbamos a considerar el "día oficial de Aniversario", y desechamos el día 10, y nos quedamos con el 11 de Octubre.
Nunca imaginé que la primera vez que pude estar en fiestas de Bilbao iba a marcar tanto mi vida. Me agobiaba pensando en que iba a tener que salir con tan sólo una amiga, y los amigos de mi amiga, a los que no conocía. Y para cuando me doy cuenta, ya hace 5 años de eso. El tiempo ha pasado rápido, y eso es bueno.
Es complicado comprarte un buen regalo, y todo lo que tú quieres se escapa de mis posibilidades económicas. Pero te prometí una sorpresa, y aquí estoy. Sé que suena ñoño, y ya sabes la vergüenza que me da hablar de estas cosas en público, pero ningún regalo que nos pudiésemos hacer sería mejor que todo lo compartido y vivido. He intentado hacernos un pequeño homenaje, pero los dos sabemos que lo mejor lo llevaremos siempre, y todavía nos queda mucha historia por escribir.

viernes, 10 de octubre de 2008

El mejor momento

Seguro que conocéis esa sensación de gustirrinín que da entrar al calorcito hogareño en invierno. O cuando te estás empapando en una chaparrada, y no haces más que pensar en el momento de llegar a casa, quitarte los vaqueros empapados y ponerte el pijamita. O cuando te despiertas y compruebas que puedes dormir un par de horas más. Parece que, pensando en el momento futuro que nos parece inmejorable, cualquier contratiempo que estemos sufriendo se hace más insignificante.
Y cuando termina el día, un mal día, o uno bueno, no importa. Cuando estoy cansada. Cuando estoy agobiada. En esos momentos en los que lo único que me apetece es estar en casa, se me viene una imagen a la cabeza. Y al igual que en invierno espero con ansias el acurrucarme en una manta con un cafelito caliente, en estos días en los que voy pillada de tiempo desde que me levanto hasta que vuelvo a la cama, soy un poquito más feliz al imaginarme sentada por la noche, cuando por fin puedo descansar, viendo la televisión. Porque parece que está feo afirmarlo, pero me encanta la televisión. Aunque la verdad es que ahora mismo apenas dan cosas que me interesen. Pero me encanta cierto programita, llamado "Sé lo que hicisteis". Y como no tengo tiempo para verlo, lo grabo todos los días, y por las noches adoro verlo mientras ceno. Porque me río todo lo que quiero, y un poquito más. Si he tenido un mal día, de repente y por unos momentos, ya no importa.
¿No es genial que algo tan sencillo pueda hacerte sentir tan a gusto? Una de las mejores sensaciones que puedo sentir es la de reirme hasta llorar mientras empiezan a darme calambres en la mandíbula. Ojalá todos supiésemos reirnos de nosotros mismos de una forma tan sana, aunque algunos prefieran dedicarse a interponer demandas (bueno, ese tema es para otro día). Y ojalá todo se solucionase tan sólo encendiendo la tele.
Pues como es un poquito tarde, y una imagen vale más que mil palabras, aquí tenemos (por elegir un sketch) un capítulo de su famoso Curso Para Reporteros, imprescindible para la vida moderna.

martes, 7 de octubre de 2008

"Bath Time"

No se yo si voy a poder dedicarle al tema del tecleo tanto tiempo como me gustaría. La verdad es que casi ni paro en casa. Las mañanas se me van entre recados, Pilates y ballet, llego a casa a las 4, y para cuando termino de comer y de recoger la cocina, ordenar el cuarto... a las 5.30 ya me tengo que ir otra vez a clase. Y así hasta las 10. Luego, por supuesto, siempre tengo algo de clase que hacer, así que me acaban dando las tantas de la madrugada.
Y que conste que no me quejo, que me gusta sentirme ocupada. Pero cuando apenas tienes tiempo para nada, se agradecería mucho, por lo menos, un baño tranquilito de espuma.

