viernes, 17 de abril de 2009

Fandangueando

Lo importante es intentarlo, ¿no? Pues en esas estaba, y justo se nos acaba el cursillo de flamenco cuando estamos empezando a controlar la coreografía. No sé si para bien o para mal, pero estoy segura de que bastaba con ver bailar a todo el grupo unos 5 minutos para adivinar sin problemas quienes éramos las dos bailarinas clásicas infiltradas. Aunque la verdad es que ya íbamos preparadas para algo peor, porque éramos conscientes que quitarte las puntas de ballet que calzas casi a diario para enfundarte unos zapatos de tacón flamenco y cambiar la música de piano por unos fandangos, no iba a ser trabajo fácil. Sobre todo si has decidido tirarte de cabeza a la piscina vacía, te olvidas de que tu nivel es "básico" tirando a "requete-básico" y te metes en un grupo de nivel "intermedio". También habrá ayudado el tener la suerte de conocer a una profesora de esas que lo disfrutan y lo viven tanto, que te lo transmiten y te enganchas. Vamos, una gozada.
¿El resultado? Tenemos dos posibilidades, a saber: o no se nos ha dado tan mal, o sabemos disimularlo muy bien. Hoy, por lo menos, ya me he atrevido a plantarme en mitad de la cocina para enseñarle a mi señora madre unos taconeos, marcajes y cierres que he aprendido. Si, es lo que tienen estas cosas, que te emocionas como cuando tenía 5 años y enseñabas orgullosa el cenicero de plastilina que le has hecho a tu padre.
Espero que estas cositas no se me vayan olvidando, pero de momento me he ido a celebrarlo con una buena comida. Bueno, la verdad es que celebrábamos el cumpleaños del cabeza de familia, pero yo lo mezclo todo, y quienes me conocen ya saben que para mi, comer fuera de casa siempre es un acontecimiento importante. Además, como dato curioso contaré que es la primera vez en mi vida que me animo a pedir pescado en un menú del día (que la cosa está achuchadita para andarse con exquisiteces y comidas a la carta) en vez del típico filete que nunca falta entre las opciones. Y, por si a algún bilbaíno o turista que ande por la zona le interesa, que sepa que en el restaurante Santino tienen una tarta de crema pastelera y fresas que quita el sentío. Te la acabas y te quedas mirando el plato con restos de sirope con una cara de pena...
Así que aquí estoy, terminando mi digestión, mi nueva entrada y echando un ojo a la agenda, a ver qué más me espera. Pues, para no perder las buenas costumbres, pasado mañana vuelvo a esto del flamenco, y tengo entradas para ver en el teatro a Eva Yerbabuena.
Entre tartas y flamenco, ¿seré una nueva especie de adicta?

3 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

con la práctica, cosa que creo que vas a hacer, te perfeccionarás. Ale, a taconear... (apunto Santino)

Lara dijo...

¡Ole, ole y ole!...

...y lo mejor de todo, poder celebrarlo con una buena comida de cumpleaños, fuera de casa, y con postre rico ;-)

Falete dijo...

jajajaja ''que quita el sentío'', tú si que tienes que quitar el sentío irrumpiendo en la cocina... ¿pa cuando nos sorprendes anunciándo una colonia con Joaquín Cortés? :)
bsss