domingo, 20 de julio de 2008

Estamos que lo tiramos

Desde pequeños se nos enseña un modelo de educación que, se supone, nos acompañará toda la vida. ¿Que tu chiquillo se ha pasado toda la tarde observando el comportamiento de moscardones varios, y tiene los deberes sin hacer? Pues el día siguiente no tocará el ordenador ni la televisión. ¿Que el boletín de notas trae de regalo 6 suspensos? Olvídate de salidas nocturnas en un mes. ¿Que no quieres comerte las verduras? Ya te las comerás mañana. Son como leyes no escritas pero de amplia aplicación en todos los hogares, y que todos hemos sufrido con grandes llantinas.

Pero cuando crecemos, todo cambia, y todos nuestros actos toman mayor relevancia. Y por supuesto (se supone) también sus consecuencias. Estas consecuencias, en el caso de que no hayamos sido "buenos chicos", pasaremos a llamarlos castigos. Si en vez de trabajar te dedicas convertirte en el rey del solitario, acabarás en el paro. Si desprecias a quienes te rodean, acabarás solo en la vida. Muchas veces, es el alto precio que sabemos que tendremos que pagar el que nos hace encaminar nuestros actos por un camino mas "derecho" del que teníamos pensado. Es un poco triste, pero es así. Yo misma me he obligado en ocasiones a callarme ante jefes y profesores para evitar males mayores. Porque, si tuviésemos la certeza de que no nos va a pasar nada, seguro que no pasaríamos por caja al salir de tiendas y supermercados.
Así que ahí tenemos las leyes, condenas, juicios y demás trámites. ¿O no? Tal vez, si echásemos mano de todos esos libros de leyes penales y sumarios de juicios, descubriríamos que lo único que contienen son dibujos y garabatos de esos que todos hacemos en los libros o papeles cuando no prestamos atención... Porque sino, yo no entiendo nada.
Por supuesto, voy a recurrir al tema de actualidad, con datos que he escuchado en diversas noticias: 25 asesinatos, una condena de 3000 años de cárcel, de los cuales ha cumplido 21, y dormirá en su casita, feliz como un bebé, dentro de 2 semanas. Mira que yo soy de ciencias, pero me he debido olvidar de unas cuantas llevadas porque no me salen las cuentas. Es decir, ni un año de cárcel por vida sesgada, y un 0.7% de condena cumplida. No lo entiendo. Sencillamente, no me entra en la cabeza. A partir de ahora, cambiaremos la palabra castigos por broma.
Con éste código penal, casi sale rentable cometer todo tipo de delitos... ¿Quién no quiere perder de vista para siempre la cara de algún otro? Pues ahora, en nuestras maravillosas rebajas legislativas, pueden conseguirlo de forma definitiva. Aseguramos al 100% que nunca más se cruzará con esa personita por la calle, y tan sólo deberá pagar unos irrisorios días de cárcel, que nada parecen al lado de la gran satisfacción de haber llevado a cabo su deseo. Comidas incluidas.
Como se suele decir, me río por no llorar. Y luego nos extraña que se nos siga viendo como un país de fanfarria y pandereta.


** Quiero dejar claro que no entiendo de política ni leyes, y todo lo escrito está guiado tan sólo por lo que, a mi modo de ver, podemos llamar "sentido común". Así mismo, he elegido el ejemplo en base a lo más actual, pero podría haberme referido a ladrones de poca monta, violadores, saqueadores, timadores... Tampoco intento frivolizar sobre el tema, pero creo que hay temas tan tristes por sí mismos, que merecen que se les dé otro enfoque. Saludos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí es cierto que en muchas ocasiones, el sistema judicial de este país parece haber enloquecido de repente y convertido en un absurdo tejemaneje de algún que otro chiflado juez.

Yo creo, aunque sea una muy pesimista opinión, que este país se va a pique por momentos. Cada vez me resulta más difícil encontrar un verdadero profesional que ejerza su oficio con paciencia y buen hacer. Da igual que necesite un vendedor, un mecánico, un paleta o un doctor. Cada vez, y con más frecuencia, me encuentro simplemente con un individuo que, molesto por mi mera presencia, me trata humillantemente y por supuesto, no es capaz de realizar su trabajo sin apenas un mínimo de dedicación.

Y debe ocurrir lo mismo a nivel judicial. Abogados, procuradores y jueces que, cansados de su rutina, olvidan que su oficio conlleva una gran responsabilidad, y simplemente dejan pasar de largo sus necesarias tareas para poder terminar el día laboral lo más rápidamente posible, ajenos a cuanto de ello repercuta la vida de los demás.

En fín, seguiremos luchando y sobretodo, seguiremos intentando enseñar a las generaciones venideras que el trabajo bien hecho, tan solo puede tener buenas consecuencias, sea el que sea.

Un saludo, bayadère.

Bayadère dijo...

Lamento unirme a tu pesimista opinión, pero esque cuando lo más sencillo se tambalea... mal asunto. Si en un servicio de información se niegan a darme la información que yo quería, y me remiten a buscarme la vida en internet y hacer yo misma su trabajo... ¿qué podemos esperar de aquellos que desempeñan trabajos realmente complicados, y por supuesto más importantes?
A ver dónde acabamos todos dentro de unos años.
Muchas gracias por tus comentarios.