domingo, 5 de octubre de 2008

Y todo por unas croquetas

Estoy cansada y los bostezos me sobrevienen cada vez con más frecuencia, así que no tengo intención de liarme escribiendo un largo tratado sobre el tema. Porque no sé por qué siempre me da por ponerme a divagar de madrugada. Pero tengo la televisión encendida, y estoy escuchando ciertas cosas que me han hecho encender el ordenador para no dejar que el tema pase de largo. Empiezo dando un par de datos de interés:
- Tan sólo 2 diarios nacionales (Público y 20 Minutos) se niegan a publicar en sus páginas anuncios de prostitución.
- El periódico con mayor tirada nacional gana 5 millones de euros gracias a estos anuncios.
¿Cómo se os queda el cuerpo? Yo todavía no me he recuperado del susto, aunque sólo sea por pensar en todo el dinero que se mueve por esos mundos. La cosa es que, hables con quien hables, nadie reconocerá sentirse atraído por anuncios de esos, o haber coqueteado con alguna señorita (o señorito, vamos). Así que ocurre como con las audiencias de televisión, que todos vemos los documentales de La 2, pero los programas aumentan significativamente su share en cuanto empiezan a tocar temas "del corazón". Es decir, que de algún lado saldrá esa enorme cantidad de dinero, que seguro que no decrece con crisis ni con nada.
En el mismo programa que estaba viendo, han hablado de un anuncio que, aunque ya ha sido retirado de la radio, está dando mucho que hablar. ¿Os suena el hombretón que no quiere abandonar a su mujer, la Puri, por sus deliciosas croquetas? Si, ese mismo que ya no se emite por considerarse sexista. A ver, vamos a ver... Ya he dejado bien clara mi opinión en otras ocasiones, y como mujer, afirmo no sentirme ofendida por el anuncio de las croquetas. La verdad, me molestan más los de los productos de limpieza. Vale, si nos ponemos quisquillosos, podemos encontrar fácilmente ese reverso machista a las famosas croquetas. ¿Pero cómo es posible que se censure este anuncio "de chichinaba" mientras en todos los periódicos encontramos varias páginas que, a todas luces, degradan a las mujeres muchísimo más que el marido de la Puri? Pues mucho me temo, señores, que no será la última vez que oigamos algo parecido.
Porque al fin y al cabo, todo se reduce al dinero, a lo que mueve el dinero, y a lo que interesa a los que tienen el dinero. Por favor, ¿cómo van a prescindir en los periódicos de esa importante fuente de ingresos? Es mucho mejor pecar de hipocresía, denunciando en sus primeras páginas cualquier atentado contra las mujeres, y mostrando tras 20 vueltas de hoja las fotos de chiquitas quiceañeras ofreciendo todo tipo de servicios, y poniéndose a disposición de los deseos más lascivos de cualquier hombretón.
¡Qué bien se nos da eso de engrandecer las tonterías, esquivando el tratar asuntos espinosos que nos pueden traer problemas! Sobre todo, si vienen con un maletín lleno de billetes detrás.
Creo que no tiene más sentido seguir dando vueltas a algunos temas, ya que hablan por sí solos. Así que sólo me queda una duda: ¿alguien tiene el teléfono de la famosa Puri, que me muero por probar unas buenas croquetas de madrugada?

