lunes, 29 de diciembre de 2008

...padam...

S'acabó. Han sido 3 días un poco duros, pero ha merecido la pena con creces. Hacía ya una semana que estaba de vacaciones, y el cuerpo enseguida se mal-acostumbra a no hacer nada, así que cascarse de golpe una clase de 2 horas y media me ha costado nuevos dolores y agujetas. Pero, como yo siempre digo: que me quiten lo bailao'.
Esos nervios del primer día se pasaron más o menos... No tuvimos problemas para seguir la clase, ya que todas nos adaptamos muy bien a las clases de la profesora, y ella llevó desde el principio un ritmo bueno para todas las alumnas. Sin duda, lo mejor es poder recibir clase de una profesional como Mercedes Villanueva. Vale, hace un par de semanas ni me sonaba su nombre, pero me informé bien, y la verdad es que tiene una carrera envidiable como solista en varias compañías, tras lo cual se licenció en Pedagogía, y además tiene tiempo para su marido e hijo. ¡Y ahora está pensando en volver a los escenarios! Oye, ¿con quién tengo que hablar yo para mantener esa energía y arranque dentro de unos añitos?
Como sé que todo esto, a la mayoría que todavía se atreve a entrar aquí a leerme de vez en cuando, os la trae un poquito al pairo, me voy a ahorrar detalles. Es complicado explicar con palabras cuánto he disfrutado con estas clases, y he pensado que tan sólo os voy a hacer partícipes gracias a la que ha sido la banda sonora de estos cursillos. Se trata de una coreografía que nos ha enseñado para una maravillosa (y antigua) canción de Edith Piaf que tal vez os suene. He decidido subir este vídeo porque a mi, sin entender "ni papa" de francés, esta mujer consigue transmitirme algo. Si disfruto tan sólo escuchando la música, lo doblo viéndola a ella. Así que espero que lo disfrutéis, aunque sea un poquito. Y mira, nos enriquecemos musicalmente, que nunca está de más (yo voy a intentar hacerme con algún recopilatorio, o algo asín)



Y tras esto, no me queda mucho más, ya que me mantengo semi-des-ocupada con las vacaciones. Estoy deseando verme al 100% otra vez, porque se ve que esto del reposo a mi me sienta bastante mal: llevo 3 días con dolores de cabeza intermitentes, y acabo de aceptar dar clases de Pilates a un grupo nuevo de abueletes los martes y jueves por la mañana a cambio de una retribución económica que creo que empieza a no compensarme. Más que nada porque esto supone que ahora, desde primera hora de los lunes hasta última de los viernes, sólo tengo libre la mañana de los viernes hasta las 11.30. Sé que me voy a arrepentir, pero los dineros (por escasos que sean) siempre vienen bien, y no está del todo mal eso de tener choporrocientas abuelas postizas que me piropeen y me den caramelitos.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Getxodantzan '08

Tras una semana de "inactividad" (porque yo me he mantenido ocupada con patinaje sobre hielo, sobre asfalto, comilonas, natación, y más comilonas) hoy he vuelto a calzarme unas zapatillas de ballet y un maillot para acudir a los cursillos de Getxodantzan '08.
Es increíble cómo se pierde la forma física en sólo una semana, sobre todo cuando hay tanta comida por medio. Y ese pensamiento no hacía más que ponerme más nerviosa. Que si la clase puede puede que sea muy complicada, que si algunas de las alumnas son niñas maravillosas que estudian en el conservatorio de Vitoria y que hacen que cualquiera a su lado sea un pato, que si la profesora es una gran profesional de la danza y puede que espere demasiado de nosotras... y encima, nada más entrar en la clase, nos encontramos con una cámara de ETB (la televisión autonómica vasca). Mi amiga y yo nos acurrucamos en una esquina para que no se nos vea, pero cuando la clase empieza y el cámara se pasea por nuestro lado, ya no podemos hacer nada. Así que lo único que nos queda es llegar a casa y poner la televisión para ver las noticias, a ver lo que sale... Y me encuentro con esto:

No entiendo qué pinta un primer plano mio terrible nada más empezar el reportaje, o por qué tengo que salir en pantalla en un momento en que me quedé un poco perdida en un ejercicio... pero mentiría si dijese que no me gusta esto de haber salido de refilón en la televisión. ¿Me habrá visto la gente? ¿También esas personas que en algún momento me miraron por encima del hombro haciéndome sentir "tan poquita cosa"? Sinceramente, espero que si...

