miércoles, 24 de diciembre de 2008

¿Qué me intentas vender?

Pues nada, que me toca pasarme otro año completito sin ser millonaria, fíjate tú por dónde. Y eso que tenía la esperanza de que el anuncio de la lotería rodado en Bilbao me trajese un poquito de fortuna. Mira que estuve a punto de ir a restregar todos los décimos en la puerta del bar que sale en el primer plano, que yo paso por ahí todos los días, y a falta de una buena chepa o calva... Pero como al final se me olvidó, no ha salido la bolita buena del bombo. Vamos, una pena.





Y así, poco a poco, nos vamos encontrando con las fechas señaladas de la Navidad y sus correspondientes tópicos. ¿Y qué hay más típico de unas fiestas consideradas consumistas, que la publicidad? Todos tenemos tirria a los anuncios porque nos interrumpen las películas en el mejor momento, y porque nos morimos del asco esperando 15 minutos a que empiece (con retraso) nuestro programa favorito. Pero yo creo (y que nadie me lo niegue bajo ningún concepto) que un anuncio puede ser una obra de arte. Por ejemplo, el calvete en blanco y negro que intentó vendernos la lotería navideña durante varios años recibió buenas críticas. Yo no les terminé de pillar el gustillo a sus promociones, pero la verdad es que los anuncios estaban muy bien hechos, cuidando todos los detalles, y eso le llega al que lo ve desde el sofá. Aunque la verdad es que yo, más que del calvo (ese de la lotería, eh? no el del atún, ni el del Mr. Proper, ni el de Telecinco que ahora es de la Sexta), soy de esperar cada año los famosos anuncios de Freixenet. Porque son este tipo de anuncios los que me hacen dejar lo que tenga entre manos cada vez que los oigo. Por supuesto, no cuento para nada con que los demás coincidan conmigo, pero aquí dejo los que para mi han sido los mejores anuncios de esta marca de cava que algunos ni siquiera hemos probado. ¿Será por eso que se curran tanto la publicidad, para que tooooodos nos sintamos partícipes de su lujo, aunque sólo sea desde el sofá y con el pijama puesto?

Nos vamos hasta el año 2000, cuando en un anuncio larguísimo podíamos ver a Montserrat Caballé, Ketama, Lorena Bernal... Pero si por algo se merece este hueco en mi ranking es porque aparecen Tamara Rojo y Joaquín de Luz. Vale, por aquel entonces yo no era muy consciente de quiénes eran, pero sí recuerdo quedarme embobada viendo cómo bailaban. La banda sonora es estupenda, y esto también influye mucho, pero la escena del paso a dos es mágica. O por lo menos, lo era para los ojos de una pequeña niña que ya disfrutaba del ballet.






Los que sabemos alguna cosita sobre el mundo de la danza conocemos la precaria situación de este arte en nuestro país: no hay ni un sólo euro para promocionar este sector, y todos nuestros grandes bailarines tienen que marchar al extranjero para poder hacer carrera. Y la mayoría (por no decir todos) han sido, son y serán, siempre desconocidos en su país. Aunque para contrarrestarlo, Freixenet decidió volver a contar con otro gran bailarín 7 años más tarde. Estoy segura de que, viendo a Angel Corella, muchos se decían: "Vale, conozco a la chica rubia, pero ¿de dónde ha salido este muchacho?" Yo, por el contrario, tenía siempre una cinta metida en el vídeo, esperando que saliera el anuncio para grabarlo. Todavía no lo he borrado.





Y este año nos llega con título y todo: "El color reserva". Vemos un formato nuevo, con un fondo negro que consigue que toda la atención se dirija al reconocible color dorado, el agua como único elemento, y todo el equipo de natación sincronizada, flamantes sub-campeónas olímpicas. Como único acompañamiento, un zapateado flamenco. Creo que el producto final es inmejorable.






Y como me gusta investigar por esto del Youtube, he descubierto un pequeño documental titulado "La búsqueda de la perfección". No se me ocurre mejor título para mostrar el gran trabajo que se esconde tras el actual anuncio, que no es más que un pequeño resumen de lo que para estas chicas es su día a día.





Me alegra mucho que por fin haya alguien (aunque sea una marca carísima de cava) que muestre interés y reconocimiento por los artistas que se centran en su trabajo, en vez de promocionar a famosillos, conocidos, vagos y caraduras cuyo único fin en esta vida es cobrar una pasta mil veces superior a la realmente merecida.
Si es que, al final, esto de la publicidad no va a ser tan malo.

2 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

pues aunque nadie me cree, en agosto-septiembre, cuando trabajaba transportando obras de arte, tuve que ir a soria a llevar una exposición de pablo peréz-minguéz a la sala del banco de españa y estuve tentado de comprar un décimo de loteria del gordo, que ya tenían... y no lo hice.

Bayadère dijo...

¡¡Pero que me dices!!
Eso es parecido al año en que el gordo tocó en una delegación famosa de Bilbao, y mi madre había comprado allí 3 números, y ninguno fue el bueno...
En fin, "gracietas" del destino. Tal vez con El Niño... mmmm