jueves, 2 de octubre de 2008

Nos adelantamos

Tal vez alguien se haya percatado ya de que, poco a poco, han ido desapareciendo de la televisión esos anuncios de productos para hacer desaparecer la canas. Está claro que no era una buena inversión, ya que a los hombres de hoy en día no les importa que les claree la cabellera: los que lucen canitas aseguran que se sienten cercanos a George Clooney (pobrecillos ilusos), unos poquitos conservan melenas envidiables, y los que quedan son de los que, en vez de lavarse el pelo, se frotan la cabeza con la esponja, para abrillantarla y eso... De hecho, creo recordar que hace no tanto eso de quedarse calvo era una de las pocas cuestiones estéticas que preocupaba al género masculino, pero es que ahora son muchos los que por las mañanas se afeitan barba, bigote, patillas, y cabeza entera. Vamos, que las cejas se salvan de milagro.
Y ya se sabe que todo lo que ocurre tiene un origen, y el de la pasión por las calvas relucientes no es más que el archi-conocido Calvo de la Lotería. Eso es, aquel hombre en blanco y negro, siempre serio pero que sin embargo nos transmitía cierta simpatía, ya que parecía transmitirnos a través de las pantallas: "Si te gastas 50 € en décimos de la lotería, yo mismo te entregaré un maletín rebosante de billetes". Pero cuando tú te enterabas de que el maletín había ido a parar a La Pedraja del Portillo, el calvo ya había echado patas. Y cuando volvía al de un año, la ilusión renovada de verte nadando en billetes de 500 € hacía que se disipara cualquier antiguo resquemor. Así nos mantuvimos en perfecto equilibrio, hasta que un año comprobamos con estupor que se ve que a él tampoco le tocaban muchos premios, ya que no volvió a su famoso anuncio.
Desde entonces, nuestras Navidades quedaron en manos del Corte Inglés y del turrón más caro del mundo. Pero todo volverá a ser lo que era a partir de este año. No creo que al Calvo le volvamos a ver el pelo (máquina de chistes malos y fáciles en marcha) pero yo pienso quedarme pegada a la tele cada vez que los de la Lotería intenten colarme el boleto (ya he comentado lo de los chistes, ¿verdad?) porque este año será un anuncio Made in Bilbao. Pero yo todavía conservo el susto en el cuerpo, porque a mi nadie me había avisado. Así que yo me dirigía tranquilamente a mis clases de ballet, contenta además porque el Señor del Metro había dado vacaciones a todos los torpes e incompetentes que me ponen de mala gaita, y mi única preocupación era la chaparrada que caía en la calle. Con el paraguas ya abierto, llego a la calle, y a poco más se me desencaja la mandíbula del susto. ¡Toda la calle estaba blanca, y la nieve cubría todas las repisas de las ventanas! Lo primero que he hecho ha sido mirar hacia arriba, para comprobar que lo que caía era agua, y no nieve, que tanto nos cuesta y gusta ver en la capital. Admito que, mientras la gente seguía sus caminos como si viesen algo así todos los días, yo me he quedado parada mirando cómo todavía colocaban espumas y copos blancos sobre un abeto enorme que ya venía con sus bolitas rojas incluídas. Así que he llegado a la clase con la duda en el cuerpo: ¿Por qué tengo que ver ya la nieve en Octubre? Pues porque era nada menos que el nuevo plató de dicho anuncio, cosa que una de mis compañeras sabía, pero yo no. Al terminar la clase y volver hacia el metro, había varias personas con gorros de lana, bufandas y cazadoras, y en las manos 3 o 4 bolsas con futuras compras navideñas, esperando una señal para ponerse a caminar. Y aunque sepa que todo era artificial, y debajo de todo ello se intuya el perfil consumista de las Navidades, me ha encantado. Por un momento, he empezado a notar la ilusión de ver las luces en las calles, del olor a castañas, y de la proximidad de cenas y comilonas familiares.
Pero todo eso ya llegará, y de momento me toca esperar ante la televisión a que emitan el esperado anuncio. Tengo muchas ganas de ver cómo queda, las diferentes partes de la ciudad en donde han rodado, si se nota que la nieve no es de verdad... Pero sobre todo, tengo ganas de hacerme millonaria con la lotería. Una pena que no contemos con el Calvo para pasarle el décimo por su famosa cabeza.

martes, 30 de septiembre de 2008

En Metro voy, en Metro vengo, vengo

¿Alguien puede decirme qué le he hecho yo al Señor del Metro Bilbao? Ya sé yo para qué hay tantas cámaras... Me vigilan, me acechan, y cuando ven que voy a montarme en el ascensor que baja al andén, hacen salir a un montón de pedorros e incompetentes (al más puro estilo "El Show de Truman") a los que les cuesta entender que si se colocan entre los sensores, la puerta del ascensor nunca se va a cerrar. Luego, llenan los pasillos de gente que no tiene prisa, que se dedica a pasear entre las canceladoras y expendedoras de billetes. Y uno de mis momento favoritos es el de bajar las escaleras finales hasta el andén, cuando ves que las puertas del metro están abiertas, y que si corres lo coges. Pero dichas escaleras están plagadas de gente que no entendió eso de "vamos a dejar un hueco para la gente que baja". Te ven que vas volada, pero la calma chicha les gobierna, y a ti te toca ver cómo se te escapa por 3 segundos. Esos segundos que has perdido esperando a las puertas del ascensor se terminen de cerrar, o esquivando gente, o saltándola casi.
Pero lo más curioso es que esto sólo ocurre cuando voy con el tiempo justo, cuando no me puedo permitir perder ni un segundo. Realmente, el Metro de Bilbao tiene un servicio genial, y la mayor parte del día tienes metros cada 3 minutos. Pero, como esta vida parece que se ríe de nosotros con sarcasmo, cuando voy tarde a algún sitio hay algún problema que hace que el metro tarde 8 minutos en llegar.
Qué feo me parece, Señor del Metro Bilbao, que con todos los dineritos que les dejo yo, que me casco 4 o 5 viajes al día, no se me ofrezca, por lo menos, un servicio preferente. Ya sabéis, como en Port Aventura, que si pagas un poco más no tienes que esperar colas en las atracciones. No pido un servicio de cafés durante el trayecto, pero por lo menos no me envíe a los bloqueadores-de-puertas-de-ascensor. ¡Joé!

