29 de Abril. Día del nacimiento de Jean-Georges Noverre. ¿Te suena? A mí tampoco hasta hace pocos días. Se le considera el creador del ballet moderno. Pero lleva muchos años criando malvas y no le vamos a molestar. Aunque podría sentirse muy orgulloso, ya que se ha elegido esta fecha para celebrar el Día Internacional de la Danza. Hoy en día hay tantos festejos y celebraciones que vamos a tener que alargar el año para no dejarnos ninguno, pero el mundo de la danza ya tiene su hueco reservado.
¿Y qué es lo que pasa hoy? Pues no pasa nada especial. ¿Y eso es malo? No tiene por qué. Sería una pena que hoy tuviese que levantarme del sofá sólo para honrar el día que es. Por eso me encanta poder decir que, para mí, todos los días son Días de la Danza. No hay un solo día en mi vida que yo no haga mi celebración personal. Sin comilonas ni confeti. Tan sólo con mis zapatillas y el pelo recogido para que no me moleste. Sin sesiones de maquillaje ni regalos. Mi gran regalo es que mi cuerpo me permita seguir moviéndome al ritmo que me marca la música.
En la entrevista para la radio que nos han hecho hoy, ha habido una pregunta común para todas: “¿Qué es para ti la danza?” Y una respuesta común: “Todo”. Demasiado común, pero no hay nada que lo exprese mejor. ¿Cómo evitar ir por casa bailando con la radio? ¿Cómo ordenar a mi cabeza que no piense en los pasos que mejor le van a una melodía? ¿Cómo renunciar a lo que muchas veces es lo mejor de mi día, lo que me ayuda a evadirme de las preocupaciones? ¿Cómo apartar de mi vida lo que a su vez me la da? ¿Qué hago, sino bailar? Igual que unas personas nacen altas o pelirrojas, yo nací bailarina, y así será siempre. Aunque lo intentase, no me lo podría arrancar de dentro.
Los malos momentos sólo son malos porque no han podido ser todo lo buenos que esperaba. Resulta decepcionante ver que tu trabajo y esfuerzo no da los resultados que esperabas, pero no quiero olvidarme nunca de que no bailo por una meta. No quiero llegar nunca a una meta, porque eso significará que ya no hay nada más allá, que no tengo una razón para seguir. Yo bailo para mí, y bailaré hasta que no cuente con la única herramienta necesaria, hasta que el cuerpo no me lo permita. Porque razones y motivaciones, nunca faltan.
Y las satisfacciones que recibo son tan grandes que duran días. ¿Se puede explicar una sensación a la que no le encuentras comparación? Algunos de los mejores momentos de mi vida los he vivido entre sudor, horquillas, cambios de vestuario, y también a veces agujetas y dolor. El esfuerzo recompensado en cuanto subes a un escenario. La gente te mira, y tú quieres darles lo mejor de lo que eres capaz. Notas el calor de los focos y la música comienza, y tú con ella. Y ya no hay gente mirándote, sólo estás tú, disfrutando de ese momento antes de que se acabe. Ojalá nunca acabe.
No hay mejor festejo del Día Internacional de la Danza que el seguir disfrutando de ella. Hoy, más que nunca, si es posible: KEEP ON DANCING!!
¿Y qué es lo que pasa hoy? Pues no pasa nada especial. ¿Y eso es malo? No tiene por qué. Sería una pena que hoy tuviese que levantarme del sofá sólo para honrar el día que es. Por eso me encanta poder decir que, para mí, todos los días son Días de la Danza. No hay un solo día en mi vida que yo no haga mi celebración personal. Sin comilonas ni confeti. Tan sólo con mis zapatillas y el pelo recogido para que no me moleste. Sin sesiones de maquillaje ni regalos. Mi gran regalo es que mi cuerpo me permita seguir moviéndome al ritmo que me marca la música.
En la entrevista para la radio que nos han hecho hoy, ha habido una pregunta común para todas: “¿Qué es para ti la danza?” Y una respuesta común: “Todo”. Demasiado común, pero no hay nada que lo exprese mejor. ¿Cómo evitar ir por casa bailando con la radio? ¿Cómo ordenar a mi cabeza que no piense en los pasos que mejor le van a una melodía? ¿Cómo renunciar a lo que muchas veces es lo mejor de mi día, lo que me ayuda a evadirme de las preocupaciones? ¿Cómo apartar de mi vida lo que a su vez me la da? ¿Qué hago, sino bailar? Igual que unas personas nacen altas o pelirrojas, yo nací bailarina, y así será siempre. Aunque lo intentase, no me lo podría arrancar de dentro.