Las sobras

Ha terminado el primer asalto de las fiestas.
Y, aunque parece ser que es algo cada vez menos frecuente, yo todavía disfruto de la Navidad. Además, llevo unos días deseando que llegue ese cursillo de ballet, que por fin empieza mañana. Así que no entiendo por qué ahora tengo dentro este "no se qué, que qué se yo"... Y he pensado que igual era buena idea soltar aquí el rollo, a ver cómo me quedo después.
He pasado dos días en que los que lo único que he hecho ha sido preparar comida y, por supuesto, comérmela. Vamos, nada diferente a otros años. Y los que nos juntamos ayer por la noche para cenar en casa de mi abuela, y hoy en la nuestra, somos los mismos de todos los años, no ha faltado nadie. Tampoco hemos tenido que soportar discusiones en la mesa, ni se nos ha indigestado el turrón... Vale, el día de Navidad siempre es un poco "tonto", porque terminamos de comer casi a las 6 de la tarde, y después de recoger las sobras, para cuando quieres moverte son casi las 8 de la tarde. Como además es festivo, no puedes hacer nada porque en la calle está todo cerrado. Pero bueno, todos los años han sido iguales: un paseo para tomar contacto con el frío, y pa' casa. Luego, los cuatro nos sentábamos a la mesa ya desmontada para atacar las sobras de la comida: algo de lomo, unos pintxos de txaka, panecitos con paté, espárragos, restos de turrón... mientras veíamos la típica película en la que seguro que sale Santa Claus, o es de Disney. No son grandes planes, pero siempre ha sido así para mi, y me gustaba. Pero es que este año he llegado a casa: mi hermana no ha vuelto todavía, mi padre estaba dormido en el sofá y no ha tardado en trasladarse a la cama, y mi madre apenas ha cenado. Encima, mientras cenaba yo sola, me han llamado para decirme que igual me dan más trabajo. ¿Y eso es bueno? No lo sé, porque en uno de los centros de jubilados han formado un grupo más de Pilates, y quieren que yo les de la clase. Oír eso me gusta, por supuesto. Pero es que... si de lunes a viernes sólo tengo tres medias mañanas libres, que además suelo aprovechar para hacer recados, labores en casa, o estudiar para los exámenes, y ahora se va a reducir a una sola mañana... ¿Hasta que punto me merece la pena, teniendo en cuenta que económicamente no voy a notar un gran cambio? Pero ahora siento que si esas mujeres se quedan sin la clase que esperan, es por mi. Ains, pero qué día más raro para llamarme y comentar asuntos de trabajo, ¿no?
Pues eso, que me va a tocar irme a la cama con el día raro. Porque no, no me ha servido para encontrar una explicación. Así que supongo que, simplemente, son cosas que pasan, y que mañana me levantaré con otro ánimo, y todos comeremos las sobras del día anterior.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

¿Qué me intentas vender?

Pues nada, que me toca pasarme otro año completito sin ser millonaria, fíjate tú por dónde. Y eso que tenía la esperanza de que el anuncio de la lotería rodado en Bilbao me trajese un poquito de fortuna. Mira que estuve a punto de ir a restregar todos los décimos en la puerta del bar que sale en el primer plano, que yo paso por ahí todos los días, y a falta de una buena chepa o calva... Pero como al final se me olvidó, no ha salido la bolita buena del bombo. Vamos, una pena.





