domingo, 6 de abril de 2008

Derecho a cotillear

¿Quién no conoce hoy en día sus derechos? Todos estamos de acuerdo en que son algo muy importante en la sociedad actual, aunque para algunos también son una excusa tras la que esconder algunos de sus "caprichos" (entiéndase caprichos como algo que se hace porque si, sólo porque apetece y sin pensar en si es correcto o no) Algunos de estos derechos, mal entendidos por parte de algún zopenco, les lleva a creer que hagan lo que hagan, están amparados por alguna ley que defiende sus actos. Aunque esto ya se trataría de meterme en muchos fregaos y no me gusta la polémica. Porque de hecho, al hablar de este tema, a muchos se nos va la cabeza hacia temas muy circunstanciales: el derecho a la vida, a la libertad (que no al libertinaje, como nos enseñaban en el colegio), a la presunción de inocencia... Pero todo eso, en general, nos queda bastante lejano.
¿Qué hay de temas más de andar por casa, o hasta chabacanos si se me permite? Ya conocemos el derecho a la información, pero como parece ser que vivimos en la era de la exageración, en la que no se conoce un punto medio, en vez de
información podemos hablar de cotilleo. Nooo, mentes mugrientas, no voy a decir nada del cotilleo televisivo, porque también nos queda un poquito a desmano. De hecho, llegados a este punto, me atrevo a lanzar un aviso:
¡¡Danger!! Aviso a navegantes y náufragos. Podéis estar siendo víctimas de un cotilleo.

Puede ser que tu compañero de clase o trabajo se divierta hablando de tu culo gordo o de tu problema para darte cuenta de que llevas la cremallera bajada, pero yo quería decir que es posible que haya entrado alguien a tu ordenador. Me han comentado que a través de internet pueden ver tu correo, tus fotos, ficheros, todo tu escritorio, y hasta tu web-cam. Para ello creo que necesitan instalar en tu equipo un programita que te envían por correo, así que si recibís un fichero adjunto .exe, aseguraos muy mucho de que os podéis fiar. Es más, creo que hay alguna web en la que hasta dan detalles de cómo hacerlo. Como dirían nuestros abuelos: Qué mundo éste, ¡a dónde vamos a llegar! Ya sólo nos quedar asistir a la publicación del libro "Cómo robar en la casa del vecino y no dejar rastros". Yo estoy empezando a echar de menos esa época, no tan lejana todavía, en la que todas mis fotos estaban guardadas en mi estantería, mis trabajos de clase y papeles importantes, en una carpeta, y los datos del banco sólo llegaban al buzón del portal, de forma que lo peor que podía pasar era que los viese un vecinillo cotilla. Las nuevas tecnologías nos han ayudado mucho, no lo negaré nunca, pero ¿y ese lado perverso que estamos empezando a ver? De momento dejo el tema en el aire, para que podáis reflexionar, mis pequeños saltamontes. Otro día que tenga más tiempo y nada sobre lo que escribir, ya lo retomaré. Por ahora sólo espero que esto no sufra el efecto yo-yo, y dentro de nada acabemos "jartándonos" y lanzando todos nuestros amigos electrónicos a una fosa común, y volvamos a escribir con martillo y cincel y a contar con ábacos. ¡Arriba las cartas escritas con bolígrafo, falsilla para no desviar las líneas y sobres con dibujos!

1 comentario:

Canichu, el espía del bar dijo...

no abrir el spam y no aceptar reenviados a trote moche suele ayudar a que no se te metan virus informáticos... Un saludico.