sábado, 7 de febrero de 2009

Siguiendo el camino de la alfombra roja (III)

¡Pobre ilusa! Yo decía yo que era muy raro encontrar una solución tan sencilla mis problemas... Como eso de elegir entre varias opciones no está hecho para mi, había decidido llevarme conmigo toda mi flota de grandes diseños (no exclusivos para mi, pero casi, casi... para qué mentiros...) a hacer las américas. Y cuando ya tenía todo empaquetado, lo cual me ha llevado toda la semana, recibo una horrible llamada: me ha dejado colgada la flota de coches de seguridad que debía escoltar al camión de mudanzas que iba a llevar todos mis vestidos hasta el aeropuerto. Por supuesto, no voy a dejar que todo mi patrimonio se pasee a su libre albedrío por estas carreteras de Dios, y también he renunciado a ese truco de llevármelos todos puestos en varias capas, uno encima de otro, por razones creo que obvias. Así que no me va a quedar más remedio que seleccionar uno sólo y hacerme con una maleta bien grande para llevarlo cómodamente. Si decido cambiar a última hora, no tendré más remedio que ir en busca de mi salvación a la 5ª Avenida (cargaré con ese sacrificio...)
Bueno, voy a terminar de desembalar, que me está llevando demasiado tiempo. Tal vez tenga que ver el hecho de que cada vez que saco un vestido me lo vuelvo a poner y me hago alguna foto. Aunque ya los estoy almacenando de nuevo en el fondo de mi vestidor, ¿no es cierto que hasta tengo pinta de modelo (tal vez se note que me cambio de peinado con cada vestido)?













Los nueve primeros modelos son de alta costura de Elie Saab, seguidos por dos Versace HC, un Dior de la colección Crucero, terminando con un Hannibal Laguna, un Armani Prive y un modelo de Alberta Ferreti.

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