Los malos momentos sólo son malos porque no han podido ser todo lo buenos que esperaba. Resulta decepcionante ver que tu trabajo y esfuerzo no da los resultados que esperabas, pero no quiero olvidarme nunca de que no bailo por una meta. No quiero llegar nunca a una meta, porque eso significará que ya no hay nada más allá, que no tengo una razón para seguir. Yo bailo para mí, y bailaré hasta que no cuente con la única herramienta necesaria, hasta que el cuerpo no me lo permita. Porque razones y motivaciones, nunca faltan.
Y las satisfacciones que recibo son tan grandes que duran días. ¿Se puede explicar una sensación a la que no le encuentras comparación? Algunos de los mejores momentos de mi vida los he vivido entre sudor, horquillas, cambios de vestuario, y también a veces agujetas y dolor. El esfuerzo recompensado en cuanto subes a un escenario. La gente te mira, y tú quieres darles lo mejor de lo que eres capaz. Notas el calor de los focos y la música comienza, y tú con ella. Y ya no hay gente mirándote, sólo estás tú, disfrutando de ese momento antes de que se acabe. Ojalá nunca acabe.
No hay mejor festejo del Día Internacional de la Danza que el seguir disfrutando de ella. Hoy, más que nunca, si es posible: KEEP ON DANCING!!
4 comentarios:
Bueno, yo te hago otra pregunta, ¿de dónde te viene la afición por la danza?
Y por otra parte, yo tengo una amiga que antes bailaba (se lesionó hace unos años y ya no puede bailar), iba a verla a algunos festivales donde participaba con su grupo de danza. Era bonito ver la sincronización de ellas. Espero que lo vivas por dentro tanto como mi amiga, que era mucho, y creo que realmente lo haces por lo que leo.
En el inicio de los tiempos, cuando tenía unos 3 años, mi madre me apuntó a ballet en el colegio. Y a partir de ahí, han ido pasando los años, y sencillamete yo sigo con las clases. ¿Por qué dejar algo que me llena tanto?
Aunque realmente no es esa la respuesta que quería darte. Voy a ayudarme con un ejemplillo: hace años intenté aficcionarme al fútbol. Veía los partidos en la tele, juagaba algunos partidos (con resultados terribles) y me aprendí el reglamento. Pero simplemente, no pude. Aborrezco el fútbol. Con esto quiero decir que, por lo menos en mi caso, creo que la aficción no "me viene", sino que la traía yo de serie. Simplemente, la he ido cultivando clase a clase.
La verdad es que tu pregunta me ha descolocado un poco, porque yo nunca me lo había planteado. Pero esque ni en mi familia ha habido bailarines, ni ha sido una aficción muy compartida entre mis amigas, ni nadie me ha demostrado un especial interés por que yo siguiera bailando... Siento no poder darte una respuesta más concreta.
Tú te expresas de una manera muy bonita escribiendo, yo lo hago bailando.
Me alegra mucho ver que, en cierto modo, has estado cerca de este mundo. Como has visto con tu amiga, es algo que se lleva dentro, y creo que eso es lo más bonito, la forma en que se vive día a día.
Es halagador que se interesen por las inquietudes de una servidora. Gracias canichu!
Mil perdones por no comentarte txiki. Para cuando llego a casa estoy completamente desfasada...
No sabía que había un día internacional de la danza, la verdad. Pero como tú bien dices no tendría por qué ser un día en concreto, si no todos y cada uno de ellos. Al menos para gente que como tú que hace de ella un pilar en su vida (me puse filosófica y todo, vuelvo a ser yo!!)
Siiii!! Ekhi ha vuelto,y además sin perder su esencia!! Tranquila mujer, que ya sé que has estado hasta arriba con el curro, y yo no sé ni como tienes fuerzas para levantarte de la cama. De todas formas, para cuando quieras, ya sabes que aquí tienes este rinconcito. Musus
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