domingo, 28 de septiembre de 2008

Concedo mi primera entrevista

La emoción me embarga mientras concedo mi primera (¿y última?) entrevista. No puedo empezar de otra forma que agradeciendo a Canichu el ofrecerme esta oportunidad, el tiempo dedicado al cuestionario y, cómo no, el facilitarme seguir escribiendo cuando a mi sola me cuesta más. Espero haber cumplido tus expectativas. En fin, las respuestas son un poco extensas, pero la ocasión lo merecía. Y si alguien tiene especial interés por conocer algo más de mi, de mi entorno, o lo que opino sobre recetar ansiolíticos a mandriles cojos y asnos tartamudos... preguntad y se os responderá.


1.-Eres del norte, ¿qué tal es el norte? Pero no queremos tópicos, queremos tu visión personal.
Pues en principio mi opinión personal coincide con los tópicos, que por algo lo son: el norte es lluvioso y pega el viento que da gusto. Pero después de haber pasado por algunas otras ciudades, lo cual me permite opinar con conocimiento de causa, puedo decir que me encanta. Bueno, tal vez lo cambiaría por una zona mediterránea, pero creo que aquí tenemos todo lo que se necesita en una combinación bastante buena: no nos asfixiamos en verano ni nos acorrala la nieve en invierno (bueno, esto depende de la zona), tener la playa a media hora de casa es un lujo, las montañas del norte esconden pueblitos preciosos y multitud de hoteles rurales para pasar un buen finde, en apenas unos minutos puedes pasar de la vida y el bullicio de la cuidad a la tranquilidad más recogida que puedas imaginar, y los que vivimos por aquí somos la mar de majetones (en general). Me encanta poder salir un fin de semana y hablar durante 15 o 30 minutos con personas a las que no conoces, o incluso acabar pasando una divertida noche de risas con un grupo de perfectos desconocidos.
Pero no todo es maravilla por aquí, y ahora me centro en donde yo vivo, porque si hay algo que deteste es todo lo que rodea la política y el ambiente de tensión que se respira debido a ello. Así que prefiero no dar coba al asunto.

2.-Y la gastronomía, de la propia de tu tierra, ¿de cual podrías hablarnos especialmente, sea por el motivo que sea?
Casi me avergüenza admitir que no soy gran conocedora de la gastronomía vasca. Bueno, conozco lo platos típicos, que puede resultar que no sean más que esos jeje. Bueno, aborrezco algunos de los más conocidos, como el bacalao al pil-pil o a la vizcaína, otros pescados, el marmitako, la porrusalda o los pimientos. Pero me encanta el queso de Idiazabal y todo tipo de carnes (hay ganados por todas partes) y txistorras, y morcillas... y la sagardoa (o sidra de toda la vida). De hecho, si en alguna visita a estas tierras alguien no quiere perderse el Top Ten de nuestra gastronomía, que busque una sagardotegui, donde siempre se cena genial, en cantidad y calidad.
Ahora, me dices que me centre en alguno, y sin duda mi primer premio es para LOS PINTXOS (excluyendo los de bacalao, claro) Esos pintxitos de tortilla, que como en Bilbao no saben en ningún sitio, esos bares con largas barras en los que puedes encontrar hasta 15 o 20 diferentes, disponer de una carta de pintxos de lo más original, descubrir esos bares que ponen a tu disposición sus creaciones ganadoras de concursos... No es complicado encontrar verdaderas obras de arte con las que acompañar una caña y un cafelito. Lo mejor es que no necesitas una excusa para salir o comer o cenar, sino que los disfrutas una tarde cualquiera, con los amigos, en un bar cualquiera.
Debo aclarar que quien habla (escribe) es poseedora del típico saque y buen comer del que presumimos los vascos.

