jueves, 21 de agosto de 2008

¿Para qué escribir?

¿A qué temperatura está el Sol? ¿Cuántas páginas tiene la Biblia? ¿Cuántos suplementos gratuitos podríamos conseguir con diferentes periódicos y publicaciones? Para empezar las contabilizaciones, diré que en mi casa, cada semana, añadimos 4 revistas más al montón de la sala. Aunque sólo sea de un vistazo rápido, pero siempre tengo que ver lo que traen. Podemos encontrar reportajes tan variados, que nunca sabes si por no abrir la revista te vas a quedar sin saber cómo quitar esa mancha de ketchup del vaquero, o sin ver dónde están las mejores fiestas locales del verano, o sin las precisas medidas a tomar para superar la gripe.
Así que esta semana, entre el consultorio "Tengo 13 años y no sé cómo hacer entender a mis padres que, aunque mi novio se dedique a pegar a los debiluchos de clase y de vez en cuando se toma alguna pastilla, es muy buen chico, lo más importante de mi vida, y quiero tener 15 hijos con él" y un reportaje sobre restauración de muebles, he encontrado una página titulada "Escribir como terapia". Y oye, se me ha venido a la cabeza el blog.
Si hace pocos días se me ocurría preguntarme el porqué de lanzar públicamente las ideas propias, rutinas, planes o incluso las miserias más inconfesables, leo este párrafo:

Cuando escribimos, conectamos con una sabiduría
profunda que reside en lo más íntimo de nosotros y la escritura se convierte en
un ejercicio de autocomprensión y transformación. Vamos dando forma a nuestros
pensamientos, aclaramos nuestros sentimientos, nos reafirmamos...

Es una forma de meditar, de ir más allá y de darnos el gusto de estar a solas
con nosotros mismos. Además, nos acerca y nos comunica con los demás.

Llegados a este punto, voy a confesar que yo no empecé a escribir aquí por prescripción médica, ni por necesidad o similares, sino porque Ekhi acababa de inaugurar su blog y yo pensaba que había que ser miembro de Blogger para poder dejarle comentarios. Para cuando descubrí que no era necesario, ya me había hecho a la idea de crear el mío, tenía hasta el título pensado, y ya que estaba... lo saqué adelante.
Cuando era pequeñaja empecé varias veces a escribir un diario, que abandonaba al de una semana, aproximadamente. Y hace no tanto tiempo, sí que he dejado por escrito algunos momentos o detalles de esos que tienes miedo de acabar olvidando. Porque la escritura es una de las formas de comunicación más importantes que tenemos, y mediante la cual podemos conseguir que algo perdure en el tiempo. Así que, visto de esta forma, ¿por qué íbamos a querer escribir nuestros problemas y preocupaciones? ¿Para que se nos haga un nudito en el estómago el día que volvamos a leerlo? Mejor sería dejarlos al olvido, y cuanto más rápido mejor. Sin embargo, no puedo negar que algunos días de grandes cabreos, con esa sensación de impotencia, rabia y dudas a punto de hacerme estallar, haya acabado cogiendo un cuaderno viejo y un boli para darme una sesión de esas de auto-terapia (también es verdad que tras pocos días, he tirado esas hojas, porque recicladas son más útiles). Sí es cierto que, al intentar plasmar ese revoltijo de emociones en un papel, y si no quieres hacer sólo grandes borrones, te ves obligado a ordenar tus ideas y muchas veces acabas estableciendo un orden causa-consecuencia, reflexionas sobre las posibles soluciones...
Así que supongo que, más o menos, he encontrado una respuesta que andaba buscando. Aunque mi razón para abrir este blog fue un tanto curiosa, el proyecto podría haber naufragado estrepitosamente si no fuese porque, sin apenas darme cuenta, escribir aquí me ayuda a ayudarme (y ya puedo desechar los cuadernos viejos que no necesito). Una terapia que siempre viene bien, aunque no se necesite terapia.
Y ahora que ya he resuelto una incógnita de mi vida, voy a recurrir un poquito a otra conocida terapia. Si alguien me busca, estaré finiquitando la tableta de chocolate.

2 comentarios:

berto dijo...

Que buena lo de las revistas, es para escribir un monologo, todo el mundo tiene un revistero apunto de reventar hasta que un gran día decides tirar alguna.

Lo del blog lo comparte profundamente, claro que sirve como terapia, te expresas, te desahogas y además te comunicas con gente, creo que es fantástico, procura no dejarlo como hacías con tus diarios.

Un saludo, Berto
P.D: a lo de la formula 1, ya no nos daba la pasta, pero si que hubiera estado guapo.

Bayadère dijo...

¡¡¡Jo, yo quiero esperar a que Alonso tenga un buen coche en vez de un botijo con ruedas para ir a verle ganar en Valencia!!! XD
Lo de las revistas es un mundo, porque además tengo comprobado que en todas las casas del mundo mundial se hace lo mismo: no sólo acumulamos las nuestras propias, ¡¡sino que familiares y conocidos nos van pasando las de 2 semanas antes!! Además, yo tengo 2 montones: el de la salita, que es de uso más público, y otro personal de mi padre donde acumula las que a él le gusta leer. Ains, si me pagaran por todo el papel que podría reciclar... Sino, igual me monto mi propia editorial jeje.
Y en cuanto a lo del blog, de momento no tengo intención de dejarlo. Ya he pasado por épocas de vagancia y así, pero siempre acabo con una entrada nueva. Y no es que me sirva para proclamar mis hechos al mundo entero, porque sois poquitos los que me visitáis, pero creo que así está genial. Ya que estamos, gracias a todos los que alimentáis este mi pequeñito blog.
Besinessss