sábado, 16 de agosto de 2008

Más allá de los Juegos

Hace poco tiempo escuché que el Sol hace que nuestro cuerpo genere radicales libres, que no sé muy bien lo que son, pero son los culpables de que la piel envejezca y cosas así... ¿Pero es posible que ese gran astro al que nos pasamos medio año esperando tenga también otros efectos? Porque al llegar el verano, nada es como era. Cambiamos el color de la piel, nuestros alimentos, nuestros biorritmos descienden hasta niveles insospechados, y a muchos parece que se nos reblandecen las ideas. Además de esas terribles ganas de no hacer nada. De hecho, a mí me gustaba entrar todos los días al blog y visitar los que se habían actualizado desde mi última visita. Era una rutina entretenida, y que a veces incluso me llevaba bastante tiempo. Luego, yo escribía una larga entrada a las 3 de la mañana, y ya me podía dormir tranquila. Pero ha sido llegar Agosto, y hasta Internet se ha quedado vacío.
Desde hace unos días, por ejemplo, yo hasta he dejado de lado el ordenador porque no me despego de la televisión. Y esque no todos los años tenemos Olimpiadas (sólo cada 4 años, de hecho) --> Chiste malo, ejemplo fehaciente del reblandecimiento mental que antes he mencionado.
Hasta hace un par de meses nadie sabía que Pekín en chino se dice Beijing, y ahora ya casi somos capaces de diferenciar a un chino de otro. Supongo que no seré la única que anda haciendo malabares con los horarios y los vídeos para grabar los grandes encuentros a las 4 y las 5 de la madrugada, y que se vale de un montón de croquis para que no se pasen de largo las competiciones interesantes. Pero es que, además, yo estoy adquiriendo una cultura deportiva de élite. Cuando no hay nada interesante, pongo Teledeporte, que hacen retransmisiones 24 horas. De toda la vida, los únicos deportes que he visto por televisión son la gimnasia rítmica, la natación sincronizada, saltos de trampolín, y poco más (es que la Fórmula 1 no viene al cuento). Y de repente, veo competiciones de waterpolo, volley playa, atletismo, hockey hierba... por no decir que me estoy haciendo una experta en tenis y baloncesto.
Pero como ya he dejado claro que yo también me siento vaga, no voy a divagar sobre los resultados de nuestra selección, los tongos de niñas chinas que parece que cantan pero que sólo hacen playback, o sobre una machine llamada Phelps que bate uno tras otro sus propios récords... Porque quiero sacar a relucir una parte un poquito más oscura de los Juego Olímpicos. Y no hablo de grandes secretos como el gran despliegue de pirotecnia generada por ordenador, sino de cosillas más banales y mundanas en las que me he ido fijando tras tantas y tantas horas de deporte televisado.
Todos sabemos el gran despliegue de recursos humanos que es necesario en acontecimientos de este calibre: jueces, médicos, agentes de seguridad... Pero seguimos descendiendo en el rango de importancia y nos encontramos con cosas de éste estilo: hay un chinito cuya única función es sujetar una toalla con la que el tenista de turno se seca el sudor entre juego y juego, y otro que utiliza otra toalla-seca-sudor en el suelo de la cancha de baloncesto tras la caída de un jugador. ¿De dónde han salido estos muchachos, a través de una ETT? ¿Y sólo se dedican a eso, o además llenan botellines de agua? El caso es que parecerá una tontería, pero son los encargados de evitar molestias a grandes figuras del deporte, y si no estuviesen ahí, los jugadores les echarían en falta. Y ahora me pregunto: ¿Les regalarán una cajita de bombones, o por lo menos, se lo agradecerán? Porque son de estos trabajos "insignificantes" en las que nadie recae, pero que al final son básicos para que otra persona saque un mayor beneficio: esas costureras de cuyas manos salen grandes modelos de alta costura (no veo yo a Galliano con aguja e hilo), los limpiadores que dejen impecables las cocinas de grandes restaurantes de lujo para conseguir otra estrella Michelín, o los mecánicos que instalan el mini-bar en una limusina para que el ricachón de turno pueda fardar... ¿Y qué sería del gordo rico sin un chapucillas que le hiciese el trabajo sucio, y de los grandes diseñadores sin las encargadas de hacer realidad sus diseños de papel, y de los enormes jugadores de baloncesto sin nadie que seque el sudor de la pista para evitarles resbalones? ¿Y qué sería de nosotros mismos si no fuésemos capaces de mirar más allá de nuestras narices? Ahí queda mi reflexión Olímpica.

2 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

el séptimo oro de Phelps es un poco dudable, aunque se lo hayan concedido y haya igualado a Spitz. Pero yo veo y veo la imagen y era el otro el que primero tocó por muy poco tiempo.

Bayadère dijo...

Yo tampoco lo veo claro, igual que tampoco me terminan de convencer algunas decisiones tomadas por jurados en disciplinas como la gimnasia. Muchas veces hasta el deporte carece de la "deportividad", buen ambiente y autenticidad que se supone le caracteriza.
Pero esta vez me estoy dedicando nada más que a ver todas las competiciones que pueda, al margen de resultados, que ya se sabe que, como en Eurovisión, ese suele ser otro asunto...