3.-Que eres bailarina ya lo sabemos, pero danos una pista de tus preferencias: ¿baile con amigo/as o novio, o bien baile de danza en grupo de baile?
Mi novio no baila ni aunque le maten, así que queda descartado. Pero ahora ya no sé por qué decantarme. Porque me encanta bailar con mis amigas cuando salgo de farra (aunque hay un par que no son muy dadas a ello), pero también es cierto que eso lo hace casi todo el mundo y que en una discoteca yo me corto mucho y no me muevo demasiado, aunque lo disfruto como nadie. Para mi es una satisfacción enorme el trabajar con un grupo de compañeras, en el que todas intentamos llegar al mismo objetivo. Es diferente y especial, sobre todo cuando todo acaba mostrado sobre un escenario. Yo eso no lo cambio por nada del mundo, y creo que de momento es mi opción preferida, por lo menos hasta que mi cuerpo y compromisos me permita seguir acudiendo a las clases.
Y lo mejor es que siempre me quedaré con esos bailoteos a solas, en casa conmigo misma, mientras escucho la radio o mi música. Lo fundamental es no parar de bailar.

4.-Te gusta el baile desde pequeñita, ¿hubo alguien o algo que te introdujera en ello o que te abriera la mente a ese mundo?
Literalmente hablando, fue mi madre. Pero no fueron unos inicios románticos al estilo "es que provengo de un largo linaje de bailarines", sino que cuando empecé el colegio, mi madre me apuntó a ballet, al igual que la mitad de mi clase, así porque sí. A casi todas las niñas les gusta bailar, pero llega un momento en que hay que definir una escala de preferencias, y yo mantuve el ballet en lo más alto. Estuve a punto de dejarlo un año que me costó mucho trabajo y esfuerzo, pero casi me obligaron a seguir diciéndome: "Termina por lo menos este año, y ya para el siguiente si quieres te olvidas" Y eso me sirvió para cogerlo con más ganas, porque ya llevo casi 10 años casi sin faltar a las clases.
Me gustaría pensar que es algo que, en cierto modo, siempre tuve dentro, pero realmente creo que si mi madre no me hubiese metido en ello, nunca hubiese descubierto todo lo que tenía para ofrecerme, y que si en aquel momento crítico la directora de mi academia no me hubiese instado a seguir un poco más, ahora no sabría apreciar todo lo bueno que me aporta día a día.

5.-Si te dieran la oportunidad de bailar lo que quisieses, en el lugar que quisieses y siendo el personaje que quisieses, de todo ello, ¿qué elegirías?
Bueno, creo que me acabo de topar con la pregunta más difícil... Aunque no le haría ascos a dedicarme al hip-hop, funky u otro bailes modernos, y tampoco al flamenco, sin duda daría lo que fuese por poder ser bailarina de clásico (¿a que no se esperaba esta respuesta?) La verdad es que nunca lo había pensado, y he decidido darte dos respuestas. La primera, la que más rápido se me ha venido a la cabeza, que no es nada concreta: creo que una de las mejores cosas sería recorrer los teatros de las grandes compañías de ballet en Londres, París, Nueva York... y representar los grandes clásicos como el Lago de los Cisnes, que con esa elegancia y persistencia en el tiempo es una de las grandes aspiraciones de toda bailarina. Pero si se me apareciese mi hada madrina (nunca he perdido la esperanza de tener una) tal vez me decantase por una opción más romántica y personal: adoro la obra "Don Quijote" que nunca me canso de ver, y por tanto ésta sería mi elección. El primer teatro en el que bailé, siendo una enana, fue en el Coliseo Albia, que ahora ya no existe, y sería complicado volver. Así que me permito recordar la primera vez que salí a un escenario yo sola: fue en el Palacio Euskalduna, y bailé un fragmento de "Don Quijote" en el que Kitri, la protagonista, aparece por primera vez en escena. Así que mi segunda opción, menos ambiciosa que la primera pero más emotiva, sería volver al Auditorium del Euskalduna, con la obra "Don Quijote", y en el papel de la protagonista Kitri.