Y así, poco a poco, nos vamos encontrando con las fechas señaladas de la Navidad y sus correspondientes tópicos. ¿Y qué hay más típico de unas fiestas consideradas consumistas, que la publicidad? Todos tenemos tirria a los anuncios porque nos interrumpen las películas en el mejor momento, y porque nos morimos del asco esperando 15 minutos a que empiece (con retraso) nuestro programa favorito. Pero yo creo (y que nadie me lo niegue bajo ningún concepto) que un anuncio puede ser una obra de arte. Por ejemplo, el calvete en blanco y negro que intentó vendernos la lotería navideña durante varios años recibió buenas críticas. Yo no les terminé de pillar el gustillo a sus promociones, pero la verdad es que los anuncios estaban muy bien hechos, cuidando todos los detalles, y eso le llega al que lo ve desde el sofá. Aunque la verdad es que yo, más que del calvo (ese de la lotería, eh? no el del atún, ni el del Mr. Proper, ni el de Telecinco que ahora es de la Sexta), soy de esperar cada año los famosos anuncios de Freixenet. Porque son este tipo de anuncios los que me hacen dejar lo que tenga entre manos cada vez que los oigo. Por supuesto, no cuento para nada con que los demás coincidan conmigo, pero aquí dejo los que para mi han sido los mejores anuncios de esta marca de cava que algunos ni siquiera hemos probado. ¿Será por eso que se curran tanto la publicidad, para que tooooodos nos sintamos partícipes de su lujo, aunque sólo sea desde el sofá y con el pijama puesto?

Nos vamos hasta el año 2000, cuando en un anuncio larguísimo podíamos ver a Montserrat Caballé, Ketama, Lorena Bernal... Pero si por algo se merece este hueco en mi ranking es porque aparecen Tamara Rojo y Joaquín de Luz. Vale, por aquel entonces yo no era muy consciente de quiénes eran, pero sí recuerdo quedarme embobada viendo cómo bailaban. La banda sonora es estupenda, y esto también influye mucho, pero la escena del paso a dos es mágica. O por lo menos, lo era para los ojos de una pequeña niña que ya disfrutaba del ballet.






Los que sabemos alguna cosita sobre el mundo de la danza conocemos la precaria situación de este arte en nuestro país: no hay ni un sólo euro para promocionar este sector, y todos nuestros grandes bailarines tienen que marchar al extranjero para poder hacer carrera. Y la mayoría (por no decir todos) han sido, son y serán, siempre desconocidos en su país. Aunque para contrarrestarlo, Freixenet decidió volver a contar con otro gran bailarín 7 años más tarde. Estoy segura de que, viendo a Angel Corella, muchos se decían: "Vale, conozco a la chica rubia, pero ¿de dónde ha salido este muchacho?" Yo, por el contrario, tenía siempre una cinta metida en el vídeo, esperando que saliera el anuncio para grabarlo. Todavía no lo he borrado.





Y este año nos llega con título y todo: "El color reserva". Vemos un formato nuevo, con un fondo negro que consigue que toda la atención se dirija al reconocible color dorado, el agua como único elemento, y todo el equipo de natación sincronizada, flamantes sub-campeónas olímpicas. Como único acompañamiento, un zapateado flamenco. Creo que el producto final es inmejorable.






Y como me gusta investigar por esto del Youtube, he descubierto un pequeño documental titulado "La búsqueda de la perfección". No se me ocurre mejor título para mostrar el gran trabajo que se esconde tras el actual anuncio, que no es más que un pequeño resumen de lo que para estas chicas es su día a día.





Me alegra mucho que por fin haya alguien (aunque sea una marca carísima de cava) que muestre interés y reconocimiento por los artistas que se centran en su trabajo, en vez de promocionar a famosillos, conocidos, vagos y caraduras cuyo único fin en esta vida es cobrar una pasta mil veces superior a la realmente merecida.
Si es que, al final, esto de la publicidad no va a ser tan malo.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Costumbres Navideñas

Pensad en una buena forma de empezar las vacaciones. ¿Ya? Vale. ¿Lo que habéis imaginado incluye una indigestión? La mía tampoco. Pero es una pena que nuestras opiniones no se tengan en cuenta.
Para ser sincera, el fin de semana empezó de forma inmejorable: con una gran comilona. Y es que la tía del "pariento" se ha jubilado (y cumplido 65 años, claro) esta semana, y lo ha querido celebrar invitando a toda la familia a comer: jamón, paté, frititos, chuleta, ensalada, dos tipos de tartas... y un buen paseo por el pueblo para bajar la comida y tomar contacto con las frías tardes alavesas. Cuando la capa de hielo de los coche empezaba a ser más que evidente, decidimos arrancar el nuestro y bajar a Bilbao. Además, íbamos a tener el tiempo justo para bajar hasta la feria de Santo Tomás. O lo que quedase de ella.
Para los que no son de la zona, en principio esta feria no es más que otra del montón en la que se venden productos típicos de la tierra. Pero sólo en principio. Porque el "verdadero sentido" de la feria en la actualidad consiste en ingerir sidra y/o txakolí sin límite, desde primera hora de la mañana si se tercia, y en determinado momento comerse un talo (una torta de harina de maíz) con chorizo, o morcilla, o lomo, o bacon, para que haga un poco de fondo en el estómago. Pero vamos, que tampoco me parece a mi na' del otro mundo. Pero mira que a mi eso del talo me gusta, y al "pariento" le encanta el pastel vasco que siempre venden en estas ferias. Así que al llegar otra vez a la capital miramos el reloj: a ver, las 9 de la noche. Muy bien, una hora estupenda para cenar. La feria estaba en las últimas, y los feriantes también. Sólo encontramos calles llenas de basura y de gente con botellas de sidra bajo el brazo. Nos tuvimos que recorrer 3 puestos hasta dar con uno en el que quedase morcilla, porque no soporto esos chorizos que en el 90% son sólo chorreante grasaza. Yo esquivaba borrachuzos mientras el pobre me seguía con su talo medio frío en una mano, y el pastel vasco en la otra. Encontramos lo que parecía ser el único sitio donde quedaba morcilla, pagué los 5 € religiosamente, y nos fuimos para casa con la cena en el estómago. Lo que iba a ser una noche tranquila de cutre-película, empezó a cambiar cuando empecé a notar esa sensación que indica que algo en tu estómago no va bien. Nada más llegar me quedé dormida, y volví a la vida con la cabeza como un bombo y el estómago completamente del revés. Mi enfermero particular me preparó una manzanilla, aderezada con una aspirina, que pocos minutos más tarde se fueron por el váter junto con parte de la comida y la guarrada del talo, o la guarrada de la morcilla. ¿Pero se puede saber qué historias me dieron a cambio de mi billete de 5 €? ¿Es que acaso no era más que un montón de harina cruda, mezclada con agua? El caso es que esperamos a que mi aparato digestivo se estabilizase para volver a mi propia casa, tomando el relevo mi siguiente enfermera. Su primera labor fue preparar una nueva manzanilla acompañada de otra pastilla para la cabeza, puesto que huelga decir que las anteriores no me iban a servir de mucho. Una tercera manzanilla consiguió por fin calmarme el estómago gracias a otra visita al baño, por donde se volvió a ir todo lo que había tomado. Después de esto ya sólo quedaba maldecir de nuevo la feria, el talo, la morcilla y a la madre del cocinero, otra manzanilla, otra aspirina, y a dormir. Esta vez, del tirón.
Hay que ver qué cositas nos prepara la vida ésta, que hace que nunca me ponga enferma, pero en los últimos 3 años no me he librado ni una Navidad: un año tocó enfermedad colectiva en la familia, con desmayo y golpe contra el lavabo incluido, y el año pasado tan sólo me supuso un par de turnos perdidos en el restaurante.
Menos mal que mi estómago es bastante resistente y me he levantado con el mismo hambre de siempre, y con las energías renovadas. La mañana, puesto que no he madrugado, se me ha escapado entre la aspiradora y un viaje al trastero para subir todo tipo de adornos navideños, que ya llevaban demasiado tiempo acumulando polvo y si me descuido, me dan las uvas colocando espumillones. La verdad es que cuando era pequeña me encantaba montar el belén, poner las figuritas, las bolas del árbol... y a esa época le siguió otra en la que intentaba escabullirme. Desde hace unos años, la decoración navideña es asunto mío casi en exclusiva. Disfruto con todos esos tópicos que la mayoría califica de "consumistas" (en mi defensa diré que el árbol artificial que se coloca en mi casa es más viejo que yo).
Y una vez que tenía el espíritu navideño hasta en el tuétano, lo mejor era no cambiar de tema bruscamente. Así que he convencido al "pariento" para que pasásemos la tarde en ese pequeño Central Park que se ha instalado en Bilbao gracias a una pista de hielo, que cuenta hasta con un arbolito de navidad en el centro. Ha sido realmente divertido, y lo mejor de todo ha sido que he recordado cuánto se puede disfrutar viendo cómo los demás disfrutan a su vez.
Así, con los deditos de los pies todavía helados, tocaba volver a casa, para cenar y meterme a la cama, que algunas mañana tenemos que madrugar para cumplir con las obligaciones. Aunque en cuanto termine las clases, pienso ir a patinar, esta vez sobre asfalto, porque no soporto quedarme en casa. Eso sí, prometo que no tardaré en volver para dejar constancia de todas las veces que me han tenido que ayudar a levantar del suelo.
Tengo la más firme intención de pasar unas fiestas estupendas, y ésta será la forma de no olvidarlas nunca. Palabra.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Vuelve por Navidad

¡¡Lo he conseguido!! No ha pasado ni un mes desde la última vez que entré aquí a escribir unas letritas... Bueno, vale, sé que si me hubiese retrasado media hora más hubiese tenido que empezar con otra frase... Pero ¿es verdad o no lo es? Pues ya está, y punto pelota.
A ver, el mes pasado ya tuve el tema un poco abandonado, pero la verdad es que llevo unas semanitas de locura. Sí que hubiese podido sacar un ratito para llevar esto adelante, pero me enrollo con demasiada facilidad y luego se me descuadran los apretados compromisos (ais, es que tengo una agenda que ni los Reyes Magos jeje). Y que también tengo derecho a hacer un poquito el vago (pero sólo un poco, ¿eh?)
Y mira que acabo de echar mano del calendario-agenda donde voy apuntando todo, todito, todo, y tampoco es que haya sido un gran mes...
Lo más importante es que esta misma semana nos han llamado para darnos las notas de ballet. Respecto al tema, me limitaré a decir que estoy contenta. Podría haber sido mejor, pero viendo lo que les ha caído a otras compañeras, o incluso a otras escuelas... vamos, que me quiten lo bailao'. Hoy mismo nos han dado vacaciones en el estudio, porque dicen que hemos trabajado mucho y que nos merecemos 2 semanas de descanso. ¿Pero ahora qué hago yo tanto tiempo sin nada que hacer? Si es que me quejaré de no tener tiempo para nada, pero luego lo echo en falta. Bueno, de momento me he apuntado a unos cursillos de ballet organizados por la Asociación Cultural de Danza de Getxo, y voy a ir a 3 clases impartidas por Mercedes Villanueva, ex-bailarina del Béjart Ballet Lausanne. Vamos, todo un lujo que ya estoy esperando con impaciencia. Acabo de empezar las fiestas y ya estoy deseando volver...
Y otra cosa que últimamente me está ocupando bastante tiempo es eso del comer. Es lo que tiene la Navidad, que el chocolate me asalta tras las esquinas, y en una semana ya he recibido como Christmas Gift 3 tipos diferentes de dulces y chocolates (que por supuesto, ya han "volado") A esto hay que sumarle las comidas-cenas-quedadas navideñas. A saber: hace 2 semanas estuve comiendo con unas amigas de ballet, la semana pasada tocó la cena de clase, ayer hicimos una merendola en el instituto (si, eso, como cuando éramos pequeñajos, con sandwiches de Nocilla incluidos), mañana tengo una comida familiar, y la semana que viene otra comida de todo el curso de ballet con profesora incluida para celebrar las notas. Ah, y que no se olvide Nochebuena, Navidad, Nochevieja, año nuevo y Reyes (así, en orden y todo) y una comida con las amigas de toda la vida que espero que tenga fecha pronto.
Vamos, que con el estómago todavía lleno, he conseguido sacar unos pequeños ratitos para empezar con el ritual de compras, que poco a poco me lo voy quitando de encima. Lo malo es que todos los años me acababa comprando algo para mi, aunque sólo fuese una triste camiseta para rentabilizar el viaje a la tienda, pero este año me he decantado por esos cursillos de ballet, y los billetes de papel no consigo estirarlos más. Así que voy de tiendas como quien pasa por delante de una pastelería mientras está a dieta: procurando mirar lo justo, para evitar disgustos.
Bueno, el caso es que en vacaciones, cuando todo el mundo escribe eso de "volveré dentro de 2 semanas", yo vuelvo con las ganas acumuladas. Durante todo este tiempo tampoco me he ido del todo, porque algunos ya habréis visto que visito puntualmente vuestros blogs, porque no me gusta quedarme descolgada. Y yo, en menor medida, he ido dejando pequeñas cositas en el Fotolog. Así, ya conté lo del corte de pelo que vino a confirmar que las peluqueras no entienden eso de "no quiero cortar mucho. Vamos, que me lo pueda recoger bien con una coleta", lo de los cursillos de flamenco a los que iba con nocturnidad y alevosía, o todo lo que disfruté viendo a Sara Baras en el teatro... No es que lo haya cambiado por esto, pero con la historia de subir la foto de turno parece que no es necesario escribir tanto, y así me mantengo al día sin invertir demasiado tiempo.Así que aquí estamos, con un montón de tiempo que seguro que al final no me da para nada: comilonas, compras, este domingo va a ser el día oficial del espumillón y la guirnalda en esta mi casa, algo que tendré que ir estudiando, cursillos de ballet, las clases de Pilates que tengo que seguir dando, hay un concurso de diseño en el que me gustaría probar suerte y todavía sigo sin una buena idea, por las mañanas me gustaría salir a patinar para no apoltronarme en casa, y hace unos días que empecé una limpieza de armario que tengo a medias (ya se sabe que intentar ordenar un cajón, y acabas desbaratando otros 3), y si puedo, me gustaría poder darme un buen masaje mientras todavía lo pueda calificar de "capricho", porque la verdad es que cada vez está más cerca de ser una necesidad urgente.
Ah, novedad de última hora que acabo de confirmar: no me ha tocado la maravillosa cesta que sorteaban en uno de los centros de jubilados. Mira que era tan sencillo como que el cupón de hoy de la ONCE acabase en 7, 23 o 62, pero se ha decantado por el 94. Pues nada, ahora tengo 6 € y unos cuantos turrones menos.
Y con este último avance, yo me voy a la cama, que mañana no quiero lucir ojeras delante de la familia, que eso queda muy feo, hombre...Ahora sí lo puedo asegurar: volveré pronto.

P.D. Si alguien ha entrado por aquí después de la hora señalada justo aquí debajo y todavía no se había topado con esta entrada, es porque la página ha decidido hacerme una jugarreta y no cargarse. Aunque, como maravillosa excepción, se me había ocurrido copiar todo en Word antes de darle a “Publicar entrada” y que todo desapareciese ante mis ojos. Pues si esto es un intento de que se me quiten las ganas de volver pronto… van listos ¡ja!