sábado, 28 de junio de 2008

(Casi) Perfectamente

Hay tantas cosas que mejorar, tanto que cambiar... que queremos abarcarlo todo, y al final parece que no conseguimos nada. Pero sin duda es una de las cosas que, inevitablemente, perseguimos en esta vida: esa perfección que sabemos que nunca llegará.
Unos con más ahínco, otros con más desánimo que intención, pero todos intentamos mejorar a diario, ser un poco más perfectos, llegando a veces a vernos agobiados al no conseguirlo. ¿Y qué sentido tiene, si en lo más profundo sabemos a ciencia cierta que nunca lo conseguiremos, que la perfección no existe? Pues porque, como me decía mi madre en cuanto a estudios-exámenes: "Si vas a por el 10, igual no llegas, pero te quedarás con un 7.5, aunque si desde el principio piensas sólo en el aprobado justo, posiblemente no llegues" Aunque no lleguemos a nuestra deseada meta, el ver pequeños avances y mejorías, el notar que nuestros esfuerzos son mínimamente apreciables, hace que nos invada una gran satisfacción, acompañada de unas ganas renovadas de avanzar un pasito más.
Si no lo intentas, te quedarás en el camino, sentada al lado de una piedra, llorando porque no tienes fuerzas para seguir. Pero cuanto más andes, más fuertes serán tus piernas para seguir andando.
Muchas veces, demasiadas a menudo, parece que los demás no aprecian estos intentos-de-acercamiento-a-la-perfección, lo cual nos crea cierta frustración. ¿Por qué en el momento en el que yo creía ser un poquito mejor, el resto del mundo me muestra con más empeño y mala leche la gran cantidad de defectos que todavía padezco? ¿Tendré tiempo de remediarlos? ¿Qué pensarán de mi si no lo hago?
¿Y qué piensas tú de ti mismo? Si antes de que nuestro prójimo abriese la boca, sabíamos a ciencia cierta que estábamos en evolución, que poco a poco nos aproximábamos al tipo de persona que nos gustaría llegar a ser, no debemos dejar que nada nos haga retroceder, porque eso sí que resulta frustrante.
Podemos llegar a ser perfectos, tal vez no para los demás, pero sí para nosotros mismos. Y nosotros somos nuestro jurado más exigente. No debemos decepcionarnos.

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Aprovechando el "tema", quiero dejar un vídeo para vuestro (espero) disfrute. No os sorprenderá que yo diga que creo que el ballet es una de las mayores aproximaciones a la prefección que se me ocurren en estos momentos: ese gran esfuerzo que hay detrás y que, sin embargo, gracias a ese aura de perfección que lo rodea, no llega a nosotros sino un resultado limpio, sin fallos. En este caso, el ballet aparece combinado con acrobacias, lo cual... No puedo describirlo, mejor verlo.

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