6.-¿Qué opinas del Cirque du Soleil (creo que se escribe así, no estoy seguro)?
Que es un gran espectáculo que nadie debería perderse. Creo que a cualquier persona con ojos en la cara debe de gustarle, porque es imposible ver todo lo que esos artistas son capaces de hacer sin sentirte por unos minutos trasladado a "otro mundo" en el que todo es posible, las personas no tienen huesos, nada cuesta esfuerzo, no hay gravedad, y el ambiente creado por la música, escenografía y vestuarios no es de este planeta. Han actuado en Bilbao en tres ocasiones, y yo lo he visto en dos de ellas. He oído que vuelven este año, y no me lo pienso perder.
Bien es verdad que las entradas cuestan los dos riñones y un trocito del páncreas, pero no es tirar el dinero, aunque escojas la peor de las entradas, medio escondida detrás de una columna.
Además, me parece importante una labor que yo creo que hacen, y es demostrar que en un circo no hace falta seguir mostrando leones saltando aros, ni elefantes desfilando sobre una madera. No tienen nada que ver, Cirque du Soleil está a años luz del resto de típicos circos, y además sabes que disfrutas del gran trabajo de unos artistas que decidieron vivir por y para ello, y no del de animales que no conocen otro mundo aparte del que hay tras los barrotes.

7.-Última película que has visto en el cine.
Pues hace bastante tiempo que no voy al cine, porque mi cartera sufre al pagar 1000 de las antiguas peseticas por ver una peli de una hora y media que puede que ni siquiera me guste. Porque yo hacía bastante eso de ir al cine cuando no hay otra cosa que hacer, a ver un película cualquiera. Y eso se acabó.
Pero como debo de estar desarrollando el Síndrome de Diógenes, yo guardo todo lo que pasa por mis manos. Y ya sabía yo que algún día me serían útiles todas las entradas de cine que guardo desde Marzo del 2001, cuando el precio marcaba 4,81 €, aunque yo todavía pagué mis 800 pesetas de rigor. Bueno, pues tras consultar mi archivo puedo afirmar y afirmo que la última vez que fui al cine, en Marzo de este año, vi "Llamada perdida", una película bastante mala que vi con mis amigas, precisamente porque no teníamos nada que hacer esa tarde. Todavía retumba en mi cabeza el asqueroso tono del móvil: tararará (pachun pachun), tarararáaaa...

8.-Último disco que compraste.
Uy, anda que no ha llovido desde entonces. No voy a negar que mis últimas adquisiciones musicales no han sido "vía tienda", aunque también es verdad que nunca he comprado nada en el top-manta, ya que creo que no hacen ningún favor a nadie. Pero echando un vistazo a la torre de CDs, creo que el último por el que pagué dinerito fue "The Eminem Show" (de Eminem, claro), o "A contracorriente" (del Canto del Loco).

9.-¿Sonrisa o risa?
¡Qué pregunta más bonita, de verdad! Depende de muchas cosas. Es genial reír, aunque tras la risa puede haber una gran tristeza, así que, aunque en general la risa marca un muy buen momento, puede que no sea del todo verdad. Sin embargo, la sonrisa me parece más sincera. Puedes reírte sin ganas, pero no puedes mantener una sonrisa en la cara cuando de verdad no la sientes. Así que, aunque no me decanto del todo porque me encanta reírme hasta llorar, creo que me quedo con una gran sonrisa, de esas que nunca deberíamos perder.


10.-¿Ceño fruncido o boca torcida de protesta?
Pues la verdad es que no lo sé, porque supongo que son gestos involuntarios de los que no somos conscientes. Pero supongo que debo elegir el ceño fruncido, ya que, aunque en el día a día no lo noto, un par de veces que la fisioterapeuta me ha hecho también un pequeño masaje en la cara, he notado que acumulo mucha tensión en la frente y cejas. Cuando estoy cabreada, o en pleno auge de una discusión, creo que gesticulo bastante, y lo de lanzar miradas torcidas se me debe dar bastante bien. Además, se conoce que por naturaleza, mi boca no tiene una expresión risueña, y hay gente que me cree enfadada cuando no lo estoy, así que una boca torcida no tiene un gran significado en mi.

11.- y de despedida dirás...
(si Canichu me lo permite) que la cerveza os acompañe: esta ronda va por ti.