"La vida nos da sorpresas, sorpresas nos da la vida", que dijo alguien... ¿Qué sería de nosotros y nuestras tristes vidas si nunca ocurriese nada inesperado? Nos levantaríamos de la cama sabiendo que lo primero que vamos a hacer es quitarnos esa legaña que nos molesta, y que a partir de ahí todo va seguir un guión diario. Por la noche nos acurrucaríamos entre las sábanas pensando "Otro día más..."
Reconozco que yo soy de las que dicen que si no hay novedades, es porque la cosa no va mal. Al fin y al cabo, sólo es cuestión de suerte. Buena o mala, eso ya es otro asunto. Digamos que, en general, la suerte es una variable que puede cambiar en función de varios factores: el poder adquisitivo del sujeto, su belleza (exterior por supuesto) o algún mal de ojo. Seguro que todos pensamos que nos persigue la negra, pero si lo miramos de otra forma, cuando por fin nos llega ese golpecito de suerte... como que se coge con más ganas. Y mira que yo tengo el carnet de Afiliación a la Mala Suerte grapado en la partida de nacimiento, pero creo que cuando me llega mi momento, no me puedo quejar. Es como si me dijesen: Ya que solo te va a tocar una vez al año, por lo menos que sea algo decente, no una caquita fría de paloma (lo entenderá quien vea Fama, o cualquier zapping televisivo) El año pasado fue la oportunidad de bailar en desfiles de la firma Christian Dior, y ya está. A partir de ese gran apogeo de mi buena suerte, sólo pude ir a peor.
Y ahora, cuando son casi las 5 de la madrugada, estoy aquí sentada para comentar que creo que este año ya ha llegado "El Momento". No me voy a extender mucho porque no tengo muchos datos, pero sí tengo sueño y cierto temor a que por hablar... ZASCA!!! todo al carajo... (Tengo mi punto supersticioso) El caso es que mi Buena suerte me brinda la oportunidad de formar parte del cuerpo de baile de la ópera Turandot, siempre y cuando la Mala no decida impedirlo a última hora, en cuyo caso ya no sería Mala, sino Mala con avaricia y resquemor. Lo poco que sé de momento es que tendré que ensayar durante unas 3 semanas para hacer 5 representaciones en el palacio Euskalduna, y que voy a tener que dejar el trabajo en el restaurante, y no podré dar clases a mi chaval en todo un mes. Pero a pesar de que me da miedito meterme en cambios, ¿cómo rechazarlo? Llevo meses viendo a los bailarines de Fama desde el sofá, comiendo como una gocha y soñando con poder estar algún día donde ellos, en un escenario, como cuerpo de baile de un musical. Y de repente... simplemente se me ofrece la oportunidad. Por eso, porque cada vez que hay ofertas en el súper yo busco dónde está la trampa, me temo que mi Mala Suerte me vigila de cerca. Así que, por lo menos hasta que tenga más noticias, espero que decida tomarse unas vacaciones, que las dos nos las merecemos.
Como estamos metidos en el tema, aquí dejo unos vídeos de varias óperas. No seáis garrulillos y echadles un ojo, que es posible que os sorprendáis al ver que muchas las conocéis. Son algunas de mis preferidas.
Pavarotti - Nessun Dorma (Turandot)
Sumi Jo - O Mio Babbino Caro
Ave María de Gounod
Lara Fabian - Caruso
Lara Fabian - Adagio de Albinoni
23/12/2024 - 13:13:12 - Informática - por Oink!
Hace 9 minutos
2 comentarios:
Nessun Dorma es simplemente impresionante; lo que hace Pavarotti con esa canción... puff
¿Es el trabajo que te comenté que me había dicho este hombre??
Después de seguir una "rutina" casi diaria, los cambios suelen dar algo de miedo pero piensa en lo que ganas, que no es tontería!!!
Ya contarás qué tal ha ido eh!!
Musus txiki!!
abandona el sofá, el programa de fama no merece tanto la pena.
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