lunes, 22 de diciembre de 2008

Costumbres Navideñas

Pensad en una buena forma de empezar las vacaciones. ¿Ya? Vale. ¿Lo que habéis imaginado incluye una indigestión? La mía tampoco. Pero es una pena que nuestras opiniones no se tengan en cuenta.
Para ser sincera, el fin de semana empezó de forma inmejorable: con una gran comilona. Y es que la tía del "pariento" se ha jubilado (y cumplido 65 años, claro) esta semana, y lo ha querido celebrar invitando a toda la familia a comer: jamón, paté, frititos, chuleta, ensalada, dos tipos de tartas... y un buen paseo por el pueblo para bajar la comida y tomar contacto con las frías tardes alavesas. Cuando la capa de hielo de los coche empezaba a ser más que evidente, decidimos arrancar el nuestro y bajar a Bilbao. Además, íbamos a tener el tiempo justo para bajar hasta la feria de Santo Tomás. O lo que quedase de ella.
Para los que no son de la zona, en principio esta feria no es más que otra del montón en la que se venden productos típicos de la tierra. Pero sólo en principio. Porque el "verdadero sentido" de la feria en la actualidad consiste en ingerir sidra y/o txakolí sin límite, desde primera hora de la mañana si se tercia, y en determinado momento comerse un talo (una torta de harina de maíz) con chorizo, o morcilla, o lomo, o bacon, para que haga un poco de fondo en el estómago. Pero vamos, que tampoco me parece a mi na' del otro mundo. Pero mira que a mi eso del talo me gusta, y al "pariento" le encanta el pastel vasco que siempre venden en estas ferias. Así que al llegar otra vez a la capital miramos el reloj: a ver, las 9 de la noche. Muy bien, una hora estupenda para cenar. La feria estaba en las últimas, y los feriantes también. Sólo encontramos calles llenas de basura y de gente con botellas de sidra bajo el brazo. Nos tuvimos que recorrer 3 puestos hasta dar con uno en el que quedase morcilla, porque no soporto esos chorizos que en el 90% son sólo chorreante grasaza. Yo esquivaba borrachuzos mientras el pobre me seguía con su talo medio frío en una mano, y el pastel vasco en la otra. Encontramos lo que parecía ser el único sitio donde quedaba morcilla, pagué los 5 € religiosamente, y nos fuimos para casa con la cena en el estómago. Lo que iba a ser una noche tranquila de cutre-película, empezó a cambiar cuando empecé a notar esa sensación que indica que algo en tu estómago no va bien. Nada más llegar me quedé dormida, y volví a la vida con la cabeza como un bombo y el estómago completamente del revés. Mi enfermero particular me preparó una manzanilla, aderezada con una aspirina, que pocos minutos más tarde se fueron por el váter junto con parte de la comida y la guarrada del talo, o la guarrada de la morcilla. ¿Pero se puede saber qué historias me dieron a cambio de mi billete de 5 €? ¿Es que acaso no era más que un montón de harina cruda, mezclada con agua? El caso es que esperamos a que mi aparato digestivo se estabilizase para volver a mi propia casa, tomando el relevo mi siguiente enfermera. Su primera labor fue preparar una nueva manzanilla acompañada de otra pastilla para la cabeza, puesto que huelga decir que las anteriores no me iban a servir de mucho. Una tercera manzanilla consiguió por fin calmarme el estómago gracias a otra visita al baño, por donde se volvió a ir todo lo que había tomado. Después de esto ya sólo quedaba maldecir de nuevo la feria, el talo, la morcilla y a la madre del cocinero, otra manzanilla, otra aspirina, y a dormir. Esta vez, del tirón.
Hay que ver qué cositas nos prepara la vida ésta, que hace que nunca me ponga enferma, pero en los últimos 3 años no me he librado ni una Navidad: un año tocó enfermedad colectiva en la familia, con desmayo y golpe contra el lavabo incluido, y el año pasado tan sólo me supuso un par de turnos perdidos en el restaurante.
Menos mal que mi estómago es bastante resistente y me he levantado con el mismo hambre de siempre, y con las energías renovadas. La mañana, puesto que no he madrugado, se me ha escapado entre la aspiradora y un viaje al trastero para subir todo tipo de adornos navideños, que ya llevaban demasiado tiempo acumulando polvo y si me descuido, me dan las uvas colocando espumillones. La verdad es que cuando era pequeña me encantaba montar el belén, poner las figuritas, las bolas del árbol... y a esa época le siguió otra en la que intentaba escabullirme. Desde hace unos años, la decoración navideña es asunto mío casi en exclusiva. Disfruto con todos esos tópicos que la mayoría califica de "consumistas" (en mi defensa diré que el árbol artificial que se coloca en mi casa es más viejo que yo).
Y una vez que tenía el espíritu navideño hasta en el tuétano, lo mejor era no cambiar de tema bruscamente. Así que he convencido al "pariento" para que pasásemos la tarde en ese pequeño Central Park que se ha instalado en Bilbao gracias a una pista de hielo, que cuenta hasta con un arbolito de navidad en el centro. Ha sido realmente divertido, y lo mejor de todo ha sido que he recordado cuánto se puede disfrutar viendo cómo los demás disfrutan a su vez.
Así, con los deditos de los pies todavía helados, tocaba volver a casa, para cenar y meterme a la cama, que algunas mañana tenemos que madrugar para cumplir con las obligaciones. Aunque en cuanto termine las clases, pienso ir a patinar, esta vez sobre asfalto, porque no soporto quedarme en casa. Eso sí, prometo que no tardaré en volver para dejar constancia de todas las veces que me han tenido que ayudar a levantar del suelo.
Tengo la más firme intención de pasar unas fiestas estupendas, y ésta será la forma de no olvidarlas nunca. Palabra.

2 comentarios:

Falete dijo...

ñam ñam... quien dijo indigestión? poder 'bajar' a bilbao, todo nevado me imagino, darte una comilona de las que no están escritas y pasarlo bomba con la family, hay algo mejor? yo me cojo un cólico nefrítico con tal de pasar las navidades asi, y no que con el 'fresquito' que hace por aquí abajo ahora ando con fiebre :(
besotes!

Bayadère dijo...

Si es que la mitad de la población está con catarro, y la otra mitad con fiebre. Yo soy de las que tan sólo tienen que asegurarse de que tiene un paquete de pañuelos cerca jeje.
Cuídate, que te mejores, y piensa en lo "positivo": mejor pasar ahora todas las enfermedades que no a las puertas de nochevieja